c i n c o

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Llegué a mi casa con el corazón hecho trizas y mis esperanzas en el suelo. No podía creer que no había vuelta atrás. En ese corto momento de introspección , luego de hablar con Rita e intentar llamar a Timothée, me di cuenta que lo quería y que estaba dispuesta a arriesgarme. No quería perder la oportunidad de estar con una de las pocas personas en mi vida que había logrado sacar esa coraza invisible que me impedía socializar con naturalidad. El rizado de ojos verdes, se había vuelto importante, y quería tenerlo conmigo hasta que la vida me lo permitiera, no hasta que yo, toda pendeja decidiera dejarlo.

Sharon se encontraba sentada en el sofá, leyendo una revista de moda, mientras comía una manzana verde. Me tiré a su lado y me abrazó. Al menos aún me quedaban los cálidos brazos de mi amiga, aquellos que siempre estarían ahí para mimarme y ser totalmente honesta, pese a que la verdad pudiera herirme.

-Vino Timothée - habló, dejando su revista a un lado.

Me recompuse y la miré con los ojos más que abierto. La noticia me tomó por sorpresa y mis esperanzas volvieron a revivir. Quizás, aún estaba a tiempo de arrepentirme.

-¿Qué quería? - pregunté con entusiasmo.

La castaña sonrió de medio lado y apuntó un pequeño reloj sobre la mesa de centro. Mi corazón se trizó un poco más de lo que ya estaba al verlo. 

-¿Dijo algo? - volví a preguntar.

Para ese momento, sentía que nada podía ser peor. Aquel reloj lo había dejado olvidado en su casa, una de tantas noches en donde la pasión nos cegó y nubló los sentidos. Sentíamos que aquel objeto era una pequeña parte mía que siempre lo acompañaba, y que cada vez lo que tocara, sería como estar a mi lado; por eso dolió tanto verlo nuevamente conmigo. 

-Pidió disculpas por haber venido tan temprano - habló, volviendo a mirar las brillantes páginas de su revista.

-¿Nada más? - pregunté, esperando escuchar lo que quería escuchar.

Mi amiga, ya un poco cansada, dejó todo a un lado para concentrarse por completo en mí, que estaba hecha un manojo de nervios y las lágrimas ya amenazaban con salir. Podía sentir la compasión que sentía, pero había algo que no la dejaba ser tan amable conmigo, pues ella me lo había advertido. 

-No sé que esperas, Lilo - dijo tranquila, acercando mi cabeza a su pecho para acariciar mi cabello, y así, dejarme llorar - Pero durante todo estos días, te advertí que te arrepentirías.

-No pensé que sería tan pronto - confesé con la voz totalmente quebrada.

-Serás terca - dijo entre risas.

Estuvimos por lo menos una hora, platicando sobre cualquier cosa, para ayudarme a olvidar el tema. Pero, realmente no me hacía sentirme mejor. En ese momento, lo único que podía ayudarme, era verlo, hablar y volver a tenerlo entre mis brazos. Ya había anochecido, por lo que Sharon, decidió ir a preparar algo para cenar. Me quedé sola en medio de la enorme sala pintada perfectamente de color celeste, dando un estilo muy sobrio y relajante. Había sido una de las mejores decisiones mudarme junto a mi amiga, quien me había prometido un gran futuro en la enorme metrópolis, como lo es Los Ángeles. Mi celular vibró en medio de mi reflexión, sacándome de mi trance. Había un mensaje, de un número desconocido. No tarde en abrirlo, para luego sentir una gran emoción recorrer mi cuerpo. Era un mensaje de Timothée, pidiendo si podíamos vernos lo más pronto posible. Mi cuerpo estaba temblando, porque probablemente era mi última oportunidad para hablar y quizás así, volver a la extraña relación en la que estuvimos sumergidos por un poco más de dos meses. Contesté rápidamente, preguntando si podía ser mañana, pues, hoy sonaba muy desesperada. Aunque lo estaba, no quería asustarlo. Un par de minutos después, luego de morder mis uñas hasta que dolieran, recibí su respuesta. Así quedamos en vernos luego de terminar la jornada laboral.

Me levanté del sillón y fui corriendo a la cocina, en donde mi amiga se encontraba atendiendo una llamada. Al verme entrar, me hizo callar con la manos. Me senté en una de las altas sillas al rededor del largo mesón, para luego agarrar una manzana y dar vueltas en la silla. Escuchaba a la lejanía a Sharon a hablar en francés, dando un toque elegante a mis pervertidos pensamientos, en donde el protagonista era Timothée. Tenía tantas esperanzas en que podríamos arreglar nuestras diferencias, que mi corazón saltaban de alegría. Podía sentir la sangre corree veloz por mi cuerpo, cada vez que la silueta delgada del rizado se cruzaba por mi mente. Era un completo deleite.

-¿Por qué estás tan alegre? - preguntó Sharon, sacándome de mis pensamientos. Dejó el celular a un lado, poniendo sus manos sobre el mesón, señal que indicaba que era toda oídos.

-Timothée me habló y quierr que nos veamos mañana - suspiré tal cual quinceañera enamorada.

-Eso es bueno - sonrió - ¿Quieres que vaya contigo para que no la vuelvas a cagar?

Comenzó a reír, dejando a la vista sus dientes. Le levanté el dedo del medio en respuesta, para luego moverme hasta el refrigerado y sacar una botella de agua. La emoción me tenía la boca seca.

-No tengo 10 años - respondí, sentándome en el mismo asiento.

-Pero aun siendo dos años mayor que él, te comportas como una niña.

-Cinco - corregí.

Sharon abrió muy grande sus ojos y también su boca. No sabía que causaría tal reacción. Pensé que lo sabía.

-¿Y no puedes ser un poco más madura? - cuestionó luego de unos minutos en que ya había procesado la información.

-Eso intentaré mañana - hablé segura, volviendo a mis recuerdos.

-Espero - soltó. 






Aquí otro capítulooo!! 

En verdad espero que la novela les esté gustando<3

Muchas gracias por leer!





Detrás de escena // t.c✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora