La cena.
Sé que esperan saber qué tal estuvo la cena, pero la verdad, no es lo más importante de la noche. Ni siquiera por asomo. De hecho, la cena pasó con bastante tranquilidad entre recuerdos de la infancia y varias historias que me hicieron sentir más que incómoda, todo en plan de avergonzarme frente a Timothée, quien no dejaba de reír y sorprenderse ante aquellas anécdotas que intentaba con desespero mantener guardadas dentro de mi corazón, para así nunca olvidar a la niña interior que aun existía, y se asomaba con cierto recelo en las situaciones más bochornosas.
La comida estuvo deliciosa. Nada que decir.
El problema, vino después; cuando a mi madre se le ocurrió la grandiosa idea de entrar en un bar de mala sangre a tomarse unos tragos con el fin de celebrar su prolongada estadía. Residencia definitiva. Sin embargo, ya habíamos conversado con Sharon, la misma noche que Clarisse llegó, y teníamos más que asumido que se quedaría por unos largos meses. No nos molestaba, en lo absoluto. De hecho teníamos la creencia que nos ayudaría a salir a divertirnos un poco más, dejando de lado nuestros miedos y prejuicios.
Entramos al local, luego de tener una lucha de miradas con mi amiga para definir si era necesario tomarnos unas copas en ese lugar o si era mejor hacer algo tranquilo en casa. Asentimos al mismo tiempo, sintiendo todo lo que se nos vendría luego de tomar aquella difícil decisión.
El lugar era amplio, oscuro y olía a fritura, alcohol y cigarrillos. Estaba repleto y la gente se movía al ritmo de la música como si la vida se les fuera en ello. Mentiría si dijera que el ambiente no me prendió, porque al momento en que nos sentamos y comenzamos a beber, todo el mal rollo que tuvimos con Sharon se pasó de golpe.
Entre palabras incoherente, tragos amargos y risas contagiosas, mi madre desapareció, dejándonos solos. Pero no lo fue por mucho, ya que la gruesa figura de Collins apareció entre las tinieblas, provocando distintas reacciones en todos nosotros. Por una parte, Sharon rodó los ojos con notable fastidio, para luego llevar su copa a la boca y tomar un largo trago; mientras que, tanto Timothée como yo, quedamos hechos piedras, totalmente incapaces de hacer o decir algo.
-¡Lilo! - gritó, intentando sonar más fuerte que la música,acto que fue casi imposible - ¡Sharon! ¡Qué alegría verlas!
-¿Estás solo? - preguntó seca la rizada. En verdad era una buena pregunta que no me atrevía a formular, pero necesitaba saberlo.
-Estoy con unos amigos - dijo, llevando sus ojos desde los de Sharon hacia los míos para terminar en los de Timothée, provocando que frunciera el ceño, sin comprender nada - ¿Timothée? - preguntó.
-¿Cómo estás? - habló con una gran sonrisa en el rostro.
Collins no dijo ni una palabra. Se quedó en silencio, analizándonos, queriendo que ningún detalle se le escapara. Se notaba a leguas que intentaba con desesperación entender qué estaba pasando; el por qué el mismísimo Timothée Chalamet estaba junto a nosotros.
-¿Qué diablos? - dijo luego de unos largos segundos, realmente incómodos - ¿Acaso era verdad?
Lo vi tomar un gran trago y lo imité, porque estaba a punto de admitir lo que le había confesado y que no creyó, pero ahora tenía pruebas irrefutables de que era verdad.
-Te dije - hablé finalmente, sintiendo el nudo formarse en mi garganta.
Aquí vamos de nuevo: pánico a ser vistos en público.
-¡Mierda! - gritó, tomando asiento al lado de Sharon, quien lo miró con desagrado, especialmente cuando su cuerpo chocó con de ella - ¿Cómo no lo vi antes? ¡Dios, qué estúpido soy!
Parecía más un monólogo interno que seguramente debía debatir con su ser interior en completo silencio y no en medio de una bar atestado de personas ebrias que no le importaba la mierda que salía de su boca.
-Vamos a bailar.
Le hablé a Timothée en el oído, quien asintió poniéndose pie, caminando directo a la pista. Le tomé la mano y miré hacia atrás, y si las miradas mataran, estaría más que muerta. Sé que haber dejado sola a Sharon junto a Collins era una mala idea, pero estaba al borde de un colapso nervioso si seguía escuchando a mi colega hablar. Al parecer el alcohol había causado efecto en su organismo.
Una vez logramos meternos dentro de la pista de baile, comenzamos a bailar al ritmo de la música, pasos ligeros y prolijos, totalmente idos por el momento. Nada importaba, éramos solamente nosotros en medio de aquel mar ahogado en personas desesperadas por vivir una noche inolvidable que los hiciera ignorar, por al menos unas horas la monotonía de sus vidas. No diré que la mía no lo era, pero no podía negar que desde la llegada de Timothée a mis días, podía ver un antes y un después.
-¿Ya le habías dicho a Collins? - preguntó el rizado mientras llevaba uno de sus rebeldes rulos tras su oreja.
-Algo así - dije sin muchos ánimos de dar una gran explicación.
Quería olvidar todo y tener una buena noche, diferente y entretenida. Y pude corroborar que Timothée estaba buscando lo mismo, cuando pasó sus brazos por mi cintura, acercando nuestros cuerpos, rompiendo la distancia que nos separaba. Tener sus ojos a centímetros, volvía locas a mis hormonas que comenzaban a desearlo con desesperación.
-¿Por qué siempre causas esto en mí? - pregunté sin pudor alguno.
-Podría preguntar lo mismo - respondió con una sonrisa coqueta en sus labios, los cuales me pedían a gritos que los besara. O eso quería creer en medio de mi borrachera.
-Soy irresistible - dije, moviendo las cejas, sin poder contener la carcajada que se atoraba en mi garganta.
-No hay duda - sonrió - Por eso siempre vuelvo a ti.
Aquellas palabras funcionaron como bencina en medio de un incendio, ya que me abalancé sobre su boca, besándola con pasión. Él me recibió de la misma manera, apretando mi cintura, intentando sentir nuestros cuerpos cubiertos por la molesta ropa.
-¡Esa es mi hija!
La tan reconocible voz de mi madre retumbó por todo el local en altavoz. En ese momento, quería que la Tierra me tragasé y no me devolviera nunca más. Me separé de Timothée, sintiendo la vergüenza recorrer mi cuerpo, mientras las personas a nuestros al rededor aplaudían, chiflaban y gritaban, totalmente eufóricos por la situación que mi madre creó.
Caminé, respirando profundamente, intentando mantener la calma, hacia donde se encontraba la mujer que me había dado la vida, quien estaba sentada al lado del DJ, un hombre que podría ser mi hermano, coqueteando descaradamente.
-Vamos, mamá. Ya es tarde.
No le di tiempo a que me respondiera, alegara o hiciera cualquier cosa, pues me encontraba bastante molesta con ella como para escuchar algún tipo de explicación. El alcohol que llevaba en la sangre, desapareció de golpe transportándome a la realidad en donde mi madre había vuelto a hacer de las suyas.
aquí otro capítulo!! no olviden votar y comentar❤️
ESTÁS LEYENDO
Detrás de escena // t.c✔️
RomanceEn la abrazante ciudad de Los Ángeles, Timothée y Lilo se ven envueltos en un candente romance durante la grabación de una nueva película. Sin embargo, todo se torna difícil cuando los sentimientos comienzan a florecer. ¿Podrá Lilo aceptar el crecie...
