Maratón 2/2
El día de grabación había terminado un par de horas más tarde de lo habitual, debido a que, como nos encontrábamos en los últimos días de grabaciones, era importante alistar esos pequeños detalles que marcarían la diferencia en el resultado final.
No podía hacerme más feliz la idea de llegar a mi casa y así descansar de las irritantes miradas que estuvieron persiguiéndome la mayor parte del día; pese a mi constante insistencia en evitar a Timothée y hacer parecer que todo fue un mal entendido. Sabía que no era una buena idea, pero me sentía demasiado incómoda, en mi lugar de trabajo, como para aceptarlo.
A penas abrí la puerta del departamento, pude ver a Ailani sentada en el sofá, pegada en su celular, mientras mi madre veía un programa detectivesco a todo volumen. Mi hermana, se puso de pie y corrió a abrazarme. La alejé de la manera más sutil posible, mas me fue imposible.
-¿Qué? - preguntó, notablemente confundida por mi actitud.
-Las fotos de la Navidad están en cada página de chismes- hablé pausadamente, pese a que quería ahorcarla en ese preciso momento. Y no me importaba que fuese al frente de mi madre - Hola, mamá - saludé y solo me lanzó un beso en señal de saludo.
-Oh - fue lo único que salió de su boca.
Respiré profundamente, intentando calmar el cólera que corría por mis venas. Dejé la mochila al lado de la puerta y caminé a la cocina, donde abrí el refrigerador para sacar el jamón y el queso. Estaba muriendo de hambre, por lo que necesitaba comer algo o Ailani estaría en problemas. No podía razonar con el estómago vacío.
Sentí su llegada, cuando elevé mi mirada al sentir que alguien entraba por la puerta. Respiré otra vez, dejando de lado el mal genio que me traía el día.
-¿Algo que decir? - le pregunté.
Mi hermana sabía como era mi comportamiento cuando estaba enojada, por lo que el hecho de que estuviera frente a mí, era solo porque tenía algo muy importante que decirme. O eso quería creer.
-Lo siento - murmuró desde la puerta. La muy cobarde ni siquiera se había atrevido a despegarse de ella.
-¿Lo siento? - imité su voz, mientras buscaba un cuchillo en unos de los cajones.
-No creí que ... - sus palabras quedaron suspendidas en el aire cuando me di la vuelta y me vio con el cubierto en la mano - ¡Ay no, Lilo! No es para tanto.
Se le notaba nerviosa y que quería salir corriendo y yo solo estaba disfrutando la escena. Por supuesto que no le haría nada, pero se le veía asustada y de alguna forma sentía que lo merecía. Gracias mamá por hacerme tan cruel al tenerme tantas horas viendo asesinatos.
-No seas ridícula, Ailani - reí, sacando el queso de su envase para comenzar a partirlo - No te haré nada.
-Mierda, Lilo - llevó su mano a su pecho y se acercó hasta quedar frente a mi. Solo la isla de la cocina nos separaba - Recordé esa vez que me perseguiste por la casa con un cuchillo, porque querías recrear una escena de una serie que estábamos viendo. No recuerdo su nombre.
Yo tampoco lo hacía, pero si recordaba el llanto desconsolado que gané luego de que mi madre me retara. Éramos pequeñas y no entendíamos realmente lo que estaba haciendo y el daño que podía causar, lo veía como un juego, y solo pude entenderlo años más tarde.
-Lo siento por eso - estábamos riendo, de una manera bastante sutil, pues el ambiente seguía un poco tenso.
-Yo de verdad lo siento - habló con la mirada gacha, jugando con sus manos sobre el mesón - No fue mi intención.
Terminé de preparar el sandwich y me senté en una de las altas sillas. Ailani imitó mi actuar y nos quedamos mirando, analizando, intentando saber que era lo que la otra estaba pensando. Me rendí ante su penetrante mirada y me desvanecí ahí mismo. Las lágrimas comenzaron a salir y no pude evitarlo. Mi hermana cambió de lugar para sentarse a mi lado y así consolarme. Apoyé mi cabeza en su hombro y las palabras de lo vivido durante la lrga jornada de trabajo salieron como vómito verbal.
A penas crucé las grandes puertas de cristal del estudio, sentí como las miradas de mis colegas escudriñaban cada célula de mi cuerpo. No entendía que estaba pasando o qué había hecho para que me criticaran de esa manera.
-¿Hice algo que no me enteré? - le pregunté a Rita, una vez que llegué a su lado.
-¿No sabes? - preguntó, abriendo los ojos y ayudándome a caminar al interior de las oficinas.
-No - hablé insegura, dejando mi mochila sobre una de las sillas.
Rita tomó asiento en una de las sillas giratorias y comenzó a buscar algo en su celular. Me saqué el abrigo, dejándolo sobre una de las sillas, para luego sacar unos papeles y así alistar lo último para la grabación.
-Estas fotos están en todas las páginas de chismes - habló la maquillista, pasándome su teléfono.
Cuando vi aquellas fotos, sacadas por mi hermana durante la Navidad, mi corazón comenzó a acelerarse mientras mis manos transpiraban más de la cuenta. Quería retroceder el tiempo para así haber tenido más cuidado y preocupación sobre mis palabras y movimientos, porque entendía perfectamente como la industria funcionaba y sabía que podía llegar a arrepentirme.
-Lilo - escuché la voz de Timothée y mi cuerpo se estremeció - ¿Podemos hablar?
Le devolví el celular a Rita, quien solo me dio una dulce sonrisa en forma de aliento. Ella sabía lo mucho que me estaba doliendo asumir esta situación. Me puse de pie, y allí en la puerta, se encontraba el rizado, apoyado en el marco de esta. Caminé a su lado y cuando estuve delante de él, inclinó su cabeza para darme un corto beso. Me retiré rápidamente al sentir sus labios junto a los míos, acto que no fue recibido de tan buena manera.
-Ya lo viste, ¿cierto? - preguntó.
Habíamos entrado a un camarín que era poco concurrido. Nos sentamos en unas sillas frente al espejo, mirándonos a través de él, dando un efecto de irrealidad.
-Si - di vuelta mi cara y nuestros rostros se encontraron.
-¿Cómo te sientes?
Se veía incómodo y preocupado, como si necesitara alguna respuesta que lo aliviara y lo controlara de las extrañas sensaciones que estaba viviendo. Sus ojos se cerraban lentamente, parecía que tenía miedo de mis palabras. Y la verdad es que no lo culpo.
-No lo sé - alcancé a murmurar antes de que mi teléfono comenzara a sonar.
Ailani sacó unas servilletas y me las entregó para limpiar los mocos que salían sin permiso de mi nariz. No podía dejar de llorar, mientras mi pecho subía y bajaba con desesperación. Inhalé y exahalé un par de veces hasta que mi respiración se calmó. Una vez más compuesta, decidí volver a hablar.
-Después de la llamada no volvimos a hablar. Cada uno siguió con su vida, pese a que todo el mundo parecía interesado en nuestra interacción - no pude evitar reír ante el recuerdo de como en un momento donde el rizado necesitaba de mi ayuda para llevar a cabo la escena, los ojos de la gran mayoría nos veían expectantes, esperando que algo más ocurriera.
-¿No te ha llamado?
Negué.
-Tampoco yo lo he llamado - me encogí de hombros, sorbiendo mi nariz.
-Sé que tienes miedo, Lilo - acarició mi cabello lentamente, ayudando a relajar mi cuerpo - Pero iba a pasar. Y además hablamos de Timothée Chalamet, no de cualquier idiota. Moriría por estar en tus zapatos.
No pude evitar soltar una risa ante su comentario tan honesto. Entendía su actitud para hacerme sentir mejor y para entrar en razón, pero había un sentimiento de terror que parecía apoderarse de mi cuerpo y hacerme actuar de forma errática, ajena a la realidad.
he aquí la segunda parte! mughas gracias a todxs quienes han leído esta historia🤗 me hizo muuuy feliz llegar a 1K de lecturas!
MUCHAS GRACIAS 💕
no olviden votar y comentar jeje💕
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Detrás de escena // t.c✔️
RomanceEn la abrazante ciudad de Los Ángeles, Timothée y Lilo se ven envueltos en un candente romance durante la grabación de una nueva película. Sin embargo, todo se torna difícil cuando los sentimientos comienzan a florecer. ¿Podrá Lilo aceptar el crecie...
