Capítulo 10 La Vengaremos

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Pov's Elif.

Una semana después del agarrón que tuvo Tessandra con Diana y de la discusión que tuve con ella, las cosas se calmaron, en gran parte, aunque Tessandra seguía indomable, en cierto modo me recordaba a Anais, siempre con esa actitud rebelde por delante. De Aaron, aún no sabíamos nada literalmente, mi hermano parecía un fantasma, mandamos a buscarlo con las manadas vecinas, no estaba. Aunque, también dudaba mucho que estuviera con alguna de ellas, no recordaba la última vez que mi hermano perteneció a una manada. Recuerdo que la última vez fue hace cuatro años, antes de que mi hermana llegará a nuestras vidas. Me miré al espejo, estaba demacrada, tenía ojeras, estaba pálida, había bajado siete kilos en el último mes, mis labios estaba resecos y agrietados, no había podido volver a dormir bien, me la pasaba en vela y no lograba concentrarme con facilidad. Solté un suspiro, las cosas debían mejorar, no podía dejarme vencer, no mientras mi familia se derrumbaba poco a poco. Ana, no se dejaría caer, así que yo tampoco lo haría. Hice una cuenca con las manos y me eche un poco de agua fresca en la cara, creo que ahora entendía perfectamente cuando Anais decía que no podía dormir y pasaba todo el día cansada. Salí del baño, lentamente me adentre a los pasillos camino a mi última clase, entrenamiento con armas, salí del castillo al patio internó, donde Tess y Evans estaban entrenando. Mi hermana sostenía un arco y Evans estaba detrás de ella vigilando como lo hacía. Mi hermana soltó la cuerda del arco y la flecha salió disparada a toda velocidad y se clavo en todo el centro del objetivo. Una sonrisa de ensanchó en su rostro y dió unos pequeños saltos aplaudiendo, tenía que admitir que tenía un buen ojo. Mi teléfono vibró en el bolsillo de mis jeans, lo saqué y era la directora Yudi Hood. Era una ex combatiente del cónclave, doctora especializada en investigación forense, nanopartículas del cuerpo y tenía una maestría en la demonología demoníaca. Trabajo para el reverendo Deneb en países cuyo nombre ni aparecían en los mapas. Le hizo la aptopsia a Cristofer y estrajo un poco de su sangre para hacer análisis con ella. El mensaje decía: "Directora Hood:
Centinela Franklyn, por favor necesito que venga a mi oficina con su hermana menor. La espero en 10 minutos ✓✓ 2:30 PM" me acerque a Tess que estaba cargando con otra flecha su arco, me vio y me sonrió ampliamente, apunto el arma en mi dirección, repitió el mismo procedimiento anteriormente mencionado y la flecha salió disparada. No tuve tiempo de reaccionar, sólo sentí el roce arriba de mi cabeza, miré por encima del hombro y dió justo en el blanco. Está mujer tenis ojos de Alcón, que peligro era.

-Demonios, Tessa. Me matarás de un susto- me dije llevándome una mano al pecho

-Sólo fue un susto, no te quejes- contesto riendo. Evans hizo lo mismo.

-Hola, Elif- dijo él- Me da gusto verte- asentí.

-Me da gusto tenerte de vuelta- Evans se fue con su madre a unas "vacaciones" a Inglaterra, pero todo sabíamos que se iba por que la muerte de mi hermana le afecto muchísimo, había vuelto hacía unos días

-Me da gusto volver.

-Tess. La directora Hood, nos está buscando, vamos- ella asintió- Te la traeré en unos minutos- el asintió sin problema. La tome de la mano y le sonreí. Ambas empezamos a caminar hasta el interior del instituto, estamos por el vestíbulo principal y caminamos por la antesala hasta llegar a la puerta de la directora. Tocamos con dos suaves golpes y después de un "adelante" mi hermana abrió. Ambas entramos. La directora no tenía más de cuarenta años. Su semblante era severo, muy dura a simple vista, nunca la había visto sonreír. Siempre traía su cabello recogido con un moño, un maquillaje perfecto y unos labios rojos que parecían aterradores. Todo perfectamente complementado con una falda de tubo hasta sus rodillas, camisa negra, blanca, azul, crema o beige y tacones de aguja. Se puso de pie y nos dió la mano a cada una.

-Hermanas Franklyn- empezó hablar- Un gusto verlas. Tessandra, me alegra saber que tus notas vuelven hacer de excelencia. Elif, felicitaciones por completar tan bien la misión hologramica de la prueba, fuiste una de las mejores en el estado- ambas sonreímos, me gustaba que me halagaran, pero me gustaba más cuando mi hermana lo hacía.

-Gracias. Directora Hood- hablamos al unísono Tessa y yo.

-En fin, síganme a los pisos subterráneos, necesito mostrarles algo- asentimos sin mediar una palabra más. Salimos de la oficina y nos adentramos al salón izquierdo, sus zapatos resonaban en el lugar en completo silencio, todos estaban en clase. La directora Yudi no era una mujer de muchas palabras, pocas veces entablaba una conversación, siempre muy estricta y con el garrote en la mano (de forma metafórica) para aplicar mano dura cuando era necesario. Pero... Cuando se trataba de halagar, felicitar o reconocer sus errores era una mujer muy humilde, era de las pocas personas que no me hacían preguntas de mi hermana. Bajamos del ascensor al descender a los laboratorios, todos los médicos caminaban de allá para con informes, análisis, papeleo, cuerpo, muestras de sangre, ETC. Nos adentramos a la segunda puerta, la cual estaba el equipo de vigilancia de toda la ciudad, aquí monitoreamos todo por medio de cualquier aparato eléctrico satélite, celulares, cámaras y GPS. Adentro estaba Garrye.

-Doctor Scott- lo saludo ella, por alguna razón, nunca llamaba por los nombre de pita sino por los apellidos- Que gusto verlo, traje a las hermanas Franklyn, como me lo pidió- el nos saludo con una ademán.

-¿Cómo están, chicas?- y nos dedicó esa mirada, sabíamos a qué se refería con esa pregunta. Mi hermana me miró, le sonreí.

-Bien- conteste por ambas- Estamos bien- el asintio, giro en su silla giratoria y perdió los monitores en las paredes y puso un vídeo de una cámara de seguridad.

-Lo que teníamos que decirles es algo realmente importante- Ella le dió play al vídeo y empezó a correr la toma, en él aparecía una puerta de vidrio, sabía que estaban en el barrio chino por el bullicio y por la decoración de fondo. Pasaron unos segundos y entonces apareció ella, Macristen, abrí mi boca con sopresa. Tessa se llevó una mano al pecho y camino hasta estar más cerca de la pantalla- Macristen no murió ese día, de alguna u otra forma logro salvarse, ahora está libre en las calles y está planeando su estocada final. Esperaba que ustedes me ayudarán a detenerla- solté un solloso y ví como mi hermana menor de secaba las lágrimas.

-¿Cómo es posible que esté viva?- preguntó ella- Mi hermana está muerta, ella estaba vinculada a su vida, por eso mi hermana de suicidó- Tessandra estaba muy enojada.

-Nuestra teoría es que, jamás estuvo vinculada a la vida de la centinela Braus, todo fue un engaño. Macristen sabía que haría cualquier cosa para detenerla, incluso, morir- nos explicó Garrye.

-No, eso no es posible. Un día antes de la confrontación con ella mi hermana la atacó, le lanzó un latigazo y le quemó la espalda, así mismo, se quemó, ella, yo ví sus marcar- conteste yo.

-Es cierto, y cuando mi hermana murió, minutos antes. Macristen se enterró así misma un cuchillo en la muñeca y la herida se le transfirió a Anais- explicó mi Tessandra.

-De verdad, siento mucho que su hermana haya muerto en vano- contesto la directora. Tessandra la miro, con todo el odio del mundo.

-Mi hermana no murió en vano- agregué.

-Es cierto- contesto Tess- Mi hermana no murió en vano- ella se seco una lágrima en su mejilla- Por que si no pudimos salvarla, te prometo que la vengaremos.

Encuentros #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora