c u a r e n t a y s e i s

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Nunca pensé en como mi vida podría tomar un rumbo diferente en tan poco tiempo. Había pasado poco más de un mes desde aquel desafortunado, pero sincero encuentro con Timothée, el cual marcó el cierre definitivo de ese círculo vicioso que me mantenía de brazos cruzados sin poder avanzar.

Podía sentir, escuchar y oler, la pronta llegada de la primavera a través de mi ventana, la cual me brindaba un paisaje de ensueño en medio de la profundidad oceánica, perpleja y resuelta, que lograba transmitirme una paz indescriptible. Me sentía viva, más derecha y liviana que nunca, el peso sobre mis hombros de pronto desapareció, junto al inquietante vacío que parecía penetrar dentro de mi alma.

El tiempo que se avecinaba parecía ser una acertijo resuelto, casi metódico y sistemático, incautado bajo el ala de lo que alguna vez fue un amor inaudito, que jamás creí poder superar. Pero aquí estaba, de pie, sintiendo como el frío aire matutino corría a través de mi piel, erizándola, dándole ese toque de frescura que tanto necesitaba.

Sharon estaba sentada en el sillón, con café en mano, mientras no dejaba de cambiar canal tras canal, acto que me producía una incómoda irritación que me carcomía las entrañas. Me senté a su lado, para quitarle el control de sus manos y dejar al fin un canal.

-¡Oye! - exclamó, reclamando, al tiempo que llevaba la taza a sus labios.

-¿Qué? - pregunté como si le entendiera.

-Yo estaba viendo tele - dijo, frunciendo el ceño.

-Estabas, tú lo dijiste - reí, acurrucándome entre los cojines del sillón.

La escuché bufar, para luego dejar su tazón sobre la mesa de centro y acomodarse sobre mis piernas, al tiempo que tapaba su cuerpo con una manta de color celeste. Estuvimos así por un buen rato, mirando la televisión, evitando que nuestros ojos se volviesen a cerrar para caer en un profundo sueño. Sin embargo, ese intento fue en vano, ya que la tranquilidad del día, acorde con la singular música que sonaba de fondo en la desconocida película, me provocaron un sensación de mutismo que se redimió una vez me quedé dormida.

No sabía cuanto tiempo había pasado, solo sentía las manos frías de mi amiga golpear mi rostro, al mismo tiempo, en que mi nombre era pronunciado con firmeza. Abrí mis ojos lentamente, acostumbrándome a la luminosidad de la sala. Me moví inquieta, sintiendo el peso de Sharon sobre el mío.

-¿Qué haces? - pregunté, empujándola.

-Despertarte - murmuró, dejando caer su silueta sobre la mía.

Volví a empujarla, pero esta vez con más fuerza. Comenzaba a asfixiarme su cuerpo inerte, sin fuerza, y el calor que este mismo emanaba. De pronto, en medio del forcejeo, la vi caer al suelo, quedándose quieta, para luego de unos minutos llevar su mano a su rodillas.

-¿Qué querías? - pregunté, dejando salir una sonrisa, mientras erguía mi cuerpo, intentando despertar por completo.

-¡Eres una bruta, Lilo! - chilló, acariciando la zona afectada - Te comportas como una niña.

-Yo soy una niña - revoloteé mis ojos, en señal de burla - ¿Por qué me despertaste? - pregunté nuevamente, estirando mis brazos, soltando un ligero bostezo.

-Tu celular no ha dejado de sonar - respondió, para luego ponerse de pie.

Me puse de pie con pereza, comenzando a corta marcha hacia mi habitación, la cual aún seguía con la cama deshecha, las cortinas cerradas casi por completo y la ventana levemente abierta, dejando entrar un poco de oxígeno. Me tiré sobre mi cama, para luego tomar el celular que se encontraba cargando en la mesa de noche.

Al desbloquearlo, me percaté que tenía algunos correos sin leer, dos llamadas perdidas de Ailani y varios mensajes pendientes, los cuales, por un extraño motivo, captaron mi atención de inmediato. No eran muchos, pero si los suficientes para mantenerme entretenida por un buen rato.

Sin embargo, uno casi al final, llamó por completo mi atención. Lo abrí, sin querer creer de quién se trataba, pero aún tenía guardado su número, así su nombre, escrito en negrita me lo confirmaba, me lo dejaba más que claro.

"Hola, ¿cómo estás?"

Simple, nada del otro mundo. Un saludo, nada más.

"Bien, gracias. ¿Ocurre algo?"

Me atreví a preguntar, porque la verdad me parecía muy extraño que me estuviese escribiendo, ya que hace más de un mes que no hablábamos. El trabajo en el set se había acabado, así que nuestros encuentros desaparecieron por completo, al igual que nuestras charlas, que solo se trataban de la película. Ya no había un motivo que nos uniese. Cada uno había tomado caminos diferentes, alejados el uno del otro. Y me había resignado a la idea de saber sobre él de manera personal, solo leía algunas noticias que mostraban el famélico romance que había trascendido las pantallas, para volverse real.

"No pasa nada, solo quería saber cómo estás. Han pasado varios días desde la última vez que te vi".

El sentimiento que me embargaba era difícil de explicar. No me sentía enojada, ni mucho menos ansiosa. Estaba un poco alegre, pero a la vez confundida. Todo se entrelazaba y fluctuaba en el desamparo del aquella inesperada conversación, y las toscas palabras que se atrevió a utilizar.

"Estoy bien, gracias por preguntar. ¿Y tú, cómo has estado?"

Preferí ignorar por completo lo último que escribió, ya que me parecía un poco impertinente sacar a flote ese momento, que pese a que me ayudó a calmar mi interior, no me era agradable recordar. Después de todo, una ruptura siempre es dolorosa.

"Bien, creo. Disfrutando de mi tiempo libre."

"¡Eso es bueno!"

Respondí sin pensar, rápido, una respuesta satisfactoria para ambos.

"Lilo, ¿podemos hablar?"

A diferencia del mensaje anterior, este si lo pensé. Me detuve a analizar sobre la variedad de temas que pudiésemos tratar, pero no lograba entender del todo. 

"Dime."

Escribí, seca, presa de la curiosidad. 

Para ese momento, me encontraba mordiendo mis labios, sintiendo la ansiedad recorrer mil cuerpo, el cual se empeñaba en evocar aquellas sensaciones que Timothée tantas veces me hizo sentir. Estaba soñando despierta, recordando, perdiéndome nuevamente en esa latitud que muchas veces me ahogaba, me sacaba de mis casillas.

"Por aquí, no. En persona sería mejor."

Si antes los nervios se apoderaron de todo mi organismo, no podría describir como la adrenalina comenzó a correr por mis venas. Respiré profundamente, preguntándome, advirtiéndome, animándome, todo en cosa de segundos, incapaz de dar una respuesta rápida. Eran demasiados los puntos que debía tratar conmigo misma para aceptar una salida así de improvisada. Después de todo, no lo había visto en varias semanas, y pese a que el sentimiento comenzaba a enterrarse en unos de los tantos recovecos de mi corazón, sabía que bastaba solo una sonrisa para que sus encantos volvieran a tener el efecto que tuvieron desde el primer día.








uuuuuuuuh, qué decidirá?

les dejo aquí un nueevo capítulo! espero que lo disfruteen, y no olviden dejar sus lindos votos y comentarios!<3

PD. cuidense muuucho, lávense las manitas y quédense en casita<3

Detrás de escena // t.c✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora