Capítulo 44 Derek

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Escuche su grito al fondo del pasillo, un grito desesperado lleno de dolor y angustia. Llamaba su nombre como tratando de despertarlo, despertarlo de su ensoñamiento, fue algo tan desgarrador. Sólo pude quedarme en silencio sentada en esa silla el pasillo 3, en el ala oeste del hospital dónde habían traído el cuerpo de mi padre. El tiempo pasaba tan lento, mis manos manchadas de su sangre, en mi ropa tenían su vida. Había muerto en mis brazos, sólo puede llorar en silencio con la mirada solemne, en mi mente se repetía una y otra, y otra vez el sonido de los disparos que acabaron con su vida. La sonrisa cínica de la bruja, sus palabras en mi mente. Podía verlo en el suelo tirado desangrándose, oía perfectamente bien sus últimas palabras y la sonrisa que se formó en sus labios, incluso después de haberlo traído, seguía con ella. La vida había sido tan injusta, tan malditamente injusta, no le permitió tiempo para disfrutar su futuro nieto o de sus futuros nietos. La muerte era una hija de perra. Gire mi vista hacia la puerta donde mis hermanas habían salido, Tessa no soporto el peso de su dolor y cayó arrodillada, en el tenebroso silencio y la paz del hospital se escuchaban los sollozos de una adolescente de 17 años que acaba de perder su padre. Elif seguía adentro y yo estaba ahí, procesando aún todo lo que había sucedido. Me puse de pie y camine lentamente hacia mi hermana menor, me arrodille al igual que ella y solamente la abrace, ella se aferró a mí mientras hablaba cosas que no entendía, gemía y repetía una y otra vez "Mi papá, mi papá no" la puerta volvió a abrirse y ahí estaba Elif que caminaba exageradamente lento, recostó su escala contra la pared y se deslizó hasta sentarse, tenía su rostro cubierto por las palmas de las manos y lo ojos cerrados, apretaba los párpados como si con eso pudiera curar el dolor emocional que estaba sintiendo. Unos pasos apresurados se escucharon llegar, Elif se puso de pie rápidamente y corrió hasta Aaron abrazándolo fuerte, Tessandra hizo lo mismo y los tres se sumieron en un abrazo profundo y a la vez triste. Me estaba comenzado a sentir mareada de nuevo y las ganas de vomitar volvieron, mi hermano se acercó a mí lentamente se puso en cuclillas y acarició mi rostro que aún tenía rastro de sangre en él, acomodo un poco mi cabello y luego me abrazó, hundí mi rostro en la curvatura de su hombro y así me quedé un buen rato, en silencio mientras mis lágrimas caían. Era un dolor tan profundo, tan doloroso, no era ese tipo de dolor que provoca un cuchillo o un golpe. Era una agonía, un sufrimiento que se alojó en medio del pecho, sentía que me asfixiaba, me dolía incluso, llorar, me dolía cada lágrima derramada. La vida te prepara para muchos golpes, como el que te provoca la caída de la bicicleta o el dolor del pinchazo de la inyección. Te preparará para que en algún momento asumas que nadie es dueño de nadie, que todos en algún momento deben tomar caminos separados. Pero jamás te dice lo doloroso que es, jamás te dicen lo mucho que sufres, lo mucho que te lástima. Sabía que lo que hago ponía en peligro la vida de nuestra familia, pero jamás llegué a imaginar esto, jamás pensé que fuera realmente capaz de asesinarlo. Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte. Derek llegó, entro por la puerta doble del pasillo, se acercó a mí y me abrazó mientras sobaba mi cabello. Venía acompañado de Carson y Dominick. Ambos se quedaron a uno metro lejos, me separé de él y lo miré a los ojos.

-Lo siento mucho- Habló, me limpió las lágrimas de las mejillas- Marco era un gran hombre, ¿Tú estás bien? ¿No te hirió?- Negué.

-Murió, murió- Le dije conteniendo mi dolor- Lo mató frente a mí, su cuerpo estaba ahí en el pavimento, murió en mis brazos- Sollocé- No pude hacer nada, fue mi culpa, yo sabía que algo iba a suceder tenía un mal presentimiento.

-No, no mi amor. No fue tu culpa, no tenías como saberlo- Me abrazó- Nada de esto fue tu culpa, nada cariño. Debes descansar un poco, dormir.

-No, no quiero dormir.

-Pero debes hacerlo, vamos a mi casa te bañas y vuelves- Lo miré directamente a los ojos- Hazme caso, por favor- Asentí- Iré a decirle a tus hermanos- Se puso de pie. Carson que seguía un poco lejos de nosotros se acercó a mí, se puso de cuclillas y me miró.

Encuentros #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora