Capítulo 21: Reencuentro (2/2)

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¿Cuánto tiempo pasó desde la última vez que habían estado así de juntos? Jay no lo sabe. Él sólo sabe que jamás permitiría volver a separarse de ella ni aún y cuando las circunstancias lo obligaran.

El sonido de sus besos y el de respiraciones agitadas es lo único que sé escucha en aquella habitación. Él cada vez necesita más de ella, y se lo hace saber mordiendo ligeramente su labio inferior.

Cuando Jay intenta profundizar el beso, deslizando al mismo tiempo los dedos de su brazo bueno por la curvatura de la espalda de Lonnie con la clara intención de tocar su trasero, ella se tensa y deja de corresponderle, toma su mano y la aparta de su cuerpo tratando de no ser demasiado brusca.

Él puede sentir su repentina renuencia a continuar su acalorado reencuentro. Lo hace cuando ella se aleja y trata de sonreír. Está incómoda.

Lonnie lanza una mirada que es incapaz de descifrar y es inevitable que llegue la preocupación de haber arruinado todo tan rápido.

—Lo siento— se disculpa Jay, frunciendo el ceño—. Me dejé llevar. Lo... Lo siento. ¿Estás bien?

No es como si antes no hubieran hecho algo más que simplemente besarse. De hecho, ellos ya habían hecho mucho más que simplemente besarse y tocarse.

Se podría decir que cada uno conocía cada rincón del cuerpo del otro, y nunca había pasado nada semejante en algún otro de sus encuentros íntimos.

Jay cree que fue demasiado rápido esta vez, y no solo por su reacción, sino que todo en ella de pronto había cambiado con respecto a querer tenerlo cerca de un momento a otro.

Quizás había apresurado las cosas, pero en su defensa, estaba tan feliz y contento a su lado que pensó que ella quería estar con él de la misma forma en la que Jay moría de ganas por estar con ella.

—No te preocupes— su sonrisa falsa podría convencer a cualquiera, pero no a él.

—Lonnie...

—Está bien, ¿sí? — lo tranquiliza, volviendo a bajar a sus labios para darle un beso rápido—. ¿Te sientes mejor? Deberías descansar más.

El amargo sabor de la preocupación no se va aún y con sus palabras.

(...)

Jane toma la mano de Carlos dejando que su beso logren tranquilizar el malestar que el estar lejos de su casa le provoca. El De Vil corresponde a su beso con calma, alegrándose de que Audrey haya decidido quedarse con Mal en lo que su mejor amiga recuperaba la consciencia.

—¿Crees que mamá esté buscándome?— le pregunta ella, separándose unos centímetros de su boca.

—Lo más seguro es que sí, hadita.

Carlos vuelve a besarla. Jamás se cansaría de hacerlo y se lo hace saber prolongando lo más posible las caricias entre sus bocas.

—¿Volveremos pronto?

—Cuando Jay y Mal se recuperen veremos que hacemos— promete él—. No tenemos otro lugar a dónde ir y la gente de este reino es muy amable.

—Lonnie está aquí y también Mulan— le recuerda. Carlos mira sus ojos—. Ella está viva.

—¿Y todavía dudas de que los milagros existen?— juega Carlos, atrayendo a Jane en un abrazo—. Estoy feliz por el idiota.

Jane sonríe y deja que Carlos entierre su rostro en la curvatura de cuello, acariciando su blanca cabellera al tiempo que deposita un beso en su coronilla.

—Cuando pienso en lo mal que debió pasarla no puedo imaginarme a mí perdiendote a ti. Te amo demasiado. Si te pierdo... mi vida acabaría contigo— confiesa él.

C H A O S ¦ Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora