Capítulo 29 No Estoy Tan Lejos

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-Te ayudo- Dijo Derek mientras sostenía a la niña en sus brazos y la sacaba del auto para llevarla a la habitación, salí junto a él y fui directo a la casa, parecía que no había nadie así que mientras Derek llevaba a Megan a su habitación yo fui a la nuestra, estaba cansada y quería dormir un rato antes de que sirviera el almuerzo.

Anoche fue una de las mejores noches que había pasado en mí vida, pese a que no dormí nada no sentí el cansancio hasta llegar a la cama. Hablamos de todo un poco mi padre y yo y lo puse al tanto de absolutamente todo lo que había ocurrido en los últimos meses, le dije el porque tenía a Megan y también que mi padrino estaba vivo, no sabía dónde, pero estaba vivo. Él habló sobre su posible regreso a la policía, pero está vez sería aquí y la noche se fue así, entre palabra y palabra, risas y comentarios sobre mis hermanos, me había dado cuenta que mi padre era una de las personas más sabías y sensatas que conocía, su carácter se asemejaba más al de Elif. Solté un suspiro y me cubrí con el cobertor, era una de las navidades más melancólicas. Cerré los ojos y me deje llevar, perdiéndome en mis sueños. Desperté después de unas horas, aturdida y un poco somnolienta, no sabía cuanto había pasado. Me levante de la cama y fue en ese momento donde me di cuenta que seguía dormida, estaba en mi antigua casa, en mi antigua habitación, está era una pesadilla en la que no quería estar, salí de la habitación y baje hasta el vestíbulo. Ahí estaba ella, de nuevo. Macristen la sujetaba por la espalda y le paso la daga por la garganta cortándole el cuello. Mi madre callo inerte al suelo mientras se desangraba, odiaba este sueño, realmente lo odiaba. Ella salió por la puerta trasera de la casa dejándola sin remordimiento alguno, mis lagrimas rodaron por mis mejillas, me acerque a su cuerpo que yacía en el suelo, tenía sus ojos cerrados y por su herida aún salía ese líquido carmesí, después de tanto tiempo me preguntaba por qué tanta crueldad, ella me había hecho mucho daño, a mí y a mí familia, no le importo a quién se llevará por delante, dejo a una niña de cinco años sin madre y sin una familia. Escuché la puerta principal abrirse y cuando levante mi vista me encontré con la mirada llena de pánico de Daxon, dio un grito desgarrador y se acerco al cuerpo de ella, sus lágrimas caían sin dar tregua alguna, la tomó en sus brazos y a sujeto en su regazo mientras lloraba y acariciaba su cabello. Me partió el alma por que sabía que lo único que había hecho por años era protegerme, incluso cuando quiso hacerle creer a todos que quería cazarme, en ese entonces él sólo quería rebelarme la verdad. Todo se volvió borroso, un vértigo invadió mi estómago y de un momento a otro estaba de nuevo en el bosque, la nieve caía suave y el frío empezó a azotar mi cuerpo, dirigí mi mirada al frente y a unos metros lejos de mi se encontraba mi madre, corrí a ella y la envolví en mis brazos, ella me tomó del rostro he hizo que la mirara. 

-Hola, mi niña- Me dijo, le sonreí, ella limpio una lagrima había rodado por el rabillo del ojo.

-Mamá, estas aquí- Contesté, ella beso mis nudillos. 

-Ven, Isis, caminemos- Me tomó de la mano y empezamos a caminar por el bosque- Mi cielo, que hermosa estas- Nos detuvimos en el tronco de un árbol y nos sentamos una frente a la otra- Estoy tan orgullosa de ti, no tengo palabras para expresarlo. 

-Gracias mamá.

-Últimamente te he sentido un poco afligida y confundida, cuéntame porqué.

-Macristen no tengo ni idea de cómo vencerla, estoy muy lejos de encontrarla, mi padre, mis hermanos. Todo se me está acumulando, no tengo ni idea de como seguir, ha sido muy duro- Ella asintió, me dio una sonrisa cálida, estiro su mano y acaricio mi rostro.

-Mi cielo, no sabes cuanto lo siento. Sé que te pase una carga muy grande tus hombros- La miré mientras más lágrimas salían, ella me abrazo, me estrecho entre sus brazos y no supe más que llorar- No puedes echarte las culpas de los demás, no puedes protegerlos a todos, cariño- Se separó de mí- Eres humana, tienes derecho a tener miedo y a desmoronarte. Quiero que sepas que... No estoy tan lejos, no me fui. Soy esa ave que viste por casualidad, soy la primera estrella de la noche, soy un ángel cuidando de ti, día y noche y deseo verte sonreír siempre, mi cielo.

Encuentros #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora