Capítulo 17: Atrapados

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—¿Qué hacemos con ella?

Mal mira con preocupación a la princesa de Auroria, consciente de que su madre no lo ha quitado los ojos de encima desde que salió de a barrera. Maléfica no puede creer que tenga tan cerca a la descendiente de Aurora, vulnerable, siendo una presa fácil... Y sin embargo puede asegurar que no tiene ánimos para pensar en hacer algo en su contra.

Maléfica no piensa en su venganza en contra de la familia de Stefan en esos momentos.

—¿Estará bien?— cuestiona Jay, sin soltarla—. Se ve que se golpeó con fuerza— comenta mirando el raspón de su frente—. Ni siquiera sé cómo diablos se hizo eso. Todo fue muy rápido.

—Déjame verla— pide Mal.

—Mal— la llama su madre—. Deberíamos dejarla aquí e irnos pronto.

—¿Cómo crees, mamá? Audrey deberá venir con nosotros ahora que no tiene a donde ir. Su familia, su hogar...

La Emperatriz del Mal hace una mueca de fastidio al escucharla hablar así. La aversión que siente es absolutamente normal, no lucha contra ella, pero tampoco la externa.

Era cierto. Alguien más aparte de ella había atacado a Auroria, y eso la enojaba mucho.

Además de quitarle su rol de líder, el maldito que está detrás de todo también le había arrebatado su venganza, y eso sí que no lo perdonaría jamás. Una cosa era meterse con los finales felices de los demás, y otra muy diferente meterse con el final feliz que a ella le correspondía arruinar.

—Hey, Audrey, ¿estás bien? — pregunta Mal cuando da signos de querer despertar—. Tranquila, eso es.

La princesa tarda en asimilar los rostros que se encuentra. Lleva una mano a su cabeza, se queja, pues le duele horriblemente. Es entonces cuando sus ojos conectan con los de la Emperatriz del Mal. Es un poco tarde cuando Mal intenta detenerla para evitar que vaya directo a Maléfica.

—¡Devuélveme a mi familia!— exige.

—Mal...

—¡Dime donde están, infeliz! — continúa gritando, agrediendo a la mujer sin amedrentarse ni pensar en cómo se está dirigiendo a alguien que claramente la odia—. ¡Sé que has sido tú!

—Mal... — insiste Maléfica a su hija.

—Audrey, por favor, no sigas. Mi madre no ha tenido nada que ver con el ataque a Auroria— trata de hacerle ver.

—¡Es mentira!

—No lo es, niñita estúpida. Y más te vale que cierres tu boca ahora mismo.

Los ojos de Maléfica se encienden, avanza dos pasos, los mismos que Audrey retrocede. Toda la valentía que sentía se esfuma tan rápido que el miedo la paraliza de pies a cabeza.

—Encontraremos a tu familia— promete Mal, haciéndole un gesto a su madre para que se detenga—. Ahora dinos qué haces aquí.

Audrey se aclara la garganta, lista para contar cómo es que su familia entera fue raptada y cómo ella pudo escapar apenas con la ayuda de las hadas.

(...)

¿Quién dijo que tener personas que dependen de ti es divertido? Uma ya no quiere seguir guiando a ese grupo de VK's, pues ni siquiera ella sabe a donde ir. Han vagado sin rumbo fijo, apenas sobreviviendo, apenas pudiendo soportar las condiciones en las que se encuentran.

Muchos se han quejado. Uma ha mandado a la mierda a la mayoría, excepto a los niños. Ella sí estaba dispuesta a cuidarlos, solo que comenzaba a preocuparse porque fueran a enfermar, o peor aún, a morir de hambre.

C H A O S ¦ Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora