Obsesión fatal. ✔

|Capítulo 52|

Viernes 04/octubre/2019

—Él dijo...—susurra Madeleine—lo siento—solloza—dijo que te dijéramos que lo sentía.

Asiento, sin ser capaz de decir absolutamente nada.

Eso ha sido por completo inesperado.

—Cariño...—se acerca su madre para darme un abrazo—en serio lamento todo lo que te paso.

—Y yo lamento su perdida—susurro, aun aturdida.

No puedo decir que estoy feliz, pero tampoco triste, no tengo idea de que es lo que siento justo ahora, es demasiado confuso.

Al final y sin escuchar realmente todo lo que dicen, desaparecen de mi vista para pronto mirar a Cristhina.

—Eso ha sido...—se calla al no encontrar una palabra, me mira y me regala una sonrisa—¿Cómo te sientes?

—No lo sé—niego con el ceño fruncido.

Solo tuve ciertos sentimientos, pero por los Grazer y Madeleine, pero no por Ryan, más bien, por lo que él había causado.

—Es raro—hablo, mirándola—estoy como en un punto neutro, no sé cómo sentirme—niego.

—Lo cual está bien—sonríe—nadie te puede obligar a sentir algo, si no te nace, no existe. Ahora todo está mejor para nosotros, pero lamento que no lo hayas visto una última vez—dice consiente de que realmente quería verlo.

Pero a pesar de eso, no me siento mal, solo quería verlo para saber su progreso, aunque tenía un poco de miedo no saber a cuál de sus caras me iba a enfrentar, solo quería verlo una última vez y el no hacerlo no ha alterado nada, por lo que soy consciente de que todo está bien.

Pero antes de que diga algo más, alguien más se lleva mi atención.

La mujer que estaba sentada en el piso con el que debe ser Ryan grita de manera desgarradora.

—Su madre—informa Derek—su madre biológica.

Ello me toma por sorpresa, sé gracias a todos que fue ella quien ayudo a Ryan con diferentes cosas bastante cuestionables, por lo que la imaginaba una mujer dura y bastante difícil de tratar, pero justo ahora, lo único que hay es una mujer destrozada por la pérdida de su hijo.

08:13 p.m.

Pese a todo, acompaño a los Grazer en su momento difícil.

No por Ryan, si no por ellos.

La mujer que hace horas se había desmayado ya estaba una vez más llorando de manera desgarradora por su hijo mientras era abrazada por Madeleine.

—Ella...—habla la señora Rachel llevándose mi atención y logrando que deje de ver a la mujer terriblemente rota—es Lisa.

—Lo sé—le hago saber.

—También lamenta lo que te hizo—toma mi mano entre las suyas por lo que le miro a los ojos—Lisa es mi amiga desde que éramos jóvenes—comienza a explicar—en la universidad paso por un evento traumático que la llevo a hacer todo lo que hizo.

—¿Qué pudo vivir para dejar que hicieran lo que hicieron con Ryan de pequeño? —mascullo.

—La violaron—suelta, sorprendiéndome—un maestro de la universidad.

—¿Qué? —es todo lo que sale de mi boca.

—Abusaron de ella repetidas veces por lo que se hundió por completo en las drogas—parece recordar con tristeza—Ricardo, el padre biológico de Ryan siempre fue una persona violenta y abusiva por lo que supo cómo aprovecharse del estado de Lisa—la mira por algunos segundos antes de regresar su mirada llorosa a mí—pero incluso en sus peores momentos siempre busco cuidar de Ryan—siento temblar sus manos—pero no lo logro aquel día—sé a qué se refiere.

—Por eso cedió—completo—y por ello busco hacer todo lo que pudiera compensar a su hijo, incluso si no estaba bien—entiendo.

—Así es—baja la mirada—no estuvo bien en lo absoluto, pero es lo que hizo—se acerca para darme un beso en la mejilla y frotar mi mejilla—cuídate mucho, eres una chica grandiosa y mereces lo mejor de este mundo—finaliza antes de darse la vuelta y alejarse.

Veo a lo lejos a los Argon, quienes, pese a no querer entrar, no dudaron en acompañarme.

Pero al final me decido por dirigirme a Madeleine.

—Me tengo que ir—susurro al abrazarla.

—Lo sé—asiente—no tenías por qué estar aquí, pero te lo agradezco—se separa para regalarme una sonrisa—creí que ya habíamos pasado por la despedida, pero incluso en esta situación me alegra verte de pie y un poco mejor—me da un corto pero significativo beso en la mejilla—cuídate Mich, yo me encargare de los Grazer, estaremos bien y deseo de corazón que tú igual—se suelta de mi agarre y camina a paso lento para unirse una vez más a la familia.

Pronto regreso con los chicos y tras una última mirada, salimos del lugar.

Esto ha sido el adiós definitivo, no volveré a ver a Madeleine ni a los Grazer jamás.

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