Abril, 2018
A.M
El clima primaveral impregnaba cada célula de mi cuerpo de una energía brutal, que amenazaba con desquitar la paz elemental que inundaba mis pensamientos. Era extraño, incluso un poco contradictorio, pero estar encerrada trabajando, idea tras idea atropellándose con desenfreno dentro de mi cabeza, me había vuelto sensible a lo que me rodeaba. Sharon prefería ignorarme antes de tener una conversación decente, ya que decía que sacaba todo de contexto en mi afán de redactar la escena perfecta.
Esa mañana, me desperté sintiendo el exquisito olor a café rondando en mis fosas nasales, y como si de imanes se tratase, mi pies se movieron inquietos hacia la cocina, en donde Sharon preparaba su desayuno. Me senté sobre una de las sillas de la isla, mientras veía a mi amiga inquieta moverse de un lado a otro.
-Buenos días - hablé, sacándola de su trance.
-Hola - saludó enérgica, deteniéndose un momento para ver mi rostro soñoliento sonreír - ¿Y ese milagro que caíste de la cama tan temprano?
-El café - cerré los ojos, imaginando aquel elixir bajo mis papilas gustativas.
-Hoy llegaré tarde - habló mientras ponía dos tazas sobre la mesa, oara luego verter café en cada una de ellas - No me esperes a cenar.
-¿Volverás a dejarme sola? - bufé, llevando la taza a mi boca.
A penas el líquido pasó por mi garganta, quemando cada rincón, cerré los ojos, dejándome llevar por esa experiencia majestuosa de la cual me había privado por unas semanas.
-Si - sonrió burlona.
-¿Saldrás con alguien? - levanté las cejas de manera coqueta.
Mi amiga se atragantó con un pedazo de pastel que comía, tosiendo bruscamente. Golpeé su espalda hasta que la tos cesó y su respiración se normalizó. Su reacción solo logró afirmar mi pregunta, provocando que mi sucia mente volara a los rincones más oscuros.
-La verdad es que no - dijo, ya completamente tranquila - Hay una cena por la revista.
-Que entretenido - murmuré, recordando la semana anterior, en donde mi aburrimiento llegó a niveles extraordinarios, mientras veía a la gente conversar y lucir sus trajes de princesa.
-Está vez no será como la semana pasada - rió, porque ella tampoco pudo con tanto aburrimiento - Irá gente interesante, más joven.
-¿A quiénes llamas más jóvenes? - inquirí.
-Mmm... - frunció sus labios, mientras sus ojos se desviaban hacia el blanco techo - ¿Recuerdas a Timothée Chalamet? Él irá.
Respiré profundamente al escuchar su nombre, porque habían pasado al menos tres semanas desde nuestro último encuentro y las noticias sobre su persona eran cada vez más escasas. Sin embargo, no me afectaba, o eso creía, porque cuando Sharon pronunció su nombre, una extraña puntada se extendió por mi pecho, alerta ante cualquier comentario, pero por sobretodo, saber que estaba y que pronto estaría en la misma ciudad. Me quedé callada, pensando, recordándole, cada movimiento, pose, beso y caricia que aun seguían rondando a lo largo de mi piel.
-Si - murmuré, tomando el último sorbo de café.
-¿Segura te acuerdas? - volvió a preguntar, antes de ponerse de pie para dejar la loza sucia - Yo no podría olvidarlo, menos si dejó a Miriam para estar contigo - rió.
Mi mente viajó con rapidez hasta ese momento, donde nuestras miradas se cruzaron y el deseo se volvió tangible.
-Si lo recuerdo - intenté hablar con mayor seguridad, pero mi voz temblaba, se empeñaba en mostrarme débil.
-¡Oh, por Dios! - chilló mi amiga al ver su reloj de pulsera - ¡Voy tarde!
Bendito sea el minuto en que se le ocurrió mirar su reloj, porque la mirada de soslayo que me dio, indicó que alguna loca idea rondaba su mente y qud estaba más que dispuesta a averiguar su respuesta.
Antes de irse, Sharon besó mi mejilla para luego perderse por la puerta de la cocina. Me puse de pie, llevando mi taza hacia el lavadero y así terminar de fregar todos los trates sucios.
Cuando iba entrando a mi habitación, después de lavar la loza y barrer un poco el living, mi celular comenzó a vibrar. Lo tomé con ligereza, viendo el remitente de aquella llamada. Era Timothée. Respiré profundamente, sintiendo como el celular no dejaba de sonar bajo mis manos.
Dudé unos segundos, si debía o no contestarle. Encontraba extraña una llamada, ya que casi no intercambíabamos palabras, por la larga distancia que nos separaba y el atareado trabajo que nos sofocaba. Sin embargo, parecía que había escuchado su nombre en medio de nuestra conversación hace algunos minutos atrás, por lo cual había decidido llamarme.
Mas esos segundos me costaron la llamada, pues cuando me decidí a contestar, la pantalla brillaba anunciando una llamada perdida.
No pude evitar chillar y tirarme en la cama, pataleando por haber dejado pasar la oportunidad que tanto anhelaba. Miré el techo, con los brazos extendidos, alejando el celular de mi vista. Patética y lenta, así me sentía.
Pero, gracias a Dios, mis plegarias fueron escuchadas, ya que tan rápido como se fue, la llamada volvió a entrar. No perdí ni un segundo, no otra vez, y atendí inmediatamente.
-Hola - contesté, intentando no demostrar algún tipo de emoción.
-Hola, Lilo - su voz sonó desde el otro lado y fue gloria pura - ¿Cómo estás?
-Muy bien, ¿y tú? - pregunté, cerrando los ojos, apretándolos, escondiendo la emoción que asaltaba mi pecho.
-Bien también - no lo veía, pero podía jurar que estaba sonriendo - Te llamo porque... llegué, bueno, vine a Los Ángeles y me gustaría saber si tienes tiempo libre para... no sé... vernos un rato. ¿Qué dices? - su voz sonaba dudosa, un poco temblorosa, como si no estuviera del todo cómodo y las palabras quedaran atrapadas.
¿Qué digo? Por supuesto que tengo, soñaba con la llegada de esa pregunta noche tras incierta noche. Había estado trabajando más que duro, así que merecía un día de descanso, ¿y qué mejor que pasarlo junto a Timothée?
No hay, no existe.
-Si, claro - hablé, despreocupada, o eso creí, porque una suave risita resonó en el parlante.
-¿Te parece dentro de una hora?
-Vale - respondí, observando el reloj que colgaba en la pared.
Eran las once de la mañana, bastante temprano, pero no tenía nada que hacer. Bueno si, pero podría esperar. Así que la hora daba lo mismo.
-¿De verdad? Sé que es temprano y que quizás tengas asuntos por atender, así que entendería si...
-Está bien dentro de una hora - corté su largo discurso.
-De acuerdo - dejó salir una suave carcajada - Nos vemos, Lilo.
-Nos vemos, Timothée.
A penas corté la llamada, grité de emoción, porque llevaba semanas esperando este momento, presa de la curiosidad sobre cómo sería nuestro próximo y tan prometido encuentro. No podía describir las mariposas que volaban en mi abdomen, que intentaba matar, respirando de manera tranquila, como si nada estuviera perturbando mi serena rutina.
Lo vería otra vez y no podía creerlo.
nueeeevo capítulo jeje
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muchas gracias🤗
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Detrás de escena // t.c✔️
RomanceEn la abrazante ciudad de Los Ángeles, Timothée y Lilo se ven envueltos en un candente romance durante la grabación de una nueva película. Sin embargo, todo se torna difícil cuando los sentimientos comienzan a florecer. ¿Podrá Lilo aceptar el crecie...
