Obsesión fatal. ✔

|Capítulo 21|

Miércoles 08/mayo/2021

Al terminar mi trabajo, al salir de la empresa me encuentro con mi novio, quien nuevamente había estado tranquilo y en silencio el día anterior, me molestaba un poco que no contestara a mis mensajes y que después se apareciera como si nada, era bastante frustrante, pero estaba dispuesta a dejarlo pasar.

—¿Quieres ir a cenar o te llevo a tu departamento? —cuestiona incluso antes de saludar.

—A mi departamento, tengo algunas tareas de la universidad—le hago saber mientras abrocho el cinturón y me obligo a dejar de temblar.

—Amor, no hemos tenido muchas citas últimamente—me recuerda.

Si bueno, últimamente golpeas a mis amigos, te sientes celoso de los meseros y siempre terminas molesto conmigo sin importar que.

—Lo sé—finjo un puchero, guardándome mis pensamientos.

Al detener el auto ante un semáforo, saca una cajetilla de cigarrillos y toma uno para encenderlo antes de que cambie la luz provocando que tosa un poco.

—¿No lo habías dejado? —intento saber.

—Por algunas semanas, pero lo extrañaba un poco—se encoge de hombros.

Asiento mientras intento evitar toser o hacer gestos de desagrado, recuerdo que en los primeros días que convivimos le hice saber que no me gustaban los cigarrillos y recuerdo que se contenía para no incomodarme, al parecer eso ha quedado en el olvido.

—Ryan...—susurro, pero soy cortada al instante.

—Michell, basta.

—¿De qué hablas? —cuestiono, sintiendo mi voz temblar.

—Tu maldita muñeca—señala—era lindo en un inicio, amaba saber que estabas nerviosa conmigo a tu alrededor, pero eso ya ha sido demasiado, ¿aún sigues teniendo nervios después de tanto tiempo?, es un poco irritante—aprieta las manos alrededor del volante.

—Es solo que...—no sé qué decir.

—Solo deja de hacerlo.

—No puedo controlarlo.

Mierda.

Debí quedarme callada.

—Por supuesto que puedes, no es como si fuera imposible, esfuérzate un poco, deja de hacerlo, lo detesto—en su voz hay molestia, pero en la mía también.

—No es como si lo hiciera con el propósito de molestarte, así que solo cállate—le espeto—es algo que está en mí lo quiera o no, dejar de hacerlo no es tan fácil.

—¿Está en ti, así como el hacer planes para absolutamente todo? —espeta.

—Es diferente...—no me gusta hablar de eso, se lo dije a él y ahora lo está usando en mi contra.

—No, no lo es—comienza a acelerar—es igual de estúpido e irritante.

Y ni siquiera me doy el tiempo de molestarme o entristecerme por sus palabras porque estoy demasiado asustada como para hacerlo.

Ha comenzado a manejar mucho más rápido y lo único que puedo hacer es aferrarme a mi asiento

—Ryan, basta, por favor baja la velocidad—le ruego.

—No me digas que hacer—gruñe.

—No se trata de eso, por favor, baja la velocidad, estoy asustada, por favor—suplico.