“¿Murió? ¿Lonnie murió?”
Jay presiona con fuerza su teléfono celular contra su oreja. Cierra los ojos rogando por qué lo que dijo Mal sea un error. Una jodida equivocación.
—Por favor... contesta— pide llevando el puño cerrado contra su boca.
No pasa de un segundo tono antes de que entre a buzón de voz directamente. No sería extraño de parte de Lonnie olvidara poner a cargar su celular, al contrario, había veces en las que sucedía que no se comunicaban por varios días por ese motivo y en realidad no le molestaba mucho pues sabía que ella siempre tenía cosas por hacer.
Pero ahora... Ahora no sabe si está bien, si sigue viva. Ahora es cuando necesita hablar con ella para comprobar que no se ha ido, que la vida no le fue cruelmente arrebatada por culpa de la maldad que sabe bien que existía en la Isla y sigue existiendo ahora en total libertad sobre Auradon.
La duda lo está consumiendo. La incertidumbre de si la perdió para siempre también. Pensar en que Lonnie ya no regresará le duele como nunca nada jamás le dolió.
Vuelve a intentar, una y otra vez. No se da por vencido. La esperanza de que conteste con su dulce voz desaparece conforme más intentos pasan.
“Por favor... Lo, por favor, contesta”, piensa, desesperado.
Carlos llega y pone una mano en el celular para apartarlo lentamente. Jay para ese punto tiene los ojos rojos por el esfuerzo que hace para no llorar.
El peliblanco solo lo conforta colocando una de sus manos en su hombro, no dice nada. No hacen faltas palabras que le digan la dimensión de dolor que Jay debe estar pasando justo en esos instantes. Él le dará apoyo. Al menos hasta que sea capaz de expresar lo que siente y deshagorse en el proceso.
—Lo siento mucho, hermano. De verdad lo siento.
—No puede estar muerta. No ella. Yo lo sé. Mal se equivoca. Todo el mundo se equivoca. Tiene que ser un error.
Carlos cree que las posibilidades de que Lonnie siga viva son pocas, casi nulas, pues si los villanos atacaron no se arriesgarían a dejar sobrevivientes. No contradice a su amigo por el momento.
Si la esperanza de que Lonnie siga viva es lo que Jay necesita para no hundirse en el dolor, que así sea.
—Puedo sentir que ella está viva— afirma. Su mandíbula tensa al igual que su postura—. Y sé que la encontraré.
Talla sus ojos con fuerza, elimina todo rastro de humedad.
—Cuando eso suceda haré pagar a esos hijos de puta que se han atrevido a atacar, y si es que se le tocaron un solo cabello a ella... una muerte lenta será piadosa en comparación de todo lo que les haré.
(...)
El celular de la chica de Auradon se enciende conforme la llamada está en curso. Una mirada oscura lo observa, tiene segundos para contestar pero no lo hace. Caso contrario, sólo mira el nombre de Jay titilar una y otra vez. Chasquea la lengua.
Sabe a quién le pertenece, no es ni siquiera difícil darse cuenta por cómo está decorado. Ese celular sólo puede pertenecer a Li Lonnie. O pertenecía, en todo caso.
—Este tipo sigue insistiendo.
—Sólo déjalo, Trekep.
El chico asiático, cuyo padre fue el líder que arrasó con prácticamente todo el territorio de Northern Wei, obedece, no sin antes clavar su espada en el artefacto, dejándolo inservible.
De todas formas, la chica ya no podría usarlo otra vez.
(...)
Las Islas del Sur y Weselton han caído.
Algunos pensarían que el príncipe Hans no atacaría a su propio pueblo, pero lo hizo. Comandaba un ejército tan grande como el ejército Huno. Y, por si fuera poco, también tenía el apoyo de la magia oscura.
Arendelle por el momento no está siendo atacado pues la reina Elsa ha levantado un muro de hielo mágico, impenetrable, como defensa de emergencia. Por más que intentaron traspasarlo aún no han encontrado forma. Ya se ha pedido apoyo a la ciudad de Auradon.
Aún así... la ayuda tardaría en llegar, pues los villanos no dejarían pasar tanto tiempo antes de otro ataque. Y si hay varios ataques en simultáneo, la gente de apoyo sería insuficiente.
Que haya destrucción en todos los reinos. Que se preparen para perderlo todo.
Luego de que en Auradon estén ahora alertas por el ataque en Northern Wei no les convenía dejar pasar tanto tiempo a los villanos si es que querían seguir avanzando. Ahora actuarían con más libertad, sí, pero también presionados con las defensas que puedan tomar ahora que saben que van por ellos.
Ser impredecibles es un punto que tiene a favor y que no dudaría en utilizar.
En una ubicación desconocida estaban reunidos los principales cabecillas del plan de destrucción en contra de Auradon.
En el centro de la mesa estaba ella. La principal pensante de todo ese caos.
Nadie se atrevía a mirarla a los ojos. Le temían, le respetaban. Las personas reunidas ahí eran villanos de gran talla, pero aún así la mujer logró subyugarlos a su voluntad.
—¿Quién atacará Cinderellasberg y Charmington?— pregunta mirando a cada uno de los villanos ahí presentes.
—Dado que Úrsula debería estar preparando el ataque para el reino de Ariel, podríamos enviar a mi ejército, mi señora— opina Shan Yu—. El ataque al imperio de Mulan fue un éxito.
—O también podríamos usar a mis sombras— interviene Facilier—. Solo deberemos prometer les todas las almas que deseen a mis viejos amigos del más allá.
Observan en silencio a su nueva líder, quien señala a Facilier, dando permiso de que sea él quien se encargue de esos dos reinos.
—No me falles.
—Nunca, mi señora. Me retiro ahora pues debo ir a hacer un par de tratos.
—Hazlo— ordena. Facilier se va—. Y tú deberás decirme todo lo que planea Maléfica ahora que sabe que la han traicionado.
—No tiene ni la más mínima idea de quien está detrás de todo esto. Comenzará investigaciones, pero yo la desviaré para que no dé con usted— asegura—. Confían en mí, o al menos, jamás se esperará que una persona cercana a ella la traicione.
Madre Gothel, quien hasta el momento había permanecido en silencio, desliza una sonrisa en dirección de la persona que jamás esperó encontrar ahí.
—No te conviene que termines por traicionarme a mí. Sabes que no deberías si quieres seguir con vida.
—Maléfica es una estúpida. Ha olvidado nuestro propósito inicial, ya no le sirvo más—asegura. Por el momento la nueva líder de los villanos le cree—. Además, su adorada hijita Mal la ha ablandado.
Se hace un pesado silencio en el que nadie dice nada más, a la espera de más órdenes. La semioscuridad de aquella sala arrojaba sombras sobre la palidez del rostro de la mujer, quien ofuscada en sus pensamientos, decide que llegó el momento de seguir con sus planes.
—Que comience la reivindicación de hijos de villanos al camino del mal. Los quiero a todos. ¿Entendieron?
Un sí general recorre la fría habitación.
—Los cuatro que comenzaron todo esto son los que más me interesan. Vayan por ellos, traiganlos a mí.
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C H A O S ¦ Descendientes
Hayran Kurgu¿Cuánto tiempo se habría esperado que la paz durara en Auradon luego de que la barrera fuera derribada? ¿Acaso los héroes habían planeado un plan de contraataque en caso de que los villanos decidieran alzarse nuevamente en su contra? El caos se desa...