Narra Elif.
Dos semanas después del cumpleaños de Aaron todo estaba muy tranquilo para ser verdad. Papá estaba haciendo sus exámenes para reintegrarse a la policía, aún no le daban una decisión final pero iba por buen camino. Tessa estaba alistando su maleta para volver al instituto y como yo ya había terminado seguiría yendo a la academia pero ya no tendría que vivir allí. Hoy también volvía de la "muerte" mi hermana, frente a la ceremonia de ingreso anual de novatos informarían a todos lo que está pasando y las precauciones que se tomaría de ahora en adelante. Hasta ahora todo se había mantenido oculto pero... El cónclave determinó que era mejor mantener al tanto a todos, así evitaríamos cualquier riesgos. Lo que me preocupaba era la reacción de Evans cuando supiera la verdad, no sabría cómo lo tomaría a él, al igual que a todos, no afectó muchísimo la supuesta muerte de Ana y si yo siendo su hermana, reaccione mal, no quería imaginar cómo lo tomaría otra persona. Como nuestro padre estaba trabajando Anais había decidido llevar a Megan con nosotros, además por que entre más cerca la tuviéramos más fácil sería protegerla. Mi hermana también decidió que era tiempo de empezar a entrenarla, la niña era una prodigio de sangre pura de ángel y cualquier ser oscuro mataría por tenerla, así que será mucho más fácil para ella aprender a defenderse. Guarde en el pequeño bolso todo lo necesario para hoy, tomé el pastillero del cajonero de noche y guarde las pastillas en el. Ya no las necesitaba por que mi ánimo iba mejorando, pero empezaría a dejarlas poco a poco. Mire el sobre en mis manos, mis manos temblaban y a pesar de que quería no tomar ninguna la ansía me gano y terminé por metermela a la boca, estaba nerviosa por lo de hoy, así que necesitaría relajarme un poco. Las volví a guardar rápidamente y salí de la habitación. Aaron estaba con la manada, él ya no viviría más con nosotras, sin embargo, todas las noches venía a pesar tiempo con todas. A pesar de llevar sólo unas pocas semanas veía que le había tomado mucho aprecio a Megan. Tessa estaba caminando de allá para acá tratando de explicarle a la niña cómo sería las cosas en el instituto, cuáles eran sus profesores y como debía dirigirse a ellos. Le hablo de la izadas de banderas, de las ceremonias anuales y de cómo se escogía cada arma, ella solo asentía y prestaba muchísima atención. Fui a la habitación de papá y del clóset saque la espada que estaba dentro de la funda, la habíamos dejado ahí por precaución, aunque, ahora que lo pensaba mejor eso había sido una muy mala idea. Salí de la casa, caminé hasta el vehículo y con las llaves abrí la bodega del auto dejé allí a Luz del Alba y volví a cerrar con llave. A lo lejos vi acercarse el auto de la policía y de él descendió papá. Le sonreí por que venía vestido con su uniforme y eso era una muy buena noticia, lo abrecé y felicité por si nuevo logro. Entramos de nueva la sala.
-¡Papá!- exclamó Tessa- Llegaste justo a tiempo para despedirme antes de irme- Ella se detuvo a mirarlo- ¡Ay, no puede ser. Has vuelto a la policía!- Exclamó de nuevo- Anais, a padre lo reintegraron- Ana salió de la cocina y vino a abrazarlo.
-Padre, felicidades, te mereces esto y más- Ana le dio un beso en la mejilla.
-Yo no lo hubiera hecho si ustedes no me hubieran alentado a hacerlo- Contestó- Les debo tanto mis bellas flores.
-Te felicitó mucho, Marco- Habló la niña y le dio un abrazo.
-Gracias, pequeña. Ahora me pondré a buscar una casa más grande y en un mejor barrio para las cuatro, así tendrán su espacio. No se preocupen por nada.
-Eres el que no debería preocuparse papá, tú tranquilo yo te ayudaré con eso- Le dije- Bueno vámonos hermanas.
-¿Y Megan?- Preguntó.
-Ah, no te preocupes por eso papá, me la llevaré y la traeré en la noche. Elif y yo ya no tendremos que quedarnos viviendo en la academia por que ya terminamos nuestros ciclo, así que la llevaré en las mañanas y la traeré en las noches- Explicó Ana.
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Encuentros #3
Vampire-Aquellos que hemos sido víctimas de una injusticia, sólo nos quedan dos opciones para sentirnos satisfechos, la venganza, o el perdón absoluto y yo no pienso optar por la segunda. -¿Ni aún sabiendo que eres la mano izquierda de Dios?- preguntó Den...