Capítulo 3: Inesperada Alianza

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La junta con El Consejo terminó luego de que se hicieran recuento de los daños y se llegara al acuerdo de defensa que cada Reino implementará a partir de esos instantes.

Bestia padre de inmediato mandó a capturar a los principales sospechosos.

En la sala del interrogatorio han reunido a los padres de los primeros cuatro vk's que fueron llevados a Auradon; Maléfica, Jafar, Cruella y Grimhilde. Los cuatro estaban sentados detrás de una mesa de metal y frente a ellos el actual rey y su padre.

Alrededor de media hora han estado haciendo preguntas sobre lo sucedido, pero no han obtenido algo que les sirva. Los villanos se han mantenido con una postura altenera que denotaba el nulo respeto hacia el rey, pues para ellos no existía tal título en aquel muchacho que no les inspiraba nada de autoridad.

—Ya hemos dicho que no sabemos nada— repite Grimhilde—. Y si me vuelven a hechizar para traerme a este sucio lugar le arrancaré el corazón a esa estúpida hada.

—¡Yo solo estaba robando oro...!—Jafar hace una breve pausa y se corrige—¡Yo solo estaba comprando oro y me raptaron!

Ben golpea la mesa con fuerza. El sonido sobresalta a Cruella, quien deja de acariciar su perrito de juguete para mirarlo con enfado. El rey Benjamin está claramente desesperado por encontrar culpables, siendo el consejo quien lo presiona para encontrar prontas soluciones.

Maléfica es la única que se ha abstenido de hablar. Analiza el aspecto del castaño. Se ve demasiado alterado.

—¡Ustedes tienen que estar detrás de esto! — gruñe Ben—¡Así que, o hablan ahora o me encargaré de...!

—¡Silencio!

Maléfica se pone bruscamente de pie. Coloca las manos sobre la mesa, inclina su cuerpo hacia adelante. Los guardias que están ahí se adelantan un par de pasos. Mal ingresa en ese momento luego de haber esperado lo suficiente afuera. Tras ella viene el Hada Madrina con la varita en mano también.

Sus amigos no han llegado. No sabe si llegarán pronto o no, sólo sabe que los necesita para sobrellevar las cosas.

—Rey estúpido— sisea—. Si nosotros tuviésemos el deseo de querer destruir Auradon no estaríamos aquí.

—¡Mamá!

—Hubiésemos atacado directamente sin necesidad de escondernos— continúa Maléfica deslizando una sonrisa ciniestra—. Me habría asegurado de comenzar por el corazón y no por uno de los brazos. Te habría asesinado primero a ti, y ya muerto, me hubiese apoderado del trono.

Adam enfucere por sus palabras. La mujer retrocede sólo un poco antes de incorporarse y cruzar los brazos sobre su pecho. A juzgar por su actitud Mal cree que está a punto de negociar el asunto de su centro, de lo contrario Maléfica jamás se hubiese dejado capturar.

—¿Creían que nosotros éramos lo únicos que planearon algo alguna vez en contra de Auradon?— Grimhilde habla desde su lugar—. Hay demasiadas cabezas que pueden ser los culpables de dicho ataque, pero nosotros no hemos sido. Eso es seguro.

—¿Por qué vamos a creer en su palabra? — cuestiona Adam, receloso.

Grimhilde rueda los ojos. Jafar suelta una risita por lo bajo.

—Ahí está el punto, Bestia, no sabes si estamos mintiendo o no. Somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario— se burla el ex visir.

Mal se acerca hasta donde está Ben, sin dejar de mirar los ojos de su madre. Ha escuchado todo, ha hecho sus preguntas también. No puede creer que esté haciéndolo, pero por esa ocasión confía en que Maléfica no ha estado involucrada.

Decide hacerlo porque algo ahí no cuadraba. Maléfica no tuvo oportunidad, y el motivo que la había llevado años atrás a querer venganza parecía haberse ido.

—Ellos no fueron, Ben— siente que su prometido tensa los hombros—. Por más que parezca que sí, la verdad es que dudo mucho que hayan planeado tal ataque. Evie, Jay, Carlos y yo los hemos vigilado de cerca.

Apenas es medio día. Nadie, a excepción de la gente dentro del castillo, ha sido notificada de lo que pasó en Nothern Wei. No ha tenido la oportunidad de hablar con sus amigos y mucho menos informarles de la situación, únicamente cuando llamó A Evie pero no le dijo nada. Cuando el rumor se propague la gente entrará en pánico. Todo el trabajo hecho para la aceptación y adaptación de los Vk's en Auradon se iría a la basura.

—Supongamos que no fueron ustedes— accede Ben sin dejar de sonar tenso—. ¿Entonces quién?

—Los villanos más débiles siempre buscan a un líder, pues separados son incapaces de cumplir cualquier tipo de amenaza— Maléfica hace una mueca—. Pocos se atreven a actuar sin alguien diciéndoles que hacer. Yo me impuse por muchos años, tomé las riendas, manejé muchas voluntades corrompidas a mi antojo. Me respetaban. Yo me hacía respetar.

Los ojos de Maléfica se pierden en algún lugar de la habitación. Parpadea. Ahora hay un real enojo centellando en ellos. Un enojo profundo, mayor a cualquiera manifestado antes.

Mal reconoce que su madre da miedo en ese momento, sin embargo, su odio no va dirigido a alguien de esa habitación.

—Mala suerte para ustedes, yo ya no lo soy más, ¿saben por qué? ¡Porque no tengo mi cetro!

—No se te regresará. De ninguna manera— aclara el Hada Madrina.

—Pues bien, entonces vean a Auradon entrar en caos.

Ben abre la boca para exigir nuevamente  respuestas, pero Mal se le adelanta. Es momento de usar contra su madre el poder persuasivo que tantos años usó en su contra. Sus ojos se vuelven de un verde intenso y brillante.

—¿Dejarás que alguien más ocupe tu lugar, madre?

Los ojos de Maléfica también han empezado a brillar.

—No ayudaré a los ridículos héroes. No es asunto mío.

—¿La gran Emperatriz del Mal dejará que otra persona se encargue de dar las órdenes? ¿De verdad pasarás por alto la traición de tus seguidores?

—Quiero mi cetro.

—Demuestra que estás de nuestro lado. Luego será tuyo.

Maléfica sonríe. Mal está actuando con iniciativa y eso en cierto modo la hacen sentir orgullosa. Asiente llevando un dedo a su barbilla. Ben no puede creer que Mal se haya atrevido a negociar sin consultarlo antes con él, pero no dice nada por el momento.

Maléfica está accediendo a colaborar de su lado y eso es demasiado conveniente para el reino.

—No sé qué tramen ahora mismo esas cucarachas, eso no es mentira, pero les puedo ayudar a investigar solo si me dejan usar mis métodos.

—¿Qué métodos?

—Los métodos que son geniales, por supuesto. Hija mía, ¿no quieres ser malvada como yo?— murmura—. En estos tiempos que se avecinan será tu mejor opción.

—No, madre. Gracias.

—Agh, bien. Ahora déjenme salir de aquí. No hay tiempo que perder. Ahora mismo ellos podrían estar planeando algo en contra de otro reino.

Ben estira la mano hacia Maléfica.

—Si nos ayudará deberá prometer no causar daños, tanto materiales como humanos. Si decide estar de nuestro lado...

—Calla, torpe. No estoy de ningún de lado. Recuperaré lo que es mío, solo eso.

—Madre...

La advertencia de Mal la hacen chasquear la lengua. Su hija aún tenía ese estúpido sentido del bien que algún día ella misma se encargará de eliminar, pero mientras tanto, se encargará de otros asuntos.

—Bien, pero está alianza durará hasta que destroce al culpable de todo esto. ¿Quedó claro?

Ben asiente. Maléfica toma su mano de mala gana.

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C H A O S ¦ Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora