|Capítulo 31|

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Domingo 25/agosto/2019


Abro mis ojos con extremo cuidado mientras siento dolor en todo mi cuerpo.

Por algunos segundos me pienso en que he dormido jodidamente mal la noche anterior, pero a penas aclaro mi mente recuerdo todo lo que paso y me siento con ganas de vomitar.

Me muevo causando más dolor dándome cuenta de que hay cuerdas que limitan mi movilidad, estoy en una silla, amarrada de pies y manos, trago con dificultad mientras observo a mi alrededor, intentando acostumbrar mi vista a mi alrededor.

Estoy en un cuarto color crema, hay una cama en una esquina, una mesa donde hay diferentes cosas que no reconozco además del alcohol y para finalizar una ventana que me permite ver que esta oscuro, pero no soy capaz de distinguir si es de madrugada o de noche.

Respiro con dificultad mientras comienzo a sentir mi cabeza punzar, me duelen las manos, los pies y todo el cuerpo, las lágrimas comienzan a surgir y todos mis pensamientos van a mil por hora.

Mi cuerpo sube y baja con fuerza antes de sentir una mano sobre mi hombro.

—Respira—susurra logrando que deje de hacerlo—lamento que hayas dormido tanto, me sobrepase con lo que te di—lo veo caminar frente a mí las lágrimas ahora fluyen con mayor frecuencia—me alegro que hayas despertado, comenzaba a aburrirme.

—Por favor...—murmuro mientras saboreo mis lágrimas.

—No, no llores—dice casi con tristeza.

—No me toques—ruego con asco.

Se inclina para observarme y en cuanto lo veo me asusto de verlo tan diferente, es alguien completamente diferente, tiene grandes ojeras, barba, cabello largo y alborotado.

—Por favor suéltame—le pido.

—Lo haré cuando te portes bien—susurra.

—¿Por qué haces esto? —cuestiono.

—Porque te amo—es su respuesta—sé que estas enfadada por todo, pero realmente lo siento.

Toca con delicadeza mi cabello para que tras solo unos segundos plante un beso en mi frente y salga de la habitación.

Y una vez sola dejo salir todo mi miedo, frustración y molestia, mientras me pregunto por mis padres, por Cris y por Derek, me pienso en que día estoy y en lo asustados que deben estar, intento tranquilizarme varias veces, pero no soy capaz de controlar mis continuos ataques de pánico por lo que solo logro alterarme mucho más.

Tras forcejear con las cuerdas que rodean mis manos y no lograr nada, más que sangre por fin soy capaz de concentrarme en ese dolor y controlar mis ataques de pánico por algunos minutos antes de que Ryen regrese con una sonrisa torcida y charola en manos.

—Te traje un poco de comida—informa animado.

—¿Por qué haces esto Ryan? —lo miro y él solo se encoge de hombros.

—Lo hago porque te amo, tú también me amas solo estas un poco confundida—dice con calma mientras sonríe y noto como le tiembla el labio inferior mientras aprieta la charola con fuerza.

—Ryan, escúchame—ablando la voz—, si me amas, tienes que dejar que me vaya—intento.

—No, no lo haré, volverás a confundirte y te alejaras de mí—niega temeroso.

—Ryan, tienes problemas, puedo ayudarte, pero tienes que dejarme ir—intento convencerlo, el Ryan que se muestra frente a mí, tímido, exhausto y temeroso es completamente diferente al que conocía, es alguien diferente al de hace unos momentos, es alguien completamente diferente.

Obsesión fatal. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora