Capítulo 48 El Principio Del Fin

116 18 7
                                    

Hay un capítulo anterior por si no les llegó la notificación.


-¡ALTO!- Exclamé al llegar al lugar donde se encontraba Betzzaveth, ella me miró- No habrás los portales, todo fue una trampa, quería traernos aquí para que lo demonios pudieran salir al mundo humano- Frunció el ceño.

-¿Qué?- Preguntó.

-Macristen desactivo los portales desde afuera, al hacerlo activo un sistema de protección máxima inventado por Hannibal Braus, desde adentro no puede activar los portales la misma bruja que los desactivo- Explicó Deneb.

-Por eso te quería aquí- Le dije.

-¿Qué está sucedió porqué no activan los portales?- Preguntó la directora Hood llegando al lugar seguida de mis hermanos- Reverendo ¿Está usted bien?- El asintió.

-No podemos abrir los portales, lo que debemos es sacar a los habitantes, centinelas y estudiantes que están escondidos- Ordenó él.

-¿Cómo lo hacemos sin abrir los portales?- Preguntó Elif.

-Con un portal cuántico Inter dimensional, si lo mantenemos estable podrán salir, aunque algunos tendrían que ayudar a contener los demonios- Aportó Tessa- Podemos lograrlo.

-Saquen a Betzzaveth de aquí- Les ordené.

-¿Qué harás?- Preguntó Aaron.

-Acabar con esto.

-Vamos contigo- Negué- Yo puedo sola.

-Mira cómo te salió la última vez- Recordó Aaron.

-Esta vez es diferente, por favor hagan lo que les pedí y cuando terminen vienen a apoyarme- No tan convencidos pero accedieron. Les di una última mirada mientras se alejaban. Tomé un arco y dos flechas y empecé a correr hacia el risco.

Narra Tessa:

Observé como mi hermana se iba con un arco y dos flechas, había visto algo diferente en sus ojos, estaba decidida a acabar con esta pesadilla y esperaba de todo corazón que pudiéramos lograrlo. Deneb estaba un poco maltratado, así que decidimos bajar con cuidado la colina, aunque apresurados. Yo fui adelante, necesitaba averiguar un lugar que no estuviera tan transitado por los demonios, para poder abrir el portal. El cielo estaba rojo y los demonios volaban por el aire soltando gritos. Las personas las habíamos dejado refugiadas en las catatumbas del cónclave, algunos estaban muy mal heridos, otro no tenían fuerza para levantarse. Me había quedado muy preocupada por Anais, la última vez que se había enfrentado a ella había tenido que fingir su muerte, sólo esperaba que no sucediera lo mismo, todo iba a estar bien, íbamos a lograrlo. Nos detuvimos en la entrada subterránea y a unos cinco metros empecé a formar el portal con ayuda de Betzzaveth, primero iniciamos dibujando el pentagrama, yo grabé runas de retención y protección, eso lo iba a mantener estable, aunque no por mucho tiempo. Apunté hacia un árbol cercano, lancé una flecha con un cable de hierro y se enterró en medio de él, eso era por si el portal se salía de control. Asentí hacía mi hermana Elif para que ella empezará a traer uno por uno para que cruzará, Aaron lo hizo primero para recibir del otro lado a las personas. También para que su manada les diera atención médica. Poco a poco fueron cruzando uno por uno, la directora Hood estaba alerta por si algún demonio quería cruzar. Sofía estaba subida en uno de los grandes árboles para vigilar desde arriba y Elif protegía a cada persona para que cruzará sano y salvo. El portal estaba estable y lo único que podía pesar eran en terminar rápido para ir a apoyar a Anais. Escuché un ruido detrás de mí, giré mi cabeza y no ví a nadie, sin embargo mantuve mis sentidos muy alertas. Escuché el rebotar de el cable de un arco, di la vuelta rápidamente y sostuve la flecha por el aire en el momento justo antes de que llegará hacia Betzzaveth. La puse en mi arco y la lancé en la dirección de dónde venía. El hombre hizo lo mismo que yo y me apuntó de nuevo, lo miré frunciendo ligeramente el ceño. Era alto, de cabello platinado, unos intensos ojos negros y no pasaba de unos 25 años, estaba a unos treinta metros de distancia. Tomé una de mis flechas y le apunté de igual manera. Él lanzó primero la esquivé con facilidad aunque me rozó el hombro. Su intención era cerrar el portal, pero eso yo no lo permitiría. Le lancé mi flecha y decidí correr hacia él. Me recibió con un puñetazo, cuando llegué a su lugar, le di una patada lateral y le di un codazo. Nos miramos a los ojos fijamente, me tiró un de sus flecha, me agache y con mi pie lo hice caer. Me posicioné arriba de él y con el arco empecé a asfixiarlo, él me dio un golpe en la nariz dejándome brevemente desorientada, aprovecho ese instante para dar la vuelta y quedar encima de mí, sostuvo mis brazos por encima de mí cabeza. Intenté zafarme de su agarré, pero era más fuerte que yo. ¿Quién era este hombre? Parecía más como un cazador, aunque jamás lo había visto en mi vida.

Encuentros #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora