Capítulo 35 Rompiendo la Maldición

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-¿Estás seguro de lo que estas haciendo?- Preguntó Elif a Garrye- Me la miedo la sangre de demonio de Anais.

-Sí, no es procedimiento difícil. Por el brazo izquierdo le ponemos un intravenosa a Ana que conecta al brazo de Tessa pasándole su sangre, y se la mantenemos en su organismo hasta que cure los daños y por el derecho se la sacamos y le ponemos otra, es sólo para que la cure- Explicó, sentí el pinchazo en mi muñeca de la aguja entrando a mis venas- Todo estará bien, no se preocupen.

-¿Seguro?- Preguntamos Tess y yo al unísono.

-Chicas conteste con sinceridad. ¿Cuándo les he fallado? Realmente me ofende- reí por lo bajo. Poco a poco sus rostros se desvanecieron mientras caía en la inconsciencia completa.

Abrí los ojos en el típico bosque que ya conocía perfectamente bien, algo me decía que poco a poco estaba aprendiendo a manejar mi don, ya tenía más poder sobre él y me resultaba más fácil venir al mundo onírico que en ocasiones pasadas. Me encontraba sola por ahora, aunque me daba la impresión de que pronto vendría Samirah. Aunque antes de hacerlo, quería ver cómo había herido Macristen a mi hermana. Cerré los ojos y me trasladé a los recuerdos de ella, pasaron rápidos y no alcance a ver mucho, ella estaba encima de un árbol y con una puntería más que certera le clavó una flecha a un hombre, después peleo con una mujer, y por último se encontró con Elif al final del bosque. En el fondo del lugar, en un sitio oscuro y apartado la vi, su error fue separarse de nuestra hermana he ir hacia ella, pero al llegar allí no estaba, había sido un espejismo. Vi como la atravesaban de lado a lado, al principios parecía sorpredida y luego él aturdimiento del dolor, me lleve las manos a la boca, si no supiera que era un sueño, habría muerto del susto. Posiblemente sintió el dolor penetrarla hasta los huesos, ella agacho la mirada y vio la espada. Soltó un desgarrador grito cuando ella la saco dejándola caer al suelo mientras se desangraba. La irá empezó a hacer hervir mi sangre, sabía que estaba en sus recuerdos, pero no dejaba de sentir rabia. ¿Cómo se atrevía a lastimarla? Era una niña, cerré los ojos, apreté los párpados y cuando los abrí de nuevo estaba otra vez en el bosque. Trague saliva nerviosa, Macristen estaba dispuesta a llegar muy lejos contar de llevar a cabo de maldita guerra y debíamos impedirlo a toda costa, ella tenía dos objetos de creación divina y nosotros debíamos reunir los que faltaban para que ella no pudiera poner sus garras en ellos. El problema era que no sabíamos donde estaban, la manzana del Edén estaba con una supuesta hermandad prácticamente extinta, el observatorio se encontraba en el mundo astral, no tenía ni puñetera idea de cómo ir allí y la dichosa espada se había pedido hace siglos. Jodida suerte la mía. Todo empezó a temblar y un horrible dolor me penetró el cuerpo entero, caí al suelo mientras me removía en las hojas caídas de los árboles. Samira apareció en mi vista, sentía que cada hueso de mi cuerpo se partía en mil pedazos, solté un grito, no entendía que pasaba, no sabía que ocurría. Ella puso la palma de la mano en mi frente, dijo algunas palabras en griego y luego aparecimos de nuevo en la habitación del hospital, Samirah me sostenía fuerte de los hombros no sabía cuánto iba a aguantar. En las dos camillas estaba Tessa y en la otra estaba yo, mi cuerpo estaba convulsionado mantenía con los ojos cerrados y en mi cuerpo se notaba como mis venas estaba marcadas y de un color casi negro parecían raíces de árboles. Garrye me sostenía las manos y las piernas.

-¡Quítalo, Garrye, quítalo!- Exclamó Tessa- La estas matando, tenemos que quitarle la intravenosa.

-No, aún no estas curada. Tessa esperemos unos momentos más- Le dijo Elif. Tessa se quitó de forma brusca la intravenosa de sus brazos.

-¿Estás loca?.

-Te estas muriendo, Anais, debes volver rápido- Dijo Samirah, me miró a los ojos, el dolor penetrante desapareció y no supe más nada.

Encuentros #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora