A las dieciocho cero horas en punto comenzó la creación de la barrera.
A las dieciocho cero horas en punto un enorme rayo de magia blanca atravesó el cielo hasta un punto medio en el aire.
La magia comenzó a soldificarse, poco a poco, siendo un acto verdaderamente hermoso a los ojos de cualquiera que estuviese presenciando aquello.
Jane conocía el límite donde acabaría la barrera, por lo que los ha acompañado para despedirse, sobre todo, despedirse del chico peliblanco al que ama con locura. Estar entre sus brazos, como en ese momento, es una de las tantas cosas que extrañaría cuando no estuviera más a su lado.
—Huye conmigo— pide Carlos a Jane.
Los VK's, además de Mal, también han decidido abandonar Auradon por el momento.
Cada uno por diferentes motivos y sólo uno en común; Jay ahí al igual que Mal, no tenía a nadie, pues Lonnie no estaba ni estaría jamás, y Ben ya no era nada de la pelimorada; Evie tiene a Doug, sí, pero su cabeza y corazón son un embrollo de sentimientos peligrosos y no quería lastimar a nadie más; Carlos tiene a Jane, a Chico, pero se rehúsa a quedarse sin sus amigos.
El motivo en común era el ser perseguidos por cada guardia del reino, por supuesto. No los dejarían en paz.—No puedo dejar a mamá— se lamenta Jane—. Así como tú no puedes dejar a tus amigos. Te amo con todo mi corazón, Carlos. Ve, y por favor, cuídate mucho.
—También te amo.
Comparten un último beso.
La barrera bajando cada vez más y más.
—Retrocede, hermano. Ya está muy abajo— le dice Jay, palmeando su hombro.
—Gracias por todo, Jane. No lo olvidaremos jamás— agradece Mal, estrechando su mano.
—Salven a Auradon. Sé que son los únicos que pueden hacerlo.
Aquellas palabras dejan pensando a los cuatro. Desde atrás son observados por sus padres.
Sus manos se sueltan solo cuando ya no hay tiempo para estar así. Sólo entonces el contacto entre sus pieles se rompe, y con eso también se rompen sus corazones.
Carlos da varios pasos hacia atrás, sonríe con tristeza una vez más a Jane antes de que la barrera llegue al final.
Cuando la magia toca el suelo, éste se estremece.
La barrera ya rodea toda una sección de Auradon, impenetrable. Carlos se pregunta vagamente qué sucedería al tocarla, si podía ingresar o no. Estira una mano con la clara intención de hacerlo y comienza a avanzar de regreso.
Jane abre los ojos asustada cuando ve aquel acto. Con todo lo que pasó no tuvo oportunidad de decirles lo peligrosa que era aquella barrera mágica.
A su mente llega aquella conversación que pudo presenciar.
“—Quiero que nadie pueda si quiera tocar la barrera.— había dicho Ben—. Que nadie pueda salir, que nadie pueda entrar. Si lo hacen han de morir en el intento.”
Aquellas palabras retumban en la cabeza de Jane y ve peligrar la vida del amor de su vida frente a sus propios ojos. Por inercia comienza a correr. Grita su nombre, él no puede escucharla. Está absorto ante lo brillante que es la magia y la curiosidad de tocarla también.
—¡No, detente!
Mal, Evie y Jay miran confundidos la expresión de pánico en el rostro de la ojiazul. Ninguno sabe qué es lo que pasará si Carlos llegase si quiera a rozar la barrera y por eso no lo detienen.
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C H A O S ¦ Descendientes
Hayran Kurgu¿Cuánto tiempo se habría esperado que la paz durara en Auradon luego de que la barrera fuera derribada? ¿Acaso los héroes habían planeado un plan de contraataque en caso de que los villanos decidieran alzarse nuevamente en su contra? El caos se desa...