Miércoles 31/julio/2019
Espero impaciente mi café que pedí hace unos minutos e incluso me pienso en irme y olvidarlo ya que las palabras de Devon resuenan en mi cabeza.
—¿En dónde estás? —sonaba alterado.
—Cerca de mi departamento, salí un poco tarde de la empresa y les dije a los chicos que se adelantaran—respondí.
—Lo sé, ellos ya están aquí, no debiste separarte de ellos...—murmuro.
—¿Por qué? ¿Qué pasa?
—Conseguí lo que querías, así que apresúrate y regresa—finalizo.
Me sorprendía la rapidez con la que fue capaz de conseguir lo que le había pedido por lo que me cuestionaba un poco sobre la manera en la que lo había hecho y si había sido legal o no.
Aunque eso queda por completo de lado cuando lo veo entrar a la cafetería, pensando en que debí haberme ido antes, asustada y sin saber qué hacer, solo me adentro a los baños.
Es cierto que yo lo quería ver o saber de él, pero no así, no ahora.
Me muevo de un lado a otro en el pequeño espacio del estúpido baño mientras me pienso en que hacer, la cafetería no estaba lejos en lo absoluto, estaba literalmente al otro lado de la calle del edificio donde vivo con Cris, por lo que solo es necesario esperar.
Le envió un mensaje a mi amiga y espero, tal vez no me vio, tal vez solo fue una estúpida y mala coincidencia, solo tengo que esperar y todo estará bien.
Cristhi: No te muevas, estamos en camino.
No los necesito a los tres, no creo que sea tan complicado, pero ni siquiera soy capaz de escribirlo porque el sonido indicando que han cerrado una puerta me lo impide.
Los baños son tres y un espacio que los separa de los lavabos, y por alguna estúpida y maldita razón, cuando entre no había nadie por lo que estoy asustada ya que la puerta cerrándose no era de ningún cubículo, si no, de los baños en general.
Suspiro con pesadez y siento mis manos temblar.
Escucho toques suaves en el primer cubículo mientras avanza a paso lento y repite la misma acción en el segundo, para terminar en el que estoy.
Tres toques suaves y fuertes me sobresaltan y al ver entre el espacio de la puerta y el piso me encuentro con unas botas que lamentablemente no son de ninguna mujer.
Tapo mi boca con mis manos temblorosas y subo mis pies lo más que puedo, pero sé que es inútil.
—Mich...—susurra contra la puerta.
La puerta está a solo unos metros, debe estar cerrada por dentro por lo que solo es necesario ser más rápida, pero con mi cuerpo tembloroso sé que no sería capaz ni siquiera de verlo sin llorar.
—Mich, por favor... hablemos—ruega
Su voz y presencia me hacen temblar, pero lo que consigue sobresaltarme es la patada que le da a la puerta con fuerza.
—Abre la maldita puerta—dice sin gritar y por ello me asusto más.
—Ryan basta—pido entre sollozos logrando que se detenga.
—Extrañaba tanto tu voz—suspira—escucharla por teléfono no era suficiente—murmura—por favor sal, necesito verte, necesitamos hablar.
—No tenemos nada de qué hablar, basta—tapo mis oídos.
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Obsesión fatal. ✔
Teen FictionMichell Holson es una buena estudiante, hija ejemplar, excelente amiga, simple y amorosa Le gusta tener todo siempre perfectamente planeado, siempre tiene previsto todo, nunca pasan cosas que ella no quiere que pasen. Hasta que él llega y sacude su...