Capítulo 14 La Primogénita Braus

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- Anais, ¿Cuanto tiempo?- habló una voz detrás de mí, me sobresalté, conocí la voz, pero no me acordaba dónde la había escuchado. Estaba de pie en mi habitación, al frente de la ventana.

- ¿Quién eres?- pregunté.

- Has lastimado mis sentimientos, ¿te has olvidado de mi tan pronto? fuimos rivales en vida y te saque muchos momentos de enojo.

- No puede ser- di un paso atrás aterrorizada, yo lo había asesinado- No me digas que eres... ¿Acaso hice algo malo en esta vida?- lo miré, él salió de la oscuridad- ¿Por que? ¿Cristofer? ¿No estabas muerto?

- Sigo estándolo, solo que puede hacer un pequeño escape- entonces caí en cuenta de lo que sucedía, era un sueño, estaba soñando ¿Por qué estaba soñando con él?- en mi regreso escuche a Tessandra que estabas muerta pero a mi no me podías engañar, primero en este momento estoy en el infierno y no te vi allí- explicó, fruncí el ceño ante su comentario.

- No pues tan gracioso- le dije sarcástica- ¿Vienes a vengarte? Solo eres una sombra y te aviso que estás en mis sueños.

- Oye que hostilidad la tuya- se quejo- solo quería saludarte, verificar que no estuvieses muertas porque si fuese así me decepcionarías- arquee una ceja en su dirección, de verdad que era uno de los demonios más raro que había conocido- así tuviese que desafiar al mismo Diablo te buscaría para hacerte trizas por dejarte vencer de cualquier idiota. Solo yo puedo tener ese privilegio- dijo con arrogancia. Reí, ya quisiera él vencerme a mi

-Mira quién lo dice, ¿Tengo que recordarte quién te mató? Cristofer, por favor, no puedes contarle esto a nadie. Seguramente, un pedazo de tu alma se aferró a la de tu hija, convirtiéndola sin querer en un horrocrux, si llegas aparecerte en los sueños de alguien más, no puedes decirle que estoy viva- le expliqué, la verdad dudaba mucho que eso sucediera, pero era mejor prevenir.

-Primera vez que la gran he independiente Anais me pide un favor- contesto con sarcasmo- no te preocupes seré una tumba, literalmente. Pero si tu me haces un favor- Asentí- No dejes que te maten, buscare la forma de regresar a este mundo y pelearemos de nuevo.

-La verdad dudo mucho que un muerto pueda volver a la vida, pero... Trato hecho- Ambos estrechamos las manos, la verdad si no hubiera sido un psicópata dispuesto a asesinarnos a todos, con instintos suicidas me caería bien.

-Eres la persona más loca, demente y desquiciada que he conocido, Anais- y por un momento, nos olvidamos de nuestra terrible rivalidad.

-Sigues siendo el invasor mas imperceptible, si fueras un villano sin remedio creo que hubiese corrido mucho peligro, has sido capaz de infiltrarte donde quieras sin ser detectado- realmente me preguntaba cómo carajos hacía eso.

- Gracias por tu halago, sin embargo tu eres la única capaz de matar de todo, capaz de hacerte amigo de quien te quiere matar. Ejemplo, yo soy tu amigo.

- ¿Cómo es el Infierno?- pregunté de un momento a otro- ¿Mi madre está allí?.

-Es un lugar acogedor, látigos las 24 horas, gritos, quemaduras, castigos psicológicos, la diversión nunca termina, y no Ana, tú madre no está allí, al menos yo no la he visto- Asentí- ¿Seguiste con Derek?

- ¿Qué te importa eso?- evadí el tema.

-Es gracioso cuando no sabes ocultar tus sentimientos, haya abajo conocí muchas cosas sobre Derek, cosas que tal vez tu no sepas, pero no corresponde en mi decírtelo. Los muertos conocemos el presente y el futuro del que comparte algo de nosotros, Derek tiene un poder mas allá de ser un vampiro, se de donde viene, se quién es su padre, pero no puedo decirlo- estaba a punto de decir algo y entonces... Desperté.

Encuentros #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora