La guarida de Úrsula no es nada creativa, a la perspectiva de Mal.
Una cueva a las orillas de la costa oculta parcialmente por maleza y plantas no puede serlo.
Mal se siente decepcionada, esperaba algo más. No sabe exactamente qué. Sacude la cabeza esperando la indicación de su madre para entrar.
—¿No hay gente custodiando, maleficios o hechizos protectores?— murmura la mujer mayor, analizando la entrada de la cueva—. Úrsula es muy estúpida.
—O es una trampa— sugiere Mal—. Es demasiado sencillo, ¿no te parece?
—Hay que averiguarlo.
Maléfica sonríe con aire astuto y camina con paso firme, sin dudar, escuchando tras ella la insistencia de Mal sobre que algo no está bien.
En esa situación las cosas no pueden ser tan fáciles.
Adentro de la cueva hay húmedad. Se puede escuchar el sonido de gotas cayendo de estalactitas. Es mucho más grande de lo que aparenta ser por fuera, incluso, se puede apreciar que hay más de dos desviaciones.
—Ahora que lo pienso, mamá, ¿por qué tanto interés en detener a Úrsula? ¿Por qué tratas de evitar la destrucción de Auradon?
—Me he vuelto un ser luz que busca la paz, Mal— se burla, claramente.
—En serio.
—No busques buenas intenciones detrás de mis motivos egoístas, hija. Conformate con saber que si las cosas salen bien, Auradon tendrá un nuevo periodo de paz.
Una luz brillante llama la atención de las dos. Maléfica le pide a Mal con una seña que continúe avanzando y guarde silencio. Los ojos de ambas brillan intensamente.
Al llegar a lo que, según parece, es el centro del lugar, se topan con dos mujeres. Una de ellas es Vanessa. A la otra no pueden verle el rostro, pues en cuanto se da cuenta de la presencia de las dos, sale casi corriendo por uno de los costados.
Maléfica no le toma importancia y deja que se vaya.
—Te encontré. A pesar de ese ridículo disfraz hasta acá me llega el olor a camarón.
—No me escondo, mi vieja amiga— señala Úrsula—. De hecho me alegra que hayas decidido venir. Una decisión demasiado osada.
Úrsula muestra el tridente de Tritón, ahora en su posesión. Maléfica frunce los labios con enojo. Los ojos de la mujer viajan hasta Mal.
—Veo que trajiste a tu hija. Lástima que la mía esté demasiado ocupada en estos instantes.
Hace una pausa para luego reír.
—Destruyendo Auradon, por supuesto. Lo que la tuya nunca pudo hacer.
Mal mira a su madre. Ahora ella es la que habla.
—¿Qué dices, Úrsula? ¿Están atacando en estos instantes?
—Observa por ti misma— le hace una seña para que mire su caldero. Mal lo hace con algo de reticencia—. Tus amigos no estaban incluidos en el plan, pero se atravesaron en el camino. Después de todo... el papel de malos les va bien.
Mal ahoga un grito de horror cuando ve a Uma comandar un pequeño ejército de VK's. Tras ella va Evie, Carlos y Jay. Sus amigos parecen ausentes, sin embargo, hay una enorme sonrisa llena de maldad en sus rostros.
—¿Qué les has hecho? —exige saber Mal. Su respiración se vuelve agitada—¿Qué van a hacer?
Úrsula no responde. Está demasiado ocupada limpiando manchas inexistentes del tridente.
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C H A O S ¦ Descendientes
Fanfiction¿Cuánto tiempo se habría esperado que la paz durara en Auradon luego de que la barrera fuera derribada? ¿Acaso los héroes habían planeado un plan de contraataque en caso de que los villanos decidieran alzarse nuevamente en su contra? El caos se desa...