Capítulo 19 Bomba

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-¿Qué tal el viaje con mis hermanas?- le pregunté a Derek, mientras me sentaba en la barra del desayuno. Él siguió de largo a la cocina y empezó a buscar en los diferentes cajones. Habíamos acabado de llegar a la casa y sus hermanos no estaban.

-Supongo que bien, ya debieron de haber llegado a la academia donde se van a quedar- Contesto mientras ponía algo en la estufa.

-¿Cómo, no llegaste con ellas?- pregunté.

-No, me vine adelante, ellas jamás me alcanzaron. Pero no te preocupes venían con Evans y Garrye, estarán bien protegidas, además quería llegar lo más rápido posible contigo- Asentí, el vino hasta mí y me sonrió mientras acariciaba mi rostro.

-Tus hermanos me han protegido muy bien. Extrañamente Carson no se ha separado de mí. Además, creo que sé cómo cuidarme sola.

-De eso no tengo duda- me dió un beso en la frente- La directora Hood quiere rastrear a una manada emancipada, cree que pueden tener conexión con Macristen- Soltó un suspiro mientras apoyaba las palmas de sus manos en la encimera- Ojalá hubiera una forma de rastrear a Megan, quizá sabríamos si está viva o muerta- Suspiré, Derek tenía razón. Él me sirvió un poco de café y me lo dió, empecé a pasar mis manos por el vaso mientras pensaba en todo y entonces tuve un idea. Hacía mucho tiempo, mientras estaba en el instituto me ocurrió algo muy extraño, pasaba mis manos por las paredes del Castillo y empecé a tener visiones, pude ver diferentes etapas. En un libro leí que no sólo las personas tenían recuerdos, sino también los objetos.

- ¡Tengo una idea!- exclamé levantándome y caminando a la salida- debemos ir a la casa, si logro tocar alguna cosa que le haya pertenecido a Megan podré rastrearla- Tome el abrigo en el perchero, Derek me siguió.

Salimos de la casa y cruzamos la calle, estaba nevando y hacía un frío del demonio, al frente estaba aparcado uno de los autos de los Cranwell, aunque no estaba segura a cuál de los hermanos le pertenecía. Derek me abrió la puerta del copiloto y yo entré, luego él rodeó el vehículo y entró junto a mí, predio el motor y se puso en marcha. Teníamos dos problemas medianamente grandes y quizá podríamos lidiar con ellos, el primero era que la casa estaría repleta de policías por el asesinato de Calixta y el segundo, probablemente nos tomaría tiempo rastrearla en el mundo astral, al menos sabríamos si estaba viva o muerta. Derek conducía a gran velocidad por las calles vacías, lo cual era extraño por que no era muy tarde, la tormenta de nieve empezaba a intensificarse, por suerte ya nos estábamos aproximando a la residencia. Decidimos dejar el auto a una cuadra de distancia, así no levantaremos sospechas, así que lo estacionamos en la esquina. Abrí la puerta y me bajé, mientras me ponía los guantes para cubrirme del frío, aunque no los necesitaba. Llegamos a la casa, raramente no había nadie, la casa estaba vacía y en completa oscuridad y en la puerta estaba la cinta amarilla que indicaba "no pasar" Nos detuvimos un momento, al frente de la casa había una patrulla de policías, fueron los únicos que ví. Le indique a Derek que me siguiera hasta la parte de atrás, entraríamos por la puerta trasera. Rodeamos la casa y subimos las dos pequeñas escaleras que guiaban a la puerta, la perilla estaba cerrada con llave, la puerta tenía una ventana de cristal, donde se podía ver muy bien el interior. Derek se hizo delante de mí y empuño su mano izquierda, sabía lo que iba hacer así que cerré mis ojos, no quería ver cómo atravesaba el cristal de un puñetazo. Metió su brazo en el agujero que hizo y giró el picaporte desde adentro, por último volvió a sacar su brazo. Él entró delante de mí, yo seguí sus pasos, la cocina estaba hecha un desastre, con objetos regados por doquier, el piso estaba salpicado de sangre seca y mi piel se erizo por completo, haciéndome dar un escalofrío. Camine con mucho cuidado, procurando no pisar nada que pudiera dejar huellas de mis zapatos. En la sala todo estaba peor, los muebles estaba totalmente inundados de sangre dejando un rastro en en la mesa de centro, había estampado el cuerpo de Calixta contra la mesa de vidrio, volviéndola pedazos. En la pared principal del vestíbulo había un signo de interrogación escrito con el mismo líquido carmesí. De verdad que Macristen se había esforzado por hacerlo parecer un asesinato común y corriente. Subimos las escaleras que guiaban a la segunda planta de la casa. Entre en la puerta de la izquierda, la habitación estaba intacta, no habían signos de pelea, pase mis dedos por encima de la madera del marco del pequeño cuarto y aún estaban las runas de protección que mi madre había grabado en ellas para protegerme hacía años, quizá por eso la bruja no había podido atacar a Megan. La cama estaba al frente, perfectamente bien tendida, en la derecha estaban grandes estanterías llenas de juguetes. Todo era tan y como lo recordaba a excepción del color, ahora todo era azul noche, habían pequeñas luces de noche en forma de constelaciones que se reproducen por el techo, haciéndolo ver como una galaxia.

Encuentros #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora