|Capítulo 48|

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Martes 10/septiembre/2019

02:16 a.m.

Miro a mi alrededor y lo único que encuentro es ese color opaco en las paredes, no está más la mesa o cama, ni siquiera la ventana que me hacía sentir menos encerrada, solo paredes y un foco sobre la silla en la que estoy amarrada.

—Buenos días preciosa—habla a mis espaldas.

Su voz me estremece y hace llorar casi de inmediato.

—Sabes que no puedes escapar de mí...—está cada vez más cerca—sin importar a donde vayas siempre te encontrare.

La respiración comienza a sentirse pesada y dolorosa.

Cierro los ojos con fuerza y sollozo mientras el dolor en mi cuerpo se extiende.

Duele, duele, duele.

—¡Michell! —me grita sobresaltándome.

Pero estoy tan asustada de abrir los ojos que no lo hago y solo siento su cuerpo aferrarse al mío y mi rostro llenarse de lágrimas.

—Está bien, puedes abrir los ojos, estoy aquí, todo está bien.

Su voz me convence y pronto me obligo a abrirlos de manera lenta y temerosa, pero en cuanto me encuentro con el rostro preocupado de Cristhina confirmo que todo ha sido una pesadilla.

—Lo siento...—susurro sin dejar de llorar.

—No pasa nada—me atrae a sus brazos—todo está bien, solo ha sido un sueño, esto aquí, estas aquí—peina con delicadeza mi cabello.

—Parecía tan real—siento mi cuerpo temblar.

Desde que desperté, en las últimas tres noches continuaba teniendo pesadillas, por lo que la doctora a cargo creyó que sería bueno que Cris me acompañara.

—Pero no lo era—dice obligándome a verla y comenzar a limpiar mis lágrimas.

—Dime que no estoy alucinando y enserio está pasando todo esto, que enserio estas aquí y ya todo termino—susurro con dolor.

—Ya todo termino—responde, también comenzando a creerlo.

—Me aterra abrir los ojos y darme cuenta de que la pesadilla es real—continúo sollozando—no podría soportarlo.

—Pero tienes que ser fuerte, abrir los ojos y encontrarme a mí en lugar de cualquier otra cosa o persona, ¿bien?

—Bien—acepto aferrándome una vez más a su cuerpo.

08:48 a.m.

Abro los ojos debido a algunas voces a nuestro alrededor y siento a Cris a mi lado hacer lo mismo.

—Lamento despertarlas—dice una arrepentida doctora.

—Está bien—se frota los ojos Cris para verla mejor—¿sucede algo?

—Nada malo en realidad—se encoge de hombros para pronto hacer salir a los enfermeros que la acompañaban—pero ya que han despertado les tengo que dar una buena noticia—sonríe con alegría.

—¿De qué se trata? —busco saber.

—Ambas serán dadas de alta en esta semana—nos informa a lo que reaccionamos con emoción—ahora tendrán que separarse por algunas horas—se lamenta.

—¿Por qué? —hace un puchero Cris.

—Tienen que tomar un baño—nos recuerda logrando hacer muecas.

En los últimos días mamá me ha estado ayudando a bañar mientras que la mamá de Cris la ha estado ayudando a ella, pero ha sido bastante difícil por lo que preferimos no hacerlo.

Obsesión fatal. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora