v e i n t i u n o

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Escuchaba el sonido de las olas a la lejanía, movidas por el vaivén constante de la ida y venida que reventaban en la solitaria arena. Me moví incómoda en mi lugar, intentando mermar el frío viento que quemaba mi rostro, mientras movía mi cabello de un lado a otro sin ningún tipo de escrúpulo.

Timothée, sentado a mi lado, abrochaba su chaqueta, intentando calmar el frío que se apoderaba de nuestros cuerpos. Posé mis ojos sobre los suyos, los cuales me miraron con dulzura, dejando una linda sonrisa en sus labios para luego abrazarme y así intentar calentar nuestros cuerpos.

Muy temprano por la mañana, Ailani se había metido en la cabeza la idea de ir a la playa para así disfrutar de su estadía en Los Ángeles. Los rayos de sol que entraban sin ningún esfuerzo a través de las ventanas del departamento, confirmaron con presunción que el día era más que perfecto para un paseo matutino. No rechazamos su oferta, ya que nos parecía perfecto salir y tomar un poco de aire marino y así llenarnos de las positivas vibras que el mar siempre traía consigo.

Sin embargo, ahora que intentaba con ímpetu calentar mi cuerpo, me parecía más que una mala idea haber venido hasta aquí. Me arrimé en el cuerpo de Timothée, mientras escuchaba a mi hermana hablar y hablar sobre un montón de temas distintos al mismo tiempo. Reía y contestaba con pequeñas frases, al igual que el rizado. Se habían llevado de maravilla y Ailani no podía más de la emoción por haber conocido a su actor favorito.

-Aún no puedo creer que te conozca - habló mi hermana, quien se encontraba frente a nosotros, dando la espalda al mar - Mucho menos que estés saliendo con Lilo.

-¿Hay algo malo que sea yo? - pregunté en modo de broma, queriendo ponerla nerviosa.

-No - sonrió - Pero hubiera preferido que salieras conmigo, en vez de ella - me apuntó, casi con repugnancia.

Elevé mi ceja en señal de ofensa, para luego mirar al rizado, quien reía al ver la escena que estábamos montando. Cambié mi semblante a uno más relajado y lo miré con una sonrisa de medio lado, dejando mostrar mis dientes mientras me alejaba un poco de su cuerpo para poder mirar su rostro.

-Dinos, Timmy - hablé, llamando su atención - ¿A quién prefieres? - pregunté.

Ailani comenzó a reír, posando su mirada sobre la de Timothée, el cual negaba con su cabeza repetidamente, mirando hacia sus manos que se encontraban en su regazo mientras una amplia sonrisa se expandía por su cara. Se notaba que la pregunta lo había tomado por sorpresa, pero la situación lo estaba divirtiendo, principalmente porque había sido una pregunta con la cual podría cabrearme.

-¿La verdad? - preguntó, pasando sus ojos desde los míos hacia los de mi hermana, quien se encontraba expectante ante su veredicto final - Me hubiera gustado conocer antes a Ailani.

La boca de mi hermana cayó de golpe y comenzó a reír notablemente nerviosa, sin poder dar tregua de lo que el rizado acababa de decir. Por mi parte, no pude evitar dejar salir una gran carcajada, sabiendo que lo que había comentado tenía el fin de poner a mi hermana en un situación embarazosa.

Ailani tenía los ojos negros como aceitunas, el cabello castaño y largo. Nos parecíamos muchísimo, se podía notar a leguas que éramos hermanas, lo cual muchas veces nos jugó a favor y otras en contra, especialmente cuando nos preguntaban si éramos gemelas y Ailani saltaba enfurecida a defender que solo éramos hermanas. Nunca entendí en qué le molestaba que nos dijeran aquello, quizás porque al ser varios años menor que yo, la hacía sentir más vieja. No lo sé.

Iba a abrir mi boca para decir algo que probablemente hubiera causado una discución entretenida, pero el teléfono de Timothée sonó. El rizado lo sacó de su bolsillo y al leer de quién se trataba, pidió permiso y se puso de pie para comenzar a caminar y atender la llamada. Mi hermana se veía perdida en él y los sigilosos pasos que daba, debido a que sus pies se enterraban con facilidad en la arena.

-Ahora que lo conoces en persona, ¿sigues creyendo que es el hombre más guapo del mundo? - pregunté sacándola de su nube de ensoñación.

Ailani desvió su mirada hacia la mía y sonrió de manera genuina. Recordaba esa forma tan peculiar que tenían sus facciones de expresar lo que normalmente callaba, eran esos detalles pequeños lo que marcaban la diferencia entre creerle y no.

-Es maravilloso - suspiró con ligereza - Tienes mucha suerte.

Sus palabras produjeron que las mariposas de mi estómago revolotearan con insistencia, presas de la felicidad que aquellas letras significaban. 

-Lo sé - dije, más para mi que para ella.

-Si llegan a terminar, ¿me puedes dar su número? - preguntó entre risas, poniendo la misma cara que hacía cuando éramos pequeña y quería conseguir algo.

Golpeé su hombro con cariño, provocando que se moviera levemente en su lugar. El viento meneaba su cabello y parecía llevar las risas que no parecían parar. Echaba de menos a mi hermana y me daba pena admitirlo. 

-No lo dudes - hablé con una sonrisa en el rostro.

-Te extrañaba tanto, Lilo - dijo, alargando la "o" final de mi nombre, mientras tiraba su cuerpo hacia la arena, quedando de espalda, con la vista fija en el cielo totalmente despejado.

Fue como si hubiese leído mi mente y eso, solo causó que mi corazón se inflara de emoción. Imité su actuar y me tiré en la arena, perdiéndome en el brillo del cielo celeste que me invitaba a perderme en la inmensidad del desconocido universo.

-Yo también te extrañaba, Ailani - confesé. 

Di vuelta mi cabeza, topándome con su mirada. Nos tomamos de la mano y me perdí en nuestros recuerdos y en las últimas horas juntas. Habían pasado tantas cosas, desde una reunión familiar, casi improvisada, hasta una charla generosa en donde habíamos dejado salir el sentimiento que aun nos mantenía unidas. Rememoré la noche navideña, pasando por cada detalle: su llegada, la cena, las fotos, los regalos, abrazos...

Algo se removió dentro de mi cabeza, causando que mi mente divagara hacia la cena en donde Ailani no podía dejar de sacar fotos. Suspiré, preparando las palabras exactas para no sonar como una loca, pese a que lo estaba. O al menos así me sentía.

-¿Qué hiciste con las fotos que tomaste? - pregunté, rompiendo el cómodo silencio que se había instaurado.

-Las subí a Instagram - respondió - ¿Por qué?

Su ceño se frunció sin entender a qué venía mi pregunta. Solo negué con la cabeza para luego sonreírle de manera afectuosa.

Mi respiración comenzó a acelerarse, evocando a mis miedos que controlaban  mis acciones y sentimientos. No quería seguir pensando, así que cerré los ojos, intentando calmar el pánico que de a poco parecía apoderarse de mi cuerpo.







estaba pensando en que si la historia llega a 1K, haré maratón! así que dejen sus comentarios si les gustaría que lo hiciera o no jeje<3 no olviden dejar sus vooooootos!

Detrás de escena // t.c✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora