|Capítulo 53|

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Lunes 28/octubre/2019


—¿Podemos darnos unas vacaciones? —fueron las palabras de Cris.

Y razón por la que estábamos en la playa.

Miro a mi amiga dejarse caer en la cama que compartiremos por toda la semana ya que, pese a que lo intentaba, aun me costaba un poco dormir sola.

—Michell—llama, golpeando a un lado del suyo a lo que obedezco—¿Cuándo piensas hablar con mi hermano? —quiere saber—es decir, sé que necesitas tiempo y eso, pero creo que sería bueno solucionar todo de una vez—se encoge de hombros.

—Ya sé—asiento, recostándome a su lado.

Hace casi dos meses que yo había salido de ese lugar y ya llevaba varias semanas en terapia por lo que estaba progresando lento, pero seguro.

Aun había cosas por solucionar con Derek.

—Solo piénsalo—besa mi frente para pronto levantarse—aunque igual sé que Derek te esperara cuanto necesites—sonríe, haciendo que haga lo mismo, porque definitivamente tiene razón.

—¿Y tú? —decido cambiar de tema—¿Qué sucede con Rezetti?

—¿Qué sucede de qué? —frunce el ceño—hace un mes que no sé nada de él—se encoge de hombros—y la verdad estoy bien con ello—suspira—todos decían que era amor, pero no estoy segura de ello.

—¿Entonces?

—Entonces...—sonríe con gracia—pienso descubrirlo cuando lo vuelva a ver, no me acobardare ni limitare—dice segura—por el momento estoy bien—toma una botella de agua para pronto salir de la habitación—mamá se quedó una de mis maletas, iré por ella—señala—ya le avisé a Derek—desaparece.

—Idiota—ruedo los ojos.

Pero justo como lo dijo, Derek aparece tras tocar la puerta.

Aun intentan no dejarme a solas, a menos que se los pida, solo para intentarlo, aunque casi siempre fracaso.

—Aquí—me arroja una paleta que al parecer estaba por comer para después sonreírme.

Y ello me hace temblar de una buena manera.

Ver al chico que me saca sonrisas y suspiros dramáticos desde que tengo memoria siempre es bueno para mí.

Le sonrío y me incorporo, ha llegado el momento de hablar.

Pero lo único que hago es mirarlo por largos segundos con la boca medio abierta.

Él ríe ante mi extraña actitud, intento decir algo, pero no puedo, su presencia siempre me abruma, me distrae su maldito atractivo, así que quiero pedirle que se ponga una bolsa de papel en la cara, pero sé que su cuerpo también es una distracción. ¿Se molestará si le pido que se encierre en el armario mientras hablo?

—Soy consciente de que todo esto no ha sido fácil para ninguno—habla mientras se acerca, sacándome de mi distracción rara—pero lo estamos superando bastante bien y me gustaría saber en qué lugar estamos—habla nervioso.

Me alegra no ser la única que se encuentra nerviosa.

Tal vez yo le causo las mismas emociones que él causa en mí.

—No lo sé—niego—nunca lo aclaramos—me encojo de hombros intentando fingir indiferencia, pero el idiota no me lo permite al sonreír.

—Entonces... ¿Qué quieres que seamos? —cuestiona.

—Te he considerado mi novio desde los siete años, te guste o no—comento arqueando una ceja ganándome una sonrisa.

—Me gusta—asiente divertido—así que no pasa nada—susurra tomando mis manos entre las suyas—te esperare lo necesario—susurra para después acercarse y darme un beso en la mejilla.

Y amo que sea de esa manera, amo lo mucho que me entiende, amo lo mucho que se esfuerza, lo mucho que me cuida, sencillamente lo amo a él.

Aún hay miedo, aún hay dudas, pero ya no nos limitaremos, ya no nos alejaremos.

Enfrentaremos todo, enfrentaremos nuestros miedos, nuestros problemas, y lo haremos juntos.

—Gracias...—digo para pronto darle un beso en los labios.

Rápido y torpe, pero bastante significativo para ambos.


✨ ✨ ✨


Sábado 02/noviembre/2019

Cristhina Argon.


Miro a mi mejor amiga riendo mientras mi hermano arquea una ceja divertido.

Él, frustrado ante la risa la carga en sus hombros, ella suelta un grito antes de que caigan en la piscina, cuando salen y toman bocanadas de aire, Mich continúa riendo y Derek se une a su pesar.

Ambos se ven bastante felices y ello me hace feliz.

—Ellos se ven tan lindos juntos—dice mi madre a mi lado con una sonrisa.

Le doy una sonrisa mientras asiento, escuchando a mi amiga reír una vez más y divirtiéndome con las reacciones de Ernesto.

—Dile que deje de crecer—pide a su esposa haciendo un puchero mientras señala a su hija que ahora está sentada al borde de la piscina con Derek mientras patalean en el agua.

Gaby ríe antes de darle un beso a su marido por lo que sonrío mientras desvió la mirada.

—Deberías buscarlo—dice mamá refiriéndose al lindo investigador.

—Algún día lo hare—respondo ganándome una ceja arqueada.

—Esperemos que cuando tengas el valor de buscarlo él quiera hablar contigo, porque recuerda que no puedes manejar los sentimientos de otros a tu antojo, ten en cuenta que él no siempre estará interesado en ti—dice en lo que parece una advertencia haciéndome estremecer.

—Gracias por el apoyo mamá—digo haciéndola reír.

—Yo solo digo—se encoge de hombros—pero...—me entrega mi celular con el contacto de Rezetti abierto—deberías por lo menos saludar.

Y ello me hace estremecer, por lo que con mamá apoyándome decido mandar el primer mensaje, que sorprendentemente es respondido más rápido de lo que pensé.

Rezetti: Hola a ti.

Cristhina: ¿Cómo has estado?

Realmente odio las conversaciones monótonas, pero toda historia casi siempre comienza por una de ellas, así que me arriesgo.


❤❤❤

Tenia prohibido terminar esta novela sin saber que pasaba con estos dos.

💙Pueden encontrarme en Instagram como: @fer_merced💙

Obsesión fatal. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora