-¡ANAIS!- Exclamaron Elif y Tessandra que corrieron a mí desde lejos. Yo sólo podía ver la casa caía y en cenizas, una lágrima se deslizó por mi mejilla. Ellas me abrazaron y me tocaron el rostro- ¿Hermana estás bien?- Me preguntó Tessa. Asentí.
-¿La niña dónde está?- Preguntó Elif.
-Está con Margared, la están revisando- Contesté si quitar la vista del frente. Elif me dio un beso en la cien y me abrazo- Se quemó- Dije en un sollozó- El fuego lo consumió.
-¿A quién?- Me preguntó Tessa.
-Derek- Susurré quitando la mirada de la que era nuestra casa, mis hermanas me miraron sorprendidas completamente y entonces me abrazaron más fuerte- Se fue- Dije llorando- Se fue- Escondí mi rostro en sus brazos- Papá y luego él, se fueron- Sollocé.
Había pasado una hora aproximadamente desde que había comenzado el fuego que consumió todo a su paso, no quedaba nada de la casa a excepción de los escombros. Los bomberos estaban por doquier y las ambulancias también asistieron, nadie a parte de Rose salió lastimado, ella no tenía quemaduras en el cuerpo, pero había aspirado suficiente humo como para que sus pulmones se contaminaran. Benjamín le prestó los primeros auxilios y de inmediato la llevaron al hospital. Liz y Dominick se fueron con ella. Margared insistió en que me revisaran, pero yo no había querido, no quería que descubrieran que estaba embarazada. Derek desapareció en las llamas y escombros del lugar, sentía tanto dolor en el pecho que está vez lloré sin poder contenerme, grite no sólo por él, sino también por papá. No podía dejar de mirar al frente he imaginar que en esas cenizas se encontraban las de Derek, que ya no lo volvería a ver y que nuestros planes se desvanecieron como los que mi padre tenía conmigo. No podía dejar de pensar en nuestro hijo, en ese que crecía en mi vientre y que no conocería a su padre, inconscientemente me toqué el vientre, lo único que me quedaba de él era su primogénito. Solté un grito desgarrador, me zafé del agarre de mis hermanas y caminé hasta la casa que había vivido el último año, me arrodille en la tierra y la empuñé en mis manos. En el bosque vi a mí hermano en su forma animal, sus ojos amarillos me miraron, alzó la mirada a la luna y aulló en señal de caída. Esto sólo tenía un nombre Macristen; "Acabaré con todas las personas importantes para ti, Anais" Me había advertido un mes atrás y yo en mi estúpida idea pensé que podría salvarlos. Había acabado con los dos hombres más importantes para mí, había acabado con mi mundo entero. El primero me amo como nadie podría llegar hacerlo, me tuvo en sus brazos desde que era una niña y me calmó cuando tenía el corazón roto. El segundo a pesar de todo siempre estuvo conmigo, me apoyó en mis momentos de oscuridad y respeto cada una de mis decisiones aún cuando no estuviera de acuerdo, me contó su pasado, me brindó una vida, me dio felicidad y me regalaba una familia. El gran amor de mi vida, el padre nuestro futuro hijo y mi protector por años, incluso cuando no se encontraba ahí. Mi vida se había acabo, se habían ido los motivos por los cuales vivir, se me había acabado la vida entera. Sólo pude llorar, ahí, arrodillada, en las cenizas de la mansión, en lo que quedaba de nuestra felicidad. Mis lágrimas acompañadas de sollozos no se detenían, jamás me había sentido tan sola y abandonada rodeada de tantas personas que me apoyaban y me querían. No sé cuál de mis dos hermanas me tomó de lo hombres y ayudándome a poner de pie hizo que caminara con ella hasta el auto, me sentó en la parte de atrás y me cubrió con una manta, Tessa me miró con tanta ternura y amor que por poco logra consolar mi corazón herido, ella acarició mi rostro y me dio un beso en la cien. Aún había muchas personas al rededor y yo sólo podía imaginar que Derek saliera entre ellas y me dijera "Aquí estoy mi amor, no me fui, no me pasó nada" Lloré.
-Ana- Escuché mi nombre, levanté mi vista y me encontré con los ojos penetrantes de Carson- ¿Cómo estás?- Su voz sonaba apagada y sus ojos llorosos, aclare mi garganta.
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Encuentros #3
Vampire-Aquellos que hemos sido víctimas de una injusticia, sólo nos quedan dos opciones para sentirnos satisfechos, la venganza, o el perdón absoluto y yo no pienso optar por la segunda. -¿Ni aún sabiendo que eres la mano izquierda de Dios?- preguntó Den...