Desperté en medio la penumbra y el persistente ruido de las manillas del reloj moviéndose, indicando el pasar del inevitable tiempo. Me removí incómoda en mi lugar, me dolía el cuello y podía sentir como un brazo más que conocido, se enrollaba al rededor de mi cintura, era Timothée, quien luego de nuestra pequeña disputa, se sentó a mi lado, consolándome e intentando también calmar su angustiados sentimientos que no lo dejaban seguir su camino.
Sin darnos cuenta, en medio de sollozos y palabras alentadoras para hacernos sentir mejor, caímos dormidos, rendidos ante la poca piedad que la vida estaba teniendo con nosotros.
Podía sentir como su respiración golpeaba mi nuca, al tiempo en que su agarre se volvía más persistente. Me removí lentamente, sin importarme despertarle, porque pese a que no sabía la hora exacta, suponía que ya era bastante tarde y debía marcharse antes de que Sharon le viera.
Mi sorpresa no fue menor al ver la hora en mi celular. Eran más de las tres de la madrugada, lo que suponía que mi amiga no volvería a casa, pero aún así, preferiría que se fuera y me dejara pasar con tranquilidad el resto de la noche. Necesitaba analizar lo que vivimos, especialmente las palabras despiadadas lanzadas sin filtro, para luego descansar y estar en paz conmigo misma.
-Timothée - murmuré, tocándole el brazo con suavidad. La idea tampoco era asustarle.
No recibí respuesta alguna, solo un quejido al tiempo en que se daba media vuelta, quedando su rostro, hundido entre los cojines. Volví a zamarrear su cuerpo, pero esta vez, con un poco más de fuerza. Tenía un sueño pesado y parecía que no iba a despertar ni por si acaso.
-¡Timothée! - exclamé en voz alta, un poco aburrida de su nula contestativa.
-¿Qué pasó? - preguntó, agitado, dándose la vuelta para quedar frente a mi.
No pude evitar soltar una sonora carcajada ante su desesperada reacción, causando que me observara de mala manera, dejando caer su cuerpo sobre el sillín, para luego volver a cerrar sus ojos, queriendo quedar nuevamente dormido.
En medio de aquella infinita oscuridad, a penas visible gracias a los faroles de la calle, pude ver como su nariz se erguía por su pálido y delgado rostro, esculpido por los mismísimos Dioses. Su pecho bajaba y subía lentamente, al ritmo de las palpitaciones de su corazón, las cuales se podían escuchar a la perfección, interrumpidas cada ciertos segundos por el rápido pasar de algún vehículo en el exterior. Me quedé analizando cada una de sus facciones tan únicas, esos lunares que moría por volver a contar, perderme en esas conocidas constelaciones, al tiempo en que sus rosados y finos labios se encontraban semi abiertos, invitándome a perderme en ellos. Bastaba un solo movimiento, aflojar mis músculos y dejarme caer en medio de sus cálidos brazos, que no dudarían ni un segundo en estrecharme sobre su pecho.
Sin embargo, me contuve. No dejé salir a flote mis instintos más salvajes, porque había sido un trabajo de días comenzar el proceso de superación y de olvido, no por completo, por supuesto, puesto que cada momento que pasamos fue único y me dejó más de una enseñanza.
-Timothée, es hora de que te vayas - anuncié, causando que abriera uno de sus ojos.
-¿Puedo quedarme? - preguntó, aún soñoliento, acurrucándose sobre la suave tela del sillón.
-Prefiero que te vayas, Tim - dije con amabilidad, sosteniendo una gentil sonrisa en mi rostro.
El rizado abrió sus ojos por completo, para luego acomodar su cuerpo hasta quedar sentado justo a mi lado. En medio de la penumbra y el gutural silencio, parecíamos dos adolescentes nerviosos a punto de hacer algo indebido, pero la realidad era muy diferente. Mi mente volaba entre los recovecos de mis más profundas verdades, en medio de esas palabras que se quedaron estancadas. Estaba harta de llorar, de sentirme patética, por un hombre al que probablemente no lograría superar tan fácilmente, y lo entendí cuando su mano tomó la mía, en un acto tan inocente, que mi cuerpo se estremeció por completo. Quizás aún no había pasado el suficiente tiempo, pero podía sentirlo, ese pésame invaluable que me condenaba a seguir atada, no por una eternidad, todo lo contrario, por un corto periodo que me ayudaría a encontrarme conmigo misma.
Porque ahí entendí, mientras sus dedos acariciaban la palma de mi mano, cosquilleando, mirándome fijamente a través de sus pupilas dilatadas, provocando que miles de emociones se desataran sin piedad, mostrándome un nuevo comienzo y un nuevo sentimiento que no creí que podría experimentar tan pronto.
Sentí como los labios de Timothée se posaban sobre mi mejilla, para luego ponerse de pie, quitando su tacto, y comenzar una corta caminata hacia la entrada del departamento. Imité su actuar, acompañándole a la puerta, en donde me esperaba con las manos en sus bolsillos, mientras dejaba escapar un pequeño bostezo, que delataba su aún sonmolencia.
-Fue un gusto hablar contigo - habló, asomando una tímida sonrisa - Y espero que algún día puedas disculparme.
Lo miré con duda, creyendo que era el momento perfecto para dejarlo salir y así comenzar a soltar lo que aún me mantenía unida a él.
-Estás disculpado, Tim - hablé nerviosa, porque pensarlo era muy diferente a decirlo en voz alta, parecía que hacía realidad, era palpable - Pero no lo vuelvas a hacer - dejé salir una sonora carcajada, que produjo un eco en medio de la soledad del departamento.
-Jamás - comentó, también dejando salir una risita.
-No le hagas daño, Timothée - dejé salir sin pensar - Sé honesto, sé tú - casi como si alguien omnisciente estuviese controlándome, dejé caer una de mis manos sobre su mejilla, acariciándola, acercándome a su figura que se encontraba estática.
No dijo nada, solo escondió su cabeza entre mi cuello, pasando sus brazos por mi cintura. Se sentía diferente aquel abrazo, sincero y lleno de la química que nos caracterizó desde el primer día, ese sentimientos que nos llevó al límite, incapaces de consolidar una relación estable. Sin embargo, y pese a que quería tenerle cerca por el resto de la noche, me separé, manteniendo la suficiente distancia como para que nuestras narices se rozaran y pudiera sentir su aliento, golpeando mi cara. Bastaba con ser irrespetuosa y desmedida para dejarme abrumar entre sus labios, que se aproximaban a los míos con decisión.
Pero me alejé, abrí la puerta y con un movimiento de cabeza le motivé a que se fuera pese a qué aún seguía en su lugar, procesando como unos segundos bastaron para deshacer el hechizo que ya no podía seguir controlando.
-Que tengas buenas noches - murmuré, una vez que ya se encontraba en el pasillo, a modo de despedida.
-Te quiero, Lilo - pronunció lento, como si fuese incapaz de entender el trasfondo de aquellas palabras - No lo olvides.
Le di una sonrisa, una verdadera y duradera, pero no le respondí. Ya había dejado salir el nudo que me ahogaba cada día, ese mismo que causaba desmanes en los momentos más inoportunos. Cerré la puerta, no sin antes pronunciar un "Adiós", dejándole confundido, con la palabra en la boca y sin entender del todo lo que había sucedido.
Me di la vuelta y caminé con pereza a mi cama, sintiendo como el peso que anteriormente caía por sobre mis hombros, se había vuelto más liviano y versátil, como si yo pudiera decidir cuando cargarle y cuando dejarle a un lado.
No creí que su visita tuviese un impacto positivo en medio de mi fatídica pena, pero con el pasar de las semanas había construido una coraza a base de amor propio, que me mantuvo firma ante la decisión de superarle que ya había tomado.
Me acosté, así como estaba, sintiendo como cuerpo se fundía en la suavidad de las sábanas, reconfortándome, alineando mis pesares, para acompañarles en un profundo sueño que me resucitaría desde el tormentoso final que parecía nunca llegar a su fin, para al día siguiente amanecer, cargada de energía y vitalidad.
nueeeeeevo capítulo! disfrutenlo<3
y por cierto! llegamos a 1K de votos<3 estoy muuuuy feliz!!
muchas gracias por leer y votar!
PD. lo diré las veces necesarias, así que no olviden lavar sus manos y salir lo menos posible de sus casas!
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Detrás de escena // t.c✔️
Roman d'amourEn la abrazante ciudad de Los Ángeles, Timothée y Lilo se ven envueltos en un candente romance durante la grabación de una nueva película. Sin embargo, todo se torna difícil cuando los sentimientos comienzan a florecer. ¿Podrá Lilo aceptar el crecie...
