|Capítulo 51|

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Viernes 04/octubre/2019

Ryan Grazer.

03:18 a.m.

Abro los ojos y una vez identifico el lugar en donde estoy consigo volver a respirar con normalidad.

He soñado con él de nuevo.

Me siento en la cama mientras tomo con fuerza mi cabeza, la medicación ha dejado de hacer efecto de nuevo, él ha comenzado a hablar.

Y ello me duele y molesta, porque recuerdo mi peor miedo y veo que se ha hecho realidad.

Pero afortunadamente una de las enfermeras toca a mi puerta para avisar que va a entrar y pronto hacerlo.

—Hola Ryan—saluda con una sonrisa—feliz cumpleaños—dice mientras me entrega un vasito con las píldoras que tengo que tomar.

—Que horrible regalo—bromeo.

—Pero que dices, si es lo mejor que tengo—frunce el ceño, siguiéndome la broma.

—No tienes muchas cosas, ¿cierto? —sonrío un poco antes de tomarlas.

—Tu familia ya está aquí—comenta—por ser tu cumpleaños y comportarte estos últimos días podrás pasar más tiempo con ellos solo por hoy—hace que mi sonrisa incremente—disfrútalo—se despide antes de regresar al pasillo para continuar con su trabajo.

Estar encerrado en este lugar no es tan horrible como parece, tener el control de mi propio cuerpo y mente me agrada, aunque siempre me siento cansado, con ganas de dormir y bastante apagado.

No soy yo, pero tampoco esta tan mal.

Lavo mi cara, mis dientes e intento peinar un poco mi cabello antes de que un enfermero más regrese para llevarme a la sala de visitas donde por fin los veo.

Mamá, papá y Madeleine me reciben con abrazos, felicitaciones y mucho amor.

Ellos son lo único por lo que continúo esforzándome en este lugar.

—Felices 20—dice papá.

Y en serio es grandioso que pese al hecho de que sus rostros son idénticos, los dos me transmiten sentimientos extremadamente diferentes.

Papá me hace sentir tranquilo.

—Felicidades mi bebe—susurra mamá.

Y Madeleine me da un fuerte golpe en el brazo que consigue dormírmelo por algunos segundos, después de lo sucedido me negué a verla por días hasta que la medicación comenzó a ser más fuerte y por ende comencé a pensar con mayor claridad, ello me ayudo a entender las razones de mi amiga y volví a verla.

—Conseguimos que nos permitieran traerte un pastel hoy—lo señala mi padre.

—Eso es fantástico—me emociono, hace mucho no como nada dulce.

Al sentarnos juntos siento la mirada de alguien desde recepción, por lo que le busco entre todas las personas, pero no encuentro a nadie.

—¿Qué pasa? —quiere saber Mad.

—Nada...—niego volviendo a mirar el pastel que parece ser de mi sabor favorito.

Pero la mirada y sonrisa de mi amiga llaman mi atención, parece que esconde algo, pero en definitiva no dirá nada, así que lo dejo pasar.

—Todo saldrá bien—dice mamá tomando mi mano entre las suyas.

—No lo podemos saber—contesto.

—Tienes que recuperarte, tienes que salir de aquí, tienes que volver con nosotros, ¿bien? —veo el labio de Madeleine temblar.

—Les juro que lo intentare—susurro—lo estoy intentando.

Obsesión fatal. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora