|Capítulo 46|

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Miércoles 04/septiembre/2019

04:34 a.m.

La doctora comenzó a dar compresiones manuales, daba respiraciones y contaba ciclos.

—Uno, dos, tres—cuenta en susurros—una vez más... uno, dos, tres.

Escucha al doctor decirle que ya no hay nada que hacer, pero ella se rehúsa.

—Vamos, yo sé que puedes hacerlo—le suplica a Michell—uno, dos, tres.

Y entonces sucede, el monitor ha vuelto a sonar.

—Eso es, ya estás bien—dice mirando el dulce rostro de la chica.

Cuando todos salen y la familia es informada por lo que una vez más vuelven a respirar a, igual que la doctora quien ya se permite descansar.

05:40 a.m.

La doctora se balancea de un lado a otro en su silla, jugando como lo haría una niña mientras tiene los ojos cerrados hasta que escucha pasos acercarse, por lo que se detiene, se posiciona frente al escritorio y finge que está escribiendo algo en el teclado, cosa graciosa ya que el monitor está apagado.

Tocan la puerta a lo que ella responde con un "pase" y a los segundos se abre.

—Han llegado—informa el doctor asomando su cabeza.

Ella arquea una ceja al ver que se queda de pie en la puerta mirando el suelo.

—Adelante, no te voy a comer—intenta bromear, fallando ya que solo ha conseguido un raro temblor al hombre ahora frente a ella.

El doctor le entrega una carpeta sin mirarla, después de lo sucedido hace horas, él parecía nervioso, intimidado y fascinado ante la presencia de la doctora.

Ella toma la carpeta, agradece y pronto el doctor desaparece, se estira un poco bostezando y regresa a su posición.

Revisa las hojas, una a una descubriendo lo que ya sospechaba al estar operando a Michell.

Su secuestrado la drogaba.

Lo primero que analizaron fue el que se encontró entre muestras de sangre, se clasifico como "ciclopentolato" el cual es un fármaco en gotas usado para tratar infecciones en los ojos, sin embargo, al ser ingerido su efecto es completamente diferente pues afecta al sistema nervioso central, provocando que la víctima sea incapaz de defenderse de un posible ataque.

Otra sustancia usada había sido el ácido y-hidroxibutílico o mejor conocido como 'GHB'. Esta droga al mezclarse con el agua no presenta olor ni sabor, resultando benéfico para el delincuente, además bastan tres gotas de esta sustancia para que una persona pierda el conocimiento y en algunas ocasiones, la memoria.

El secuestrador ni siquiera había sido inteligente al seguir las indicaciones, lo hizo como quiso y cuando quiso, causando que el organismo de Michell no lo procesara e incluso permaneciera días en el, algo que la pudo matar si habría seguido ingiriéndolo. Al parecer dejo de dársela unos días antes de encontrarlos.

Esto había sido verificado al encontrar las drogas entre las cosas de Ryan.

Tras leer la información, sacar copias y dárselas al investigador a cargo, la doctora solo se dedica a pasar por las habitaciones de las chicas.

Cuando está en la de Cristhina verificando que todo está bien, ella despierta.

—Buenos días doctora—dice la chica con una sonrisa, invitando a que la doctora permanezca en la habitación.

—Buenos días Cristhi—responde regresándole la sonrisa—¿Qué tal te encuentras? —cuestiona comenzando a checar el suero y monitor.

—La verdad es que no me había sentido mejor en semanas—responde intentando estirarse un poco haciendo que se queje por el dolor.

Obsesión fatal. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora