|Capítulo 26|

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Sábado 03/agosto/2019


Pocos días habían pasado de lo sucedido y pese a que estaba más tranquila aún era bastante tedioso salir a la calle por lo que había estado haciendo mi trabajo desde casa, aunque eso se tenía que acabar lo quisiera o no ya que regresaría a clases en solo dos días.

Mis padres no paraban de pedirme que regresara a casa y Devon no paraba de visitarnos o llamar cada hora por lo que de cierta forma estaba tranquila.

Pero lo que ya más me tranquilizaba era la presencia de los hermanos Argon, quienes no hacían las cosas extrañas, pero tampoco normales.

Regreso mi atención a la pantalla donde estamos viendo una película de comedia romántica mientras escucho a Cris reírse quien está recostada en el sofá con su cabeza en mis piernas y su hermano sentado en el sillón intentando entender el chiste de doble sentido que acaban de decir.

Me gusta el ambiente y que todos estemos vistiendo pijamas haciendo algo tan común como ver una película. Amo sentirme tranquila y segura.

—No fue tu culpa—recuerdo a mi psicóloga Claudia.

—Lo tengo claro—susurre—sé que no fue mi culpa, sé que no lo merecía, pero aun así no puedo dejar de sentir cierto asco por mi propio cuerpo, sigo sintiéndolo tocarme y me asquea.

—Michell...

—Quiero sentir asco de él, de sus acciones y palabras, no de mi cuerpo—negué mientras lloraba.

La culpa jamás existió y el asco se había extinguido casi por completo, definitivamente no era algo que se olvidaba de un día para otro, pero sin duda tampoco era algo que me iba a retener.

Lastimosamente mi tranquilidad se esfuma cuando llaman a la puerta, pese a que me siento fuerte aún hay ocasiones en las que me sobresalto por cualquier movimiento, sonido o voz.

Derek es el primero en darse cuenta de mi reacción y cuando me guiña un ojo elimina todo de nuevo, haciéndome sonreír.

Se incorpora y abre la puerta dejándome ver a mis padres, que no parecen para nada felices, por lo que me preparo para malas noticias. Estos días habían estado moviendo todas sus influencias, pero los Grazer también lo hacían así que era algo difícil y aún más porque "nada había pasado" a palabras de algunos policías y "no hay pruebas" a palabras de otros más.

Y por la expresión de Derek cuando papá termina de susurrarle algo sé que he perdido.

—¿Cómo estás cariño? —cuestiona mamá, besando mi frente.

—Mucho mejor—le sonrío—¿tenemos noticias? —le cuestiono a mi padre, quien se acerca a mí.

—Lamentablemente no son buenas—suspira frustrado—no hay pruebas suficientes, así que ese... muchacho, solo tendrá que pagar una multa—aprieta su mano formando un puño.

—Gracias a la familia Rezetti conseguimos una orden de restricción y a la primera ocasión en la que vaya contra ella, será enjuiciado—dice mamá haciéndome sonreír al instante, al igual que a Derek, por lo que llamamos la atención de la chica.

—¿Rezetti? —curiosea mi amiga.

—Cierto, tú no los conoces—recuerda mi padre, tranquilizándose.

—Te hable de su hijo mayor hace un tiempo—le recuerdo—un chico a quien conocí en un campamento de verano cuando era pequeña—señalo, con una sonrisa.

—Fue el mismo chico al que los Holson contrataron para encontrarme—dice Derek.

—La familia Rezetti es conocida en ciertos ámbitos y por ciertas personas, son en extremo fiables, personalmente no sabemos mucho de todos, solo del chico del que hablan, sus hermanos y padres—le cuenta mamá—entre generaciones hay por lo menos una persona que se dedica a lo mismo, de los que menos sabemos son detectives privados y de los que conocemos son entre investigadores o detectives igualmente serios, pero en problemas menos fuertes—finaliza.

Obsesión fatal. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora