Capítulo 11: Culpa

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Mal nada hasta la orilla dejándose sobre la arena apenas llega. Tose un par de veces y queda boca arriba respirando con agitación. Desde ahí puede ver al dragón que es su madre perder tamaño hasta aterrizar no muy lejos de donde está ya convertida en la Maléfica de siempre.

—Lo... Hiciste— le dice sonriendo, su pecho subiendo y bajando con rapidez. Ríe—. Fue increíble, mamá.

—Tú estuviste increíble también, chiquita.

—Destruí el collar— informa mostrándole los restos—. La hipnosis terminó.

Maléfica asiente mirando el océano. El tridente de Tritón fue recuperado por el Dios apenas llegó y vio el cuerpo de Úrsula sin vida. El cadáver de la Bruja se lo llevaron también. Por algún motivo lo hicieron, y la Emperatriz del Mal no se opuso. Ya no era problema suyo.

—Ahora que Úrsula cayó Auradon debe estar a salvo.

—¡Ben!

—¿Qué? — Maléfica mira confundida a Mal—¿Y él qué?

Mal no responde y se pone de pie.

—Ve por los objetos robados a la guarida de Úrsula. Debo ir al castillo— informa—. Nos vemos después, mamá.

Para llegar al castillo tiene que atravesar el bosque, por lo que toma el camino corto que la llevarán allá. Corre entre la espesura del bosque deteniéndose solo para verificar que está yendo por el camino correcto.

—¡Mal!

El grito de Uma la detienen abruptamente. Al buscarla entre los árboles la encuentra, no sólo a ella, si no también a todos los hijos de villanos, que había visto, también fueron hipnotizados por Úrsula.

—¡Chicos!— saluda. Uma la mira con seriedad.

—¿La mataron? — pregunta—¿Mataron a Úrsula, Mal?

Mal duda en responder.

—Sí, pero...

—Eso es suficiente— la detiene Uma—. Esa bruja merecía morir por lo que nos hizo a todos nosotros, no te preocupes.

Mal respira con alivio. Por un momento creyó que Uma se enojaría con ella por haber acabado con su madre, pero no fue así. Se acerca a ellos y rápidamente se da cuenta de sus rostros llenos de miedo y arrepentimiento.

—¿Qué pasó? ¿A dónde van?

—Debemos irnos de aquí. Ya no somos bienvenidos— responde Gil.

—¿Qué?

—Estamos huyendo, Mal. Al parecer hicimos cosas muy malas estando bajo la hipnosis— murmura Uma—. Nos iremos. No queremos ser encerrados.

Mal estira sus manos para evitar que avancen.

—No pueden irse, no tienen a donde ir.

—Ben ordenó nuestra captura.

—No, él debe saber que estaban bajo la hipnosis de Úrsula. Él deberá entenderlo— trata de convencerlos.

—Nada justificará lo que hicimos. Ni tú, que eres la futura reina, puedes abogar por nosotros ahora.

—Ya no seré la reina, Uma.

—Entonces es peor. ¿Qué nos espera si nos quedamos?

Mal sabe que Uma tiene razón. Aún así debe hablar con Benjamin.

—¿Dónde están mis amigos?

Nadie sabe la respuesta a esa pregunta.

(...)

C H A O S ¦ Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora