|Capítulo 37|

2K 142 13
                                    

Domingo 01/septiembre/2019

Madeleine.


A penas la suelto mira al imbécil que llamo amigo y lo arrastro fuera de la vista de la chica que parece bastante asustada ante mi presencia. Quiero decirle que no le hare daño, que no tiene que preocuparse por mí, pero ahora mismo solo quiero golpear al chico.

—¡¿Estas imbécil?! —le grito al estar solos en la cocina.

—No me grites—pide jodidamente calmado.

—¡Tienes secuestrada a una persona! —le recuerdo señalando a la nada— ¿cómo puta madre quieres que no te grite? —le espeto furiosa.

—Madeleine—comienza a exasperarse y por ello me obligo a relajarme.

—Esto está mal Ryan, jodidamente mal—me muevo de un lugar a otro de manera inquieta—estas en serios problemas—suspiro.

—¿Por qué? —frunce el ceño, como si realmente no supiera que es lo que ha hecho.

—¿En serio lo preguntas? —suspiro—es Michell Holson—digo con fuerza—no es alguien cualquiera, su familia te sigue las pistas de cerca, no se detendrán hasta que la encuentren.

—¿Si fuera otra chica estaría bien? —parece divertirse—tal vez... ¿Selena? —se burla.

—Vete a la mierda—digo ante sus palabras, sintiendo todo mi cuerpo estremecerse.

El simple hecho de pensar en ella y en lo que tuvo que pasar me revuelve el estómago, no hice nada para ayudarla y todos los días me maldecía por ello.

Cuando Ryan me contacto para retomar nuestra amistad aún continuaba demasiado molesta con él por lo sucedido, pero a penas menciono a su nueva novia no pude evitar venir y saber de qué se trataba. Antes escuche sobre la desaparición de Michell ya que era noticia internacional, pero poca importancia le da al ser un lugar lejano, no busque nada con respecto a ella porque de haberlo hecho seguro él habría estado involucrado.

Al llegar a la ciudad me inundé de fotos de Michell por lo que la reconocí de inmediato.

—Ni con Michell Holson, ni con Selena, ni con nadie—susurro—estás haciendo las cosas mal de nuevo—intento hacerle ver—lo estas arruinando una vez más.

—No—niega—esta vez todo salió y saldrá bien—busca convencerse—eres mi mejor amiga, alégrate un poco por mí, ¿quieres? —espeta antes de acercarse a mí—tu teléfono—señala.

—Ni siquiera hay señal—le recuerdo.

—He dicho tu teléfono—extiende su mano y con furia se lo entrego para después salir de la cocina

Al regresar a la sala, la chica se pone a la defensiva, pero él solo le sonríe.

—Yo no la tengo secuestrada, solo estamos pasando tiempo en pareja—le guiña un ojo—¿verdad?

Ella asiente y él parece feliz con la respuesta, pero yo no paso por alto el miedo que reflejan sus hermosos ojos color café.

—Iré por algo, ustedes pasen tiempo de chicas—dice al abrir la puerta.

—¡Vete al infierno! —le aviento lo primero que toco, lo cual es un florero directo a la cara.

—¡Joder Madeleine! —grita intentando detener el sangrado de su nariz, busca a su alrededor y lo logra antes de lanzarme una mirada que me asusta—no hagas más estupideces—pide al salir.

Y al cerrar ambas escuchamos como cierra con llave por lo que nos estremecemos, pero apenas dejamos de escuchar sus pasos parece que tenemos la misma idea y juntas revisamos las ventanas y puertas, pero es inútil.

Obsesión fatal. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora