Capítulo 18: Encuentros

1K 101 127
                                    

La mitad de la noche, en medio del bosque, dos corazones opuestos se encuentran por primera vez luego de más de veinte años separados.

Él está de espaldas, con las manos enlazadas, silbando una tonada triste. De un momento a otro siente la presencia de la mujer que ha sido su eterno tormento personal. La reconoce de inmediato.

La conexión que los une no se ha ido y comprobarlo solo lo hace sentirse peor.

-Morgana...

-Idiota- lo saluda con molestia.

Merlín sonríe con nostalgia. Es la misma sonrisa que ella recordaba, pero cubierta con una barba que sólo lo hacen ver más maduro. El paso de los años se ven reflejados en las arrugas de las esquinas de sus ojos, sin embargo, eso no le quita el encanto que en sus años de juventud la atrapó.

-Ha pasado tiempo.

-No vine aquí para que dijeras cosas obvias, Merlín. Recibí tu carta. ¿Qué quieres?

Él suspira, pasa una mano por su cabello antes de ir directo al grano.

-Quiero preguntarte personalmente si has sido tú quien ha terminado con la paz de los reinos.

-Sí.

-¿No intentarás negarlo, al menos?

-¿Para qué, si no vas a creerme?- inquiere la mujer pelinegra, deslizando una sonrisa peligrosa-. Quiero saber que harás ahora, Emrys.

-Detenerte.

Se retan mutuamente por lacónicos segundos, ambos inmersos en sus propios recuerdos.

-Camelot caerá muy pronto. Arturo morirá y ni tú ni nadie va a evitarlo, maldito traidor.

-¿Traidor? ¿Me llamas traidor por evitar planes oscuros?

Merlín estira el brazo hacia el frente, sus ojos iluminandose en amarillo, al igual que los de ella.

-Yo te amaba, Merlín.

-Yo a ti también, Morgana.

Y con eso comienzan un duelo de magia que tenían pendiente desde hace muchísimo tiempo atrás.

(...)

Los padres de los VKs se han ido a revisar el perímetro, al amanecer, pidiéndole a Mal que no se movieran del lugar donde estaban bajo ninguna circunstancia.

Audrey ya estaba más recuperada, preocupada igualmente por dar con el paradero de su familia. Ella confía en que ellos siguen con vida, y si para encontrarlos debía aliarse con Mal y sus amigos, lo haría. Ellos estaban dispuestos a ayudarla al enterarse de la situación.

Todos estaban reunidos en círculo mientras esperaban a que los villanos de sus padres regresaran.

-Ben comenzó a actuar raro casi desde que todo comenzó- relata Jane-. Recuerdo su dolor al comunicarnos que Lonnie había muerto en el ataque a su hogar- baja la mirada a sus manos, reprimiendo el dolor que aquello aún le causa-. Nunca lo habíamos visto así. Doug, Audrey, Chad y yo, que lo conocemos de toda una vida, jamás habíamos conocido a un Ben tan roto y destrozado, desesperado, a merced de la presión que ser el rey le exigía y el dolor de perder a una muy buena amiga.

-Luego pareció empeorar- continúa Audrey-. Para quienes estuvimos cerca, en las reuniones con el consejo, fue más fácil de darnos cuenta. De un día para otro nos avisó que tú ya no serías la reina, y no parecía dolerle, de hecho, se veía como si nada- dice lo último mirando a Mal-. Pero lo peor vino después, cuando hubo el ataque de los hijos de villanos al reino.

-Fue como si toda la bondad en él hubiera desaparecido. Ben dejó de pensar con claridad.

-¿Fue nuestra culpa? - pregunta Evie.

-No estamos muy seguras sobre lo que pudo ocasionar ese cambio abrupto de actitud. Él no dejaba de repetir que eran traidores- añade Jane, tomando la mano de Carlos para darle un fuerte apretón-. Nosotros no le creímos. Las circunstancias, lo que estaba pasando, nos hicieron desconfiar de lo que nos decía.

-Ese Bennyboo ya no era el de siempre. Ahora es mucho más oscuro, más frívolo y sin sentimientos- finaliza Audrey.

Mal deja que la mano de Evie tome la suya y le sonríe a pesar de la opresión que siente en el pecho. Realmente sí recuerda a ese Ben que sus amigas describen, y le duele que nunca se dio el tiempo para evitar que sucediera. Tal vez debió estar más al pendiente, apoyarlo más...

-Lonnie no está muerta- corrige Jay, apacible.

-Sí, también nos gustaría creer eso- murmura Jane-. Pero las posibilidades de que esté viva son muy pocas. Revisé los informes de mi mamá.

-No está muerta- repite sin inmutarse.

Sus amigos no se atreven a contradecir aquello. Jay aún seguía en negación, a pesar de todo el tiempo que ha pasado. Es preocupante el hecho de que aún no encuentre resignación.

-Jay tiene razón. Mi familia no está muerta, Lonnie tampoco- apoya Audrey. Jay sonríe un poco agradeciendo que al menos alguien crea en él.

Comienzan a hablar sobre lo que harán ahora que están ahí. Hacía donde ir, por donde comenzar.

(...)

-Estoy cansado, Trek- avisa el hijo de Morgana, dejándose caer sobre el césped.

Han buscado toda la noche y parte del día a Lonnie por el bosque, en caso de que siga ahí, pues no querían volver con las manos vacías. El pelinegro ya se ha dado por vencido.

-Debemos continuar buscándola. No te detengas ahora.

-Tu obsesión por la chica es casi enfermiza, ¿sabes? No piensas con la cabeza, estás pensando con...

-¡Cállate!- le grita, furioso, alzando su espada contra él.

Kheaden ríe estruendosamente, haciendo un gesto con la mano, provocando que la espada terminará muy lejos del hijo de Shan Yu. Sus ojos se iluminaron unos cuantos segundos y solo eso bastó para debilitarlo.

-¡Es la verdad!- le recrimina Kheaden- Maldito enfermo. Pobre chica. De haber sabido que le harías tantas cosas no se hubiera quedado contigo.

-Yo no...

-Mira, idiota, mamá está muy molesta conmigo por tu descuido. Hay que encontrarla, pero no ahora. Ya nos alejamos mucho de la guarida y...

Sus instintos de supervivencia se activan en el instante en el que percibe la presencia de magia no muy lejos de donde están.

-¿Qué es...? Esto es nuevo. Quizás nuestro viaje hasta aquí no será infructuoso. Vamos.

Trek recoge su espada, de muy mal humor, siguiendo los pasos de Kheaden. No pregunta a qué se refiere, de hecho, pues él es, por demás, extraño.

Tiene la mente más jodida incluso que la suya, a veces siendo demasiado positivo, a veces siendo demasiado pemisista. Otras muchas veces es del tipo de persona que se cuestiona cosas como por qué el cielo es azul o por qué el color azul se llama color azul. Y también tiene esa faceta resentida que no era muy bonita de presenciar.

Por eso hace mucho tiempo Trekep dejó de tratar de descifrarlo.

Es el príncipe loco, después de todo.

****

¡Muchas gracias por votar y comentar!❤️

C H A O S ¦ Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora