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Me parecía irreal aquella mansión que se elevaba blanca e inmaculada frente a mis ojos, los cuales no podían dejar de analizar el lugar y como todo combinaba en los mismos colores claros, provocándome un montón de emociones, cargadas de positivismo. Era un lugar agradable, en el cual no me molestaría vivir.
Respiré profundamente, dando una última mirada a la fachada, para luego perderme en el interior del hogar. Si creí que por fuera era asombrosa, no existían palabras para describir como era por dentro. A penas mis pies pisaron las baldosas blancas y brillantes, mis ojos se encandilaron ante la presencia de un gran candelabro que colgaba en el centro, iluminando la larga escalera que se elevaba en la mitad del recibidor. El aroma que emanaba aquel lugar, me recordaba al viento fresco recorriéndome el rostro con naturalidad, brindándome alivio y un extraño sentimiento de paz, que llevaba días sin poder sentir. Me sentía acogida, casi como en casa.
-¡Que alegría que ya llegaron! - la voz de Henry me sacó de mi nube de ensoñación, devolviéndome a la realidad - Están todos sentados en la mesa, esperando la cena.
Nos dimos un corto abrazo a manera de saludo, mientras Henry tomaba la botella de vino que habíamos traído a manera de presente y nos pedía nuestros abrigos para dejarlos colgados en un pintoresco perchero en una de las esquinas de la sala. Nos movimos detrás de él hasta un gran salón con una larga mesa de madera, muy rústica, en donde ya todos se encontraban sentados, conversando animadamente, esperando con paciencia la llegada de la cena que parecía prometer, ya que el olor a verduras sofritas y a vino tinto se podía sentir a leguas.
Saludamos a todos con la mano, rápido, sonrientes como siempre, menos a la esposa de Henry, quien nos recibió con un gran abrazo típico de madre, de esos que no te permiten respirar por unos cortos segundos que se vuelven eternos. Nos sentamos en un extremo de la mesa, ya que eran los únicos lugares disponibles, debido a nuestra tardanza. Pero no me importaba, porque aún seguía inmersa en mi estado de alucinación, irreverente e inquieto, presa de la curiosidad y el estado catatónico en medio de una fuente irrefutable de paz y calma interior. Sin embargo, nada dura para siempre, mucho menos las genuinas emociones.
Acomodé la servilleta de tela sobre mis muslos, para luego alzar mi mirada y encontrarme con él, la única persona que podía causarme un llanto fulminante en cosa de segundos. Me moví con notable incomodidad en mi silla cuando nuestros ojos hicieron contacto. Fue rápido, pero a la vez lento, segundos eternos y cruciales que iniciaron mi fin. Suspiré nerviosa, sintiendo como mi respiración se agitaba con violencia, porque pese a que sentía que todo dentro de mi mente y corazón estaba mejorando, los sentimientos aún seguían ahí, intactos e inamovibles, no querían escapar de ese súbito amor, olvidarle y seguir adelante. Era todo tan confuso, que un día parecía estar bien, firme y decidida, pero al siguiente, las cosas eran totalmente diferentes.
Pude sentir la mano de Collins y la de Rita, sosteniendo cada una de mis manos por debajo de la mesa. Nunca antes me había sentido tan agradecida por un gesto tan sencillo, pero ellos sabían como el mal de amores podía llegar a ser una dolor en el culo. Les sonreí con dulzura, conteniendo las lágrimas, bajo la insistente mirada de Timothée que intentaba comprender que era lo que estaba pasando.
-Recuerda que eres mejor que él, aunque la hayas cagado muchas veces - la suave voz de Rita golpeó mi oído, provocando que una pequeña risa se escapara de mis labios.
-No sé que haría sin ustedes - confesé en voz baja a modo de gratitud.
Le di una última mirada al que alguna vez fue más que mi colega, el cual se mantenía serio, con los puños apretados y la mandíbula tensa. Le sonreí cínica, fingida mujer que no estaba perdida en su indulgencia, para luego comenzar una plática con el resto de comensales, quienes reían y jugueteaban en medio del panorama reflexivo que la despedida traía consigo.
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Detrás de escena // t.c✔️
RomanceEn la abrazante ciudad de Los Ángeles, Timothée y Lilo se ven envueltos en un candente romance durante la grabación de una nueva película. Sin embargo, todo se torna difícil cuando los sentimientos comienzan a florecer. ¿Podrá Lilo aceptar el crecie...