Mayo, 2018
Día 1.
Luego de unas largas semanas, sentada bajo la sombra de mi computador, había logrado terminar de escribir el guión de la nueva película. Me encontraba nerviosa y expectante, la sonrisa no podía quitarse de mi rostro, mientras mis piernas no dejaban de moverse al ritmo de la cálida canción que se reproducía por mis audífonos. Guardé el archivo final para luego ponerme de pie y estirarme por unos segundos, ya que mis piernas estaban entumesidas, al igual que mis brazos y dedos, que solo se habían afanado en terminar su labor.
Miré la pantalla de mi celular, y unas cuantas notificaciones se divisaban. No les presté mucha importancia, no tenía muchas ganas de hablar, solo quería tirarme en mi cama y descansar, mas me era imposible. Eran las once de la noche y mi cuerpo pedía a gritos recuperar las horas de sueño perdidas, por todas esas noches en las que mi mente se enfocaba en terminar el guión.
-¡Terminé! - exclamé con emoción, cuando la esbelta silueta de Sharon se asomó por el living.
-Felicidades - dijo mi amiga, mientras me envolvía entre sus brazos - Muero por leerlo.
-No mueras, o no podrás leerlo - anuncié a modo de broma, separando nuestros cuerpos.
-Eres muy graciosa - me sonrió, levantándome el dedo del medio.
-Me lo dicen seguido - le guiñé el ojo, al tiempo en que cerraba mi computador, declarando por terminado mi trabajo.
Sharon se sentó sobre el sofá dejando caer su ser, sin importarle nada. Prendió la televisión, comenzando a cambiar el canal sin detenerse. Odiaba que hiciera eso, porque causaba que algo muy molesta revoloteara por mi estómago. ¿Cómo no podía decidirse por un programa? Respiré profundamente, intentando calmar el TOC que mi padre me había heredado, pero fue en vano, ya que, cuando su dedo se empeñaba en seguir apretando el botón mi boca decidió abrirse para protestar.
-¿Pue..? - mis palabras quedaron en el aire, al ver una llamada entrante en mi celular.
No diré que no me esperaba su llamada, porque si lo hacía. Pese a que no hablábamos muy a menudo, solo para saber que cómo estábamos y el rumbo inapropiado que estaban tomando nuestras vidas, una noche, luego de una corta conversación, Timothée preguntó si podíamos salir. Acepté sin mucho esfuerzo, pues, el tiempo sin verlo había pasado de forma lenta, volviéndose agónico a medida que los días pasaban.
-Hola - contesté rápidamente, sabiendo que su llamada era para confirmar nuestra salida.
-¿Cómo estás? - preguntó desde el otro lado.
-Bien - sonreí, pese a que no podía verme - ¿Y tú? - no tardé en hablar, mientras caminaba hacia mi habitación para así poder cambiarme de ropa.
-Ansioso, la verdad - sentí su risa nerviosa a través del otro, lo cual provocó que miles de sentimientos que pensaba escondidos, salieran a flote - Te paso a buscar en unos diez minutos, ¿vale?
-Vale - asentí, pese a que no podía verme - Nos vemos.
-Nos vemos - habló antes de cortar la llamada.
Me metí en mi cuarto, buscando unos jeans negros, junto a una polera simple de color blanco para ponerme encima una chaqueta de mezclilla. No hacía frío, pero el viento costero, ahogado con la madrugada entrante, lograba sin mucha dificultad poner mis vellos de punta. Lavé mis dientes, mientras terminaba de calzar mis zapatillas. Nunca antes me había demorado tan poco en arreglarme, aunque normalmente no me tomaba mucho tiempo. Ansiaba de sobremanera volver a verlo y tenerle cerca, por lo que mis pintas no era lo primordial, pero si lavarme los dientes.
Cogí mi celular y billetera, a penas me avisó que se encontraba en la recepción, guardándolos dentro de mi chaqueta. Salí de la pieza con una sonrisa de oreja a oreja, no podía esconder el nivel de felicidad y ansiedad que nuestro encuentro provocaba, pues, me había percatado que cada vez que se acercaba el momento de juntarnos, todo a mi al rededor desaparecía y parecía no tener mucha importancia.
Me despedí de Sharon, quien no tardó en hacerme un millón de preguntas, esperando tener el material suficiente para molestarme el resto de la semana o el mes, quizás.
Cerré la puerta tras mi espalda y bajé por las escalera de dos en dos. No tenía tiempo para esperar el ascensor o pensar que podría tropezar con uno de los peldaños, ya que corría a gran velocidad, intentando llegar con premura al primer piso.
Cuando mis ojos se toparon con la intensa mirada de Timothée, sentí un zoológico dentro de mi estómago. No lo pensé dos veces y me lancé sobre sus brazos. Podía sentir su olor masculino, cargado de cansancio y ajetreo, mientras nos brazos me envolvían con sutileza, pese a que podía percibir el anhelo y amor que el calor de su cuerpo emanaba. Era un acto digno de una película romántica.
-Que gusto volver a verte - confesó una vez nos separamos.
Sus manos se posaron sobre mis mejilas, uniendo en seguida nuestros labios, que vibraron juntos en un apasionante beso. No nos importó si alguien nos veía, solo queríamos mermar la fiereza que gritaba en nuestros interior.
-También te eché de menos - dije, ya cuando caminábamos rumbo a un pequeño local donde comeríamos hamburguesas.
-Me gusta saber que no soy el unico - rió, mirándome de reojo.
-Lo mismo digo - saqué la lengua.
-¿Cómo va tu guión? - preguntó, cambiando radicalmente el tema.
Aunque ambos sabíamos lo que uno sentía por el otro, nuestros sentimientos parecían ser un tema delicado y de poco acceso, ya que en momentos de suma confianza, dejábamos abrir nuestros corazones. Sin embargo, Timothée era el que constantemente lo hacía, queriendo recordarlo cada cierto tiempo, mientras que mi hermetismo genético me mantenía callada, propensa al vómito verbal o llantos sinceros, acciones que aun no pasaban.
-Has estado bastante callada, ¿te pasa algo? - indagó, dando el primer mordisco a su hamburguesa.
El local al que habíamos llegado se encontraba prácticamente vacío, sin ningún comensal. Las paredes eran de un café, cubierto de cuadros vintage, mientras que del techo, caían botellas de vidrio con luces dentro. La música era amena, lenta y sonaba despacio, digna de un sueño perdido. El lugar era muy acogedor y me llenaba de energías positivas, ayudándome a mermar el cansancio que comenzaba a apoderarse de mi cuerpo.
-Estaba pensando - sonreí, tomando un sorbo de mi bebida.
-¿En qué? - preguntó, totalmente curioso.
-Muchas cosas - le di una mordida a mi hamburguesa, perdiéndome en su exquisito sabor - Están muy buenas.
Desvié el tópico de nuestra conversación, puesto qué mis pensamientos habían ido demasiado lejos, haciéndome sentir culpable por el hecho de no confesar, del todo, las miles de emociones que flotaban por mi ser cada vez que escuchaba su voz, tocaba sus rizos o me sonreía tan humildemente.
-Eres muy buena, Lilo - rió sonoramente, negando con su cabeza.
-¿Disculpa? - pregunté, haciéndome la ofendida. Sabía perfectamente a lo que se refería.
-Cambiaste la conversación y esperaste que no me diera cuenta.
-Culpable - reí nerviosa.
-Puedes decirme lo que sea - tomó mi mano, dejando suaves caricias que lograban ablandar mi corazón.
-Lo sé - suspiré.
Pero no valía de nada saberlo, pues no podía admitir el creciente amor que su alma causaba dentro de mi ser. Era un hombre de bien, inteligente, amable y sincero. Me había dejado en claro cuales eran sus expectativas y yo solo atinaba a quedarme callada, presa de un terror que comenzaba a instaurarse dentro de mi mente.
otro capítulo jeje
quería comentarles que actualizaré más seguido, ya que estoy en cuarentena, al igual que la mayoría, así que si quieren conversar, me pueden hablar❤️
dejen sus votos! no los olviden:c tampoco sus comentarios, me hacen muy feliz jeje
abrazos y mucha fuerza para estos días de cuarentena! ❤️
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Detrás de escena // t.c✔️
RomanceEn la abrazante ciudad de Los Ángeles, Timothée y Lilo se ven envueltos en un candente romance durante la grabación de una nueva película. Sin embargo, todo se torna difícil cuando los sentimientos comienzan a florecer. ¿Podrá Lilo aceptar el crecie...
