Capítulo 35: No todo está perdido

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La teoría del caos nos establece que pequeños cambios en las condiciones iniciales crean grandes diferencias respecto al resultado final. La naturaleza, el universo en general, no siguen un modelo previsible, teniendo así millones y millones de variables para dar como resultado millones y millones de finales por cada uno de esos cambios.

Un pequeño cambio hubiera bastado para evitar que aquella daga que fue lanzada pusiera en peligro la vida de alguien más.

Kheaden mira al lugar donde los llevó, y sonríe débilmente. Esta vez sí es un lugar seguro. Ha agotado todas sus fuerzas ya. No puede seguir de pie. Si es que tenía un límite, ese día, en ese preciso momento, lo acababa de descubrir.

Sus ojos azules miran a Mal, quien abraza a su amiga todavía. Ella lo mira a él. Le sonríe en agradecimiento, y eso solo basta para dar paz al muchacho.

Trata de avanzar hasta ella, pero sus piernas fallan. Ya no hay más fuerzas.

—Maldita sea...—Se deja ir hacia adelante cerrando los ojos.

Un brazo detiene su caída. El brazo de Merlín.

—Lo hiciste bien, hijo— felicita Merlín. Kheaden apenas puede ver su silueta y se abraza a él sin pensarlo—. Ahora están a salvo.

Mal mira al hechicero, y debido a la extraña conexión que comparten, puede sentir la tristeza que Merlín siente. Tristeza, pesar, remordimiento. Se siente abrumada por tantas emociones.

La hija de Maléfica abraza con más fuerza a una inconsciente Evie, una de sus manos quitando el cabello que cae sobre su rostro. Cuando duerme en su rostro no hay dolor, ni pena, se mantiene en paz. Se ve como ella. Se ve como la chica alegre y despreocupada que conocía.

Una lágrima rueda por su mejilla cuando la recuerda momentos atrás, convertida en lo que por tanto tiempo temió. Pero ella se encargaría de regresarle la fe, de regresarle el amor. No descansaría hasta lograrlo.

—Bienvenidos a Ealdor— pronuncia tranquilamente Merlín—. Hace un rato llegaron las otras personas. Están por allá.

Mal siente a Audrey levantarse del suelo y correr, luego nota con alegría que fue a reunirse con su familia. Aurora, Felipe. Sus abuelos. Ahí están.

Los ojos verdes de la hija de Hades analizan a cada una de las personas ahí presentes. Algunas tenían puestas ropas de reos, grises, roídas, mientras que otros llevaban puestas armaduras con el sello de Camelot en el pecho, cansados y, algunos otros con sangre seca y suciedad.

Lonnie deja la comodidad de los brazos de Jay y se dirige a donde todos los sobrevivientes del ataque a Northern Wei están. Dichosa descubre que son bastantes. Incluso Ling está ahí. Y ella abraza a su amigo realmente aliviada de que siga con vida. La gente se reúne a saludarla, alegres. Su querida princesa está viva.

La chica, en medio de las lágrimas, descubre que Mulan está ahí también. Su madre la saluda alzando la mano, y aunque un poco maltrecha, en buenas condiciones.

Jane va con Chad, apartado del grupo. Él la abraza, murmurando disculpas muy cerca de su oreja. Carlos debe apretar los puños fuertemente para calmar los celos que lo invaden.

El hecho de que ya no estuvieran juntos aumentaba el malestar.

—¿Perdimos?— pregunta Mal luego de mirar a toda ese gente—. ¿Morgana ganó?

La respuesta era obvia. Los guerreros tuvieron qur huir a ese lugar, también Merlín, señal de que sea lo que haya pasado en Camelot fue desfavorable para su lado.

—Ganó una batalla, pero no la guerra.

Mal asiente y regresa su atención a Evie.

Merlín recuerda la muerte de Arturo, coloca a su hijo en el césped a manera de que descanse, y entonces busca a Amr. Él debe darle la noticia del fallecimiento de su padre, por mucho o poco que quiera hacerlo.

C H A O S ¦ Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora