-Anais- Me llamó Derek, solté un suspiro preparándome mentalmente para el regaño que se me aproximaba, él se detuvo en seco, frunció ligeramente- Estas herida, huelo tú sangre.
-Me hirieron, no fue nada de gravedad- Contesté, habíamos acabado de llegar a la casa, no iba ni saliendo del auto cuando Derek ya estaba saliendo por la puerta, Liz estaba detrás de él disculpándose con la mirada, asentí, James venía conmigo él había salido conmigo pero se había quedado en la puerta del vehículo. Derek miró por encima de mí hombro.
-¿No es el Detective?- Preguntó, sentí-¿Qué hace aquí?.
-Era mi amigo mucho antes de que me fuera a vivir con mi padre, hoy me atacaron enviados de la bruja y él me defendió no tuve otra opción más que contarle la verdad- Abrió sus ojos de par en par, sabía que se iba a alterar.
-Anais, cómo pudiste hacer algo así, es un completo desconocido estás consciente el peligro en el que nos expusiste, sabes perfectamente bien que ningún humano puede saber de este mundo- Realmente me estaba sintiendo como una niña pequeña siendo regañada de ese modo.
-No me regañes como si fuera una niña, le conté de mi por que no tenía opción, no es estúpido no podía mentirle en su cara. Si tú secreto lo que te preocupa puedes estar tranquilo obviamente no le conté de ustedes.
-Si no quieres que te traten como una niña, no te comportes como tal- Nos miramos desafiantes, de verdad que estaba odiando está faceta de él.
-Basta hermano- Lo regaño Carson, no sabía en que momento había aparecido- Deja de comportarte como un completo estúpido, ni siquiera le has preguntado por su herida y ya la estas regañando.
-Venía a cambiarme y decirles lo que había ocurrido, pero veo que no se va a poder, nos vemos luego- Derek me sujetó del brazo.
-No te atrevas, Anais.¿Cómo es posible que confíes más en él que en nosotros?- Preguntó.
-Por que tú me estas ocultando cosas todo el tiempo, no te atreves abrirte a mi y la única que se atrevió a ser un poco sincera conmigo fue Liz, no sé de quién me enamoré por que en este momento eres el mismo bipolar, manipulador y antipático de hace tres años. ¿Cómo me pides confianza cuando tú mismo no me la das?- él cerró sus ojos, sabía que se estaba controlando.
-Si no te importa. Anais, iré contigo- Me dijo Carson, asentí. Me giré para empezar a caminar de nuevo al auto, en serio que no sabía cómo era posible que Derek se comportará de ese modo. Entré de nuevo en el vehículo mientras James conducía. Él me miró antes de ponerse en marcha.
-Eso fue fuerte- Habló después de un rato- ¿Es tu novio?- Mire por el retrovisor, Carson nos seguía en la moto.
-Creo que estoy enamorada de él- Contesté con la mirada perdida sin restarle importancia.
-¿Crees?- Volvió a preguntar.
-Es complicado.
-¿Tanto como para hacerte dudar?.
-Tanto como para no querer hablar.
Lo odiaba, realmente lo hacía, él era la impredecible, no sabía cuando su humor iba a cambiar o cuando me iba a tratar de la mejor manera. Odiaba está faceta de él, por que hace años atrás me prometí a mí misma no estar en una relación en la me sintiera dudosa, nunca había dudado de mis sentimientos, nunca me había cuestionado sobre él. A veces me hacía sentir la mujer más dichosa del mundo, me costaba creer su cambio porque siempre me había dejado tomar mis propias decisiones sin importar lo estúpidos que fueran. Nunca me importó el pasado de Derek, después de todo, pasado es pasado, pero ahora realmente lo hacía, si confiará en mí me hubiera contado la verdad sobre la procedencia de sus habilidades, me hubiera contado que era hijo de un Demonio. En el instituto nos había dado una clase sobre los hijos del infierno, muchos de los reyes del infierno adoptan criaturas de las sombras para su beneficio, a cambio les otorgaban habilidades como ninguna otra. Sin embargo, nada de eso era gratis, la ley del intercambio equivalente. Un hombre jamás puede recibir sin dar algo a cambio, regularmente era magos o brujas. Me preguntaba, ¿qué había sacrificado Derek para obtener sus sombras? ¿qué tenía de especial un vampiro para un Demonio? Nos dirigimos hacía el hospital psiquiátrico, llevaba el papeleo correcto para sacarlo de allí y ponerlo en un lugar seguro. Sabía lo que buscaba Macristen, lo buscaba a él por que tenía la fórmula correcta para fusionar lo divino con lo demoníaco eso era lo que ella quería, quería un ejército, uno que la respaldará para una guerra que posiblemente nos cambiaría a todos, si lograba desestabilizar la balanza de los dos mundos, nuestra vida como la conocemos acabaría para siempre, la existencia de los cazadores sería expuesta al mundo mortal y eso provocaría un holocausto mortal para todos. Los mundanos no estarán nunca preparados para esta verdad, por lo regular le tenemos miedo a lo diferente, aquello que no conocemos y a pesar de que si tienen de qué temer, exponer el mundo de las sombras sería un gran desastre. El hombro me dolía muchísimo pero por suerte había detenido la hemorragia con una venda improvisada, volví a ver hacía atrás y Carson seguía pegado a nuestros talones, ya casi nos acercabamos a nuestro destino. James se introdujo por el camino de piedra y aparco en la entrada, este lugar en serio me daba escalofríos. Baje del auto, junto a mi compañero y momentos después llegó Carson y descendió de la moto.
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Encuentros #3
Vampire-Aquellos que hemos sido víctimas de una injusticia, sólo nos quedan dos opciones para sentirnos satisfechos, la venganza, o el perdón absoluto y yo no pienso optar por la segunda. -¿Ni aún sabiendo que eres la mano izquierda de Dios?- preguntó Den...