t r e i n t a y s e i s

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Un leve rayo de sol se asomó a través de la ventana, quemaba mi rostro al tiempo en que mis ojos intentaban abrirse con dificultad. Mi misión fue en vano, puesto que el brillo solar me tenía totalmente encandilada, además del profundo sueño y resaca que carcomía mi cabeza. Me di la vuelta sobre el colchón, sintiendo la tranquila respiración de Timothée golpear mi cara. Volví a intentar abrir mis ojos, y esta vez, tuve éxito, mas veía todo borroso y moribundo; las blancas paredes daban vueltas a mi alrededor, mientras la silueta del rizado parecía flotar entre las blancas y suaves sábanas, perdido en un profundo sueño.

Me quedé acostada de espaldas, con la mirada perdida en el techo. Aun no podía despertar completamente, por lo que mi cerebro no lograba hilar ideas de manera coherente. Me quedé callada, sintiendo como mi cuerpo se relajaba, intentando regresar a su estado de normalidad. Solo necesitaba un jugo de frutas frescas y quizás una pastilla para el dolor de cabeza, el cual, a medida que pasaban los segundos, se volvía más insoportable.

La mano de Timothée se posó sobre mi abdomen, acercándome a su anatomía. Le seguí el juego, disfrutando del cálido contacto que la fricción de nuestras pieles provocaba. Abrió los ojos y un fuerte suspiro salió de su boca. Lo quedé mirando, directamente a los ojos, mientras una leve sonrisa se apoderaba de mis labios.

-Hola - dijo con la voz ronca.

-¿Cómo te sientes? - pregunté, porque podía ver a través de su demacradas expresiones, que se sentía igual o peor que yo.

-Estoy en la mierda - rió - ¿Y tú?

-También - solté un carcajada.

Nos quedamos en silencio, abrazados, mientras mi cabeza estaba recostada sobre su pecho, el cual subía y bajaba, lentamente, manteniendo el ritmo. Sus dedos se enredaban entre mi cabello, masajeando mi cuero cabelludo; por mi parte mi mano derecha se paseaba sin rumbo a lo largo de su abdomen, trazando círculos, dibujando nubes imaginarias o cualquier sombra que se me ocurriera.

Sin embargo, y pese a que el momento era totalmente íntimo y muy parecido a muchos otro que tuvimos anteriormente, se sentía diferente, como si un aire desconocido estuviera navegando por entre nuestros cuerpos, que por muy juntos que estuviesen, se sentían alejados y frívolos. 

Suspiré con pesadez, sintiendo como mi estómago comenzaba su trabajo matutino, más, con el alcohol aun dentro de él, sentí unas fuertes ganas de vomitar. Cerré los ojos, calmando mi respiración. Y, para rematar la molestia dentro de mi cuerpo, un pensamiento excéntrico se posicionó dentro de mi cabeza, lo cual provocó que un frío escalofrío corriera a través de mi columna.

Me quedé inmóvil, sintiendo como la piel del rizado se tensaba bajo mis dedos temblorosos. No me atreví a mirarle a la cara, porque tenía la leve sensación de que él sabía lo que se nos veía, ocasionando que la vergüenza hiciera su espectacular acto de presencia.

-Timothée - pronuncié, llamando su atención.

-Dime - habló, dejando de lado el masaje.

-¿Qué pasará entre nosotros? - pregunté, muerta de miedo.

Me sentía patética al hacer esa clase de pregunta, pero necesitaba saber que iba a ocurrir entre nosotros. Habíamos sido sinceros, totalmente honestos ante nuestros dichosos sentimientos, que pedían a gritos que nuestros orgullos quedaran de lado, para así nuestros cuerpos mezclarse y vivir la utópica historia de amor que merecíamos.

-Nada - dijo con la voz firme.

-¿Qué? - levanté mi cuerpo, dejándolo al descubierto. 

Mis ojos miraron los suyos sin poder creer lo que mis oídos acababan de escuchar. Me parecía un mal sueño, una pesadilla inaudita.

-Que no pasará nada - sus ojos penetraban los míos, intimidando mi mente desordenada - No estamos ni estaremos juntos.

Las náuseas aumentaron conforme sus palabras eran arrojadas con tanta seguridad. Sentí que mis brazos, los cuales sostenían mi cuerpo, cesarían ante el peso, dejándome caer sobre la anatomía de mi compañero. Parpadeé un par de veces, esperando, quizás, que una sonrisa burlona apareciera entre sus labios, para luego decirme que era broma y que lo volveríamos a intentar. Pero me equivoqué, su semblante se mantuvo totalmente serio, confirmando mis más temidas sospechas.

-¿Todo lo que nos dijimos no significó nada para ti? - pregunté, sintiendo el nudo crecer dentro de mi garganta. Oh, no.

-Las palabras se las lleva el viento - suspiró.

No dije nada, entendía perfectamente el trasfondo detrás de sus crudas palabras. Dejé salir el aire acumulado, para luego ponerme de pie y comenzar a buscar mi ropa, la cual estaba tirada por toda la habitación. Podía sentir su dura mirada sobre mi cuerpo moviéndose ágilmente, intentando salir lo más rápido de aquella asfixiante habitación.

Me vestí, pensando en mantener la calma, no mostrar la debilidad que mis ojos querían dejar en evidencia. Estaba dolida y lamentaba profundamente confesar mis sentimientos, quedando desnuda y expuesta ante sus desconocidas intenciones. 

Terminé de calzarme las zapatillas y tomé mi chaqueta, asegurándome de que se encontraba mi billetera y celular. Caminé a través de la habitación, dándole una última mirada, un último recuerdo nítido del refugio que alguna vez me brindó alegrías y placer. Una vez llegué al umbral de la puerta, miré fijamente a Timothée, quien mantenía su cuerpo erguido, totalmente a la defensiva. Su rostro estaba tenso y su mirada fija en mi persona.

-Sé que las palabras se las lleva el viento - comencé a hablar, aunque podía sentir una puñalada en el corazón cada vez que una palabra era emitida. Me estaba costando más de lo que creí - Pero tienes que saber que decir que te quiero, fue muy difícil - podía sentir las lágrimas caer por mis mejillas - Disculpa si no fue suficiente para ti.

Me quedé esperando por al menos unos minutos, eternos minutos que se convirtieron en una guerra de miradas, perdida por mi. No dijo nada, y ya no aguantaba las ganas de lanzarme a sus brazos y golpearlo para que reaccionara, porque la persona que tenía frente a mí, no se parecía en nada al hombre que conocí, del cual me enamoré.

Quedarme allí, parecía matar mi orgullo lentamente, por lo que al notar que no hablaría, salí lo más rápido de su hogar, sintiendo como el llanto inminente brotaba violentamente a través de mis ojos.

Me sentía dolida y usada. Me había prestado para su sucio juego de amor, que me había prometido una noche de reconciliación. Todo ardía a través de mi pecho, perdiéndose en el revoltijo de emociones y alcohol que mi cuerpo aun albergaba. 

Preferí caminar, pese a que me demoraría un buen tiempo. Necesitaba pensar y sentir la brisa marina golpear mi rostro, abofeteándome, exhibiendo la realidad penosa que venía arrastrando desde que mis sentimientos salieron a flote. Necesitaba ordenar mis ideas, y por sobre todo, reencontrarme conmigo misma, indagar en el interior de mis entrañas y los sucios rincones de mi mente, aquellos que hospedaban lo que siempre quise callar.





no me odien por este capítulo jajaja pero se darán cuenta que es necesario 😞

dejen sus maravillosos y enérgicos votos y comentarios❤ me hacen muuy feliz !

PD. NO OLVIDEN LAVAR SUS MANOS!❤

PD 2. cambiaré la portada de la novela, así que espero que les guste jeje

Detrás de escena // t.c✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora