|Capítulo 39|

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Martes 03/septiembre/2019

Derek Argon


Sirvo un vaso de agua para después dárselo con mucho cuidado a la mujer con manos temblorosas que lo recibe para después beberlo a pequeños sorbos.

—Gracias querido—susurra.

Asiento y vuelvo a darle de comer como si de una niña pequeña se tratara, ha perdido demasiado peso, la fuerza ha abandonado su cuerpo al igual que sus ojos cálidos, lo único que hay en ella es dolor y tristeza.

A penas termina de comer estira sus manos para tomar las mías y comienza a frotarlas con cariño, sus ojos cansados secos de tanto llorar me miran con un poco de dulzura mientras intenta regalarme una sonrisa. Con hoy son once días en los que no sabemos nada de Michell y no hay nadie tan preocupada como su madre.

Gaby Holson esta tan destruida que cualquier cosa relacionada a su hija podría matarla.

—Estás haciendo un buen trabajo—aprieta mis manos—gracias por encargarte de ello.

—No es nada—niego—los chicos y una amiga de mi sección están haciendo casi todo.

—Escuche de ello—sonríe—merecerá un ascenso a penas todo regrese a la normalidad—desvía la mirada, sin soltarme—ella...—duda un poco—¿te gusta?

—No—niego—ella solo es mi amiga, además de que ya tiene novio—recuerdo al chico que también ha ayudado demasiado.

—Bien...—parece un poco aliviada.

En los últimos días con la decaída de Gaby y con el descuido del señor Holson en la empresa he sido yo quien se ha encargado de todo, guiado por la chica que tanto me ha apoyado últimamente como la gran amiga en la que se ha convertido.

Ella y todos en la empresa son demasiados buenos en lo que hacen por lo que no dejarla caer ha sido algo relativamente fácil. Todos están haciendo lo mejor que pueden conmigo a la cabeza al igual que los chicos de la universidad quienes han ayudado creando páginas, haciendo carteles y buscando información por su cuenta, tanto los compañeros de Michell, como los chicos del equipo de básquet, todos están ayudando a su manera y les dan todo lo que encuentran a Devon Perks, quien me hace pasar todo a mí para después tratarlo con Rezetti.

Hago todo lo que puedo, hago todo lo que está al alcance de mis manos porque quiero y puedo hacerlo, pero la verdad es que... estoy algo cansado.

Todos en la familia sienten cierto grado de culpa ante lo sucedido y para nada soy la excepción, en los primeros días mi hermana estaba inconsolable porque dijo tuvieron una pequeña discusión horas antes, los Holson estaban arrepentidos de haber llamado a Cristhina, mientras que yo no paraba de lamentar el hecho de que no la lleve de regreso a su departamento.

Todos sentían culpa por sus actos, pero nadie lo decía, sin embargo, lo sabíamos porque lo entendíamos demasiado bien.

Por ello mismo todo ha estado mil veces peor, porque nadie se atreve a decirlo y a ser consolado, aun así, estamos haciendo lo mejor que podemos.

—Derek, cariño—vuelve a llamarme, sacándome de mis pensamientos.

—¿Si? —busco su mirada.

—¿Aun quieres a Michell? —sus ojos han vuelto a brillar un poco.

—Sí—digo sin dudar—en serio la amo—sollozo, sintiendo las lágrimas correr por mi rostro.

Y de esa manera es en la que por primera vez después de algunos días me permito llorar sin contenerme, haciendo que la mujer me atraiga a su cuerpo de manera protectora.

Obsesión fatal. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora