Capítulo editado✔️
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.Mal despierta. Parpadea varias veces y estira sus músculos, rápidamente dándose cuenta del espacio vacío a su lado, aún con los restos del calor de su pareja en las sábanas. Realmente le extraña no encontrar a Ben como todas las mañanas. Desde que ella se mudó al castillo un par de meses atrás siempre él estaba ahí para darle los buenos días.
Revisa la hora y comprueba que es demasiado temprano hasta para él, que parece que siempre que se cae de la cama para atender sus deberes como rey y que por consecuencia terminaba por despertarla a ella también alegando que esos asuntos le incumben a ella como la futura reina.
Afuera hay demasiado ajetreo. Lo dejaría pasar de no ser por el sonido incesante de las botas de los guardias resonando una y otra vez por los pasillos en grupos grandes. Normalmente no había tantos dentro del castillo. No a menos que algo hubiera pasado algo de importancia.
—Al fin despiertas, chiquita.
—Maléfica, quizás podrías despertar tu hija de una manera más cariñosa. Así das miedo. Un beso en la frente por lo menos. ¿No? Bueno— Hades ingresa por el balcón con una ligera sonrisa—. Hola, hija.
Mal mira alternativamente a los dos, totalmente sorprendida de verlos juntos sin que se estén gritando. A decir verdad también le sorprendía que Maléfica hubiese dejado la Isla de los Perdidos y estuviese ahí.
La relación con su madre no era muy buena desde que la barrera cayó y a diferencia de Hades ella no se había preocupado antes de ir a visitarla o por lo menos tener interés en si estaba bien o no. Mal consideró que era normal luego de todo lo que pasó y por eso le había dado su espacio.
—¿Qué hacen aquí?
Maléfica avanza un par de pasos.
—Quiero mi cetro de vuelta— exige—. Ya que eres la futura reina no debería ser problema para ti conseguirlo.
—No puedo dártelo, madre. Fue una condición que se te impuso al quedar en libertad; no más Emperatriz del Mal.
Mal se pone de pie caminando a su armario para elegir la ropa de ese día y reemplazar la pijama que lleva puesta. Encuentra un conjunto decente e ingresa al baño de la habitación mirando de reojo la reacción de Maléfica. Se ha quedado en silencio, por más increíble que le parezca.
Al salir nuevamente ve a Hades discutiendo con ella en murmullos.
—No lo entiendes, Mal— pronuncia su madre conteniendo el impulso de gritar—. Deben darme el cetro. Sin él no puedo controlar mi magia.
—Es el plan.
—¡Mal, por un demonio, sin mi cetro he dejado de ser la líder de los villanos! Ya no me siguen a mí. ¿Acaso no estás enterada de las consecuencias que implica esto?
Mal niega. Comienza a ver el timbre de frustración en el tono de Maléfica y cuando dirige la mirada a su padre comprueba, al ver su rostro serio, que aquello era mucho más grave de lo que podía imaginar.
—¿Hay otro líder ahora?— tantea, moviendo sus manos con las palmas hacia arriba para gesticular confusión.
—Sí.
Afuera el sonido de los pasos de los guardias ha incrementado. Hay demasiado alboroto. Mal echa un vistazo a la puerta donde se podían apreciar por la rendija de abajo las sombras de los hombres ir de un lado a otro. Se acerca a abrir, siendo detenida por la mano de Maléfica sobre el antebrazo.
—Escucha... todo este tiempo creí que los demás villanos se traían algo entre manos— comienza a decir la mujer—, nunca imaginé que me dejarían de lado, claro, pero fue así. Hasta ayer pude comprobar que sí planearon algo en contra de Auradon todo este tiempo.
—¿Qué?
—El tonto hijo de Bestia justo ahora está en una reunión de emergencia con El Consejo— interviene Hades por primera vez—. Hace días ha habido un ataque al norte, cerca de las montañas. No hay sobrevivientes. Tu madre y yo creemos que fueron ellos.
Mal de inmediato siente un escalofrío recorrerla al dimensionar las palabras de su papá. Un nudo el estómago aparece irremediablemente y comienza a sentir el aire escasear a su alrededor.
Aquello no podía ser cierto... No podía ni siquiera imaginar algo así, no luego de haber defendido a capa y espada la liberación de todos los que vivían en la Isla.
—Los villanos volvieron— murmura.
—Y no sólo eso. Desconozco totalmente sus planes, por lo que Auradon está completamente a merced del otro lado de la maldad.
Mal no sigue escuchando. Sale por la puerta, topandose justamente con muchos guardias que vigilan los pasillos. Al verla intentan hacer que entre de nuevo a su habitación de manera amable, pero ella está decidida a ir con Ben para informarse sobre la situación.
Camina con al menos cuatro guardias siguiéndole los pasos. En esos momentos no le importa en lo absoluto. Continúa así hasta llegar al ala oeste del castillo.
—Lady Mal— Lumiere la detiene antes de que ingrese a la sala de juntas—. El rey Benjamin pidió que nadie entrara.
—Soy la futura reina de Auradon— le recuerda—. Yo tengo que estar ahí.
El leal y fiel sirviente inclina la cabeza y se hace a un lado. Mal avanza, entrando a la sala, donde se instala un pesado y tenso silencio apenas la gente la ve.
Los ojos verdes de Mal buscan a Ben, sentado a la cabeza. En su rostro hay un ligero matiz de dolor que era muy extraño ver en él. Su corona está sobre la mesa, puede notar también que sus puños están firmemente cerrados.
—Ben— lo llama. Él se niega a verla a los ojos—. ¿Qué está pasando?
—Northern Wei fue atacado. El ejército Huno arrasó con todo a su paso— informa Adam—. Hemos mandado ayuda, pero ya no hay nada por hacer ahora.
Lonnie.
—¿El ejército Huno? ¿Ellos fueron?
—Por el momento es lo único que se sabe. Ellos dejaron un mensaje claro sobre su identidad, pero hay rastros de magia oscura— esta vez responde el Hada Madrina.
—Auradon ha entrado en alerta roja.
Hay una breve pausa y entonces Ben por fin se decide a hablar.
—Los villanos son mucho peores ahora, Mal. Esta vez... será muy difícil detenerlos.
Luego de que se haya hecho una recopilación de lo sucedido, Mal decide regresar junto con sus padres para tratar de saber si ellos saben algo más a pesar de que la reunión no ha terminado.
De camino llama a Evie. Ella responde de inmediato.
—Hola, M. ¿Qué pasa?
—Evie, junta a los chicos. Necesito que vengan al castillo rápido— Mal hace una pausa—. Es urgente. Algo malo está pasando.
—¿Nuestros padres...? — la voz de Evie suena temblorosa.
—No. O sí. No lo sé aún.
Evie no dijo nada más y colgó.
Al regresar a su habitación, la futura reina de Auradon descubre con cierta decepción cómo sus padres se han ido. Esperaba al menos que se quedaran más tiempo, al menos, el suficiente para informarla bien de todo lo que sucede.
Está tan confundida.
No puede creer que su madre esté detrás de todo. Se niega rotundamente a que todo el avance que tuvo lo haya tirado a la basura, así, de un día para otro. Recordó las palabras de Maléfica, su preocupación.
¿Qué tan grande debe de ser aquel nuevo enemigo si hasta la misma Emperatriz del Mal se preocupaba?
Muy grande. Demasiado. Más de lo que puede imaginar.
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C H A O S ¦ Descendientes
Fanfiction¿Cuánto tiempo se habría esperado que la paz durara en Auradon luego de que la barrera fuera derribada? ¿Acaso los héroes habían planeado un plan de contraataque en caso de que los villanos decidieran alzarse nuevamente en su contra? El caos se desa...