Capítulo 40 La Manzana Del Pecado

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DOS MESES DESPUÉS

El fuego consumía la casa, así que tomé a la niña en mis brazos la cubrí con un cobertor y salí de la habitación con ella, empecé a toser por la gran cantidad de humo que estaba aspirando, me acerque a las escaleras para bajar pero una viga cayó y nos hizo caer a ambas por los escalones, rodamos por ellos y al caer me golpee fuerte la cabeza provocando que quedará aturdida, escuchaba la tos de Megan pero no sabía dónde estaba. Me puse de pie cubriéndome con el antebrazo mi nariz y la llamé, la llamé una y otra vez pero no escuchaba su respuesta. El fuego empezaba a arrasar con todo a su paso y el techo empezaba a caerse. Carson apareció de no sé dónde y me tomó de las piernas he hizo que enredara mis brazos alrededor de su cuello, me cargo y en un abrir y cerrar de ojos estábamos afuera. Me sentía muy débil, así que él me dejó en el suelo.

-Megan- Susurré, vi como Liz salía de una de las ventanas con la niña en brazos, me puse de pie y fui a ella para abrazarla. El fuego ya había consumido prácticamente toda la casa y todos estábamos afuera, excepto alguien. Mire a Margared- Margared- La llamé- ¿Dónde está Derek?- Pregunté.

-Derek no salió- Contestó ella con lágrimas de sus ojos, negué.

-No, no- Quise correr hacia adentro de nuevo, pero me detuvieron tomándome de la cintura- ¡DEREK, DEREK!- Exclamé- ¡NO, SAL DE AHÍ, DEREK!.

ACTUALMENTE


-Anais- Me llamó Deneb, habíamos acabado de llegar al instituto y los estudiantes empezaban a llegar- Ven conmigo al cónclave, necesito mostrarte algo- Asentí, miré a mis hermanas y a la niña.

-Volveré pronto, Elif y Tessa van a mostrarte todo el lugar, en la tarde te darán tu integración y podrás empezar a entrenar- Le dije a la niña- Cuídenla no le quiten los ojos de encima- Ellas asintieron.

-Volveremos antes de la ceremonia- Agrego Deneb. Me colgué en la espalda la funda con la espada, se la daría a Deneb para que la pudiera mantener a salvo.

Tomó su estaca y grabo una runa de tele-transportación en el aire y de inmediato el portal se abrió, ambos entramos en él y aterrizamos en la oficina de Deneb, no me dio tiempo de decir nada, simplemente siguió caminando fuera del lugar, lo seguí en silencio. Venía apoyándose en su bastón. Pasamos las grandes columnas de mármol blanco, con arcos de plata, los pasillos de cerámica color beige. Bajamos los grandes escalones de caracol mientras veía cómo la gente pasaba de allá para acá. Llegamos al vestíbulo del gran edificio y al salir por las grandes puertas de madera por primera vez en mi vida vi la gran ciudad plateada. Siempre que venía no pasaba del cónclave así que no había tenido la oportunidad de observar de donde venían los soldados élites de todo el mundo, habían portales a diferentes partes del mundo, las personas iban y venían. Él edifico era una especie de catedral gigante donde se llevaba a cabo todo lo relacionado con el mundo de las sombras, era el ministro por así decirlo. Quedaba en lo alto de una colina con un sin fin de escalones. Todo estaba en medio de un bosque por que había mucha vegetación, árboles y enredaderas de flores por doquier que caía en forma de campanas de diferentes colores blancas, moradas, azules y rojas. Nos desviamos por un pequeño camino que quedaba que daba directamente a las profundidades del bosque. No se si era mi impresión pero los árboles susurraban, lo hacían de una forma casi imperceptible, el viento soplaba con furia y hacía caer pétalos de rosas consigo y el aroma a gardenias era increíble. Seguimos caminando por un sendero y de vez en cuando veía pájaros, conejos, ardillas, incluso serpientes enredadas en las ramas. Parecía que Deneb se conocía muy bien el camino hacía donde íbamos, yo realmente no tenía ni idea ni siquiera de donde estaba, simplemente me limite a seguirlo. Llegamos a una pequeña pendiente y al fondo quedaba una hermosa cascada de por lo menos 8 metros de altura y caía de forma brusca, su sonido era más que relajante, a la misma vez potente. Bajamos hasta las columnas gigantescas piedras y nos detuvimos a la entrada de una cueva, lo miré frunciendo ligeramente el ceño, él me incitó a seguir caminando junto al él. Lo hicimos por la orilla con cuidado de no caer al agua que por el medio se filtraba. Deneb se detuvo un momento y luego un luz tenue iluminaba nuestro camino, era una antorcha que había quizá, tomado de alguna pared. Llegamos a la desembocadura de unos grandes escalones hechos de mármol ¿Por qué debían ponerle escalones a todo? Bajamos poco a poco has llegar a un salón con grandes columnas de piedra, mi acompañante se alejó de mí y con su fuego prendió las demás antorchas que se encontraban allí y así pude observar mejor donde nos encontrábamos. Era una especie de guarida escondida y habían muchos estatuas y objetos en vitrinas colgadas de la pared de piedra. También había armas y en el centro de todo el lugar de encontraba una estatua de cuatro metros, arriba de un pedestal, esculpida con la forma de un ángel, sus alas extendidas en su mayor magnificencia y sus dos brazos arriba de la cabeza, sosteniendo no sé qué. Todo era realmente hermoso y antiguo, tanto, que me daba miedo tocar algo y que todo se nos viniera encima. En las paredes habían dibujos representando diferentes escenarios, el que alcanzaba a ver representaba un ser celestial entregándole a un hombre un libro o algo así, realmente no distinguía bien.

Encuentros #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora