Mi corazón comenzó a latir a una velocidad frenética al ver las imágenes que se reproducían una y otra vez en la televisión. Dejé el tazón con yogur y cereales sobre la mesa de centro, para luego sentarme en el sillón y subirle el volumen a la tele.
Sharon pasó detrás de mí, mientras lavaba sus dientes. Se quedó de piedra al ver la pantalla. Corrió al baño, se enjuagó la boca y volvió, sentándose a mi lado.
-No puedo creerlo - dijo, mirándome con los ojos abiertos como platos.
-Yo tampoco - dije, tragando el nudo que se había formado en mi garganta.
-¿Estás bien? - preguntó, dejando de lado por unos minutos esas fotos que nos tenían totalmente hipnotizadas.
-Sí - asentí no muy segura.
-No te creo.
Apagó la televisión y nos movimos, terminando de arreglarnos para cada una partir de una buena vez a nuestros correspondientes trabajos. No volvimos a decir nada hasta que llegamos al gran estudio en donde continuaba el rodaje de la película.
-¿Estarás bien? - preguntó con notable preocupación la rizada de ojos café.
-Si, no te preocupes - respondí con parsimonia.
Le di un beso en la mejilla antes de bajarme del auto negro y caminar hacia el interior del estudio.
Pese a que el otoño estaba llegando a su fin, y el invierno parecía llegar cargado de energías, el sol brillaba en su máximo esplendor, rey majestuoso de los cielos que era capaz de dejar ciego a cualquiera. El abrigo que llevaba, comenzaba a pesar en mis hombros, pero se sentía reconfortante, casi como un abrazo materno.
Llegué a la sala de grabación y ahí pude ver a Timothée, sentado en una esquina con el celular en mano. No dejaba de mirarlo, pese a que Sarah intentaba entablar una conversación con él. No dude ni un segundo y saqué el mío que se encontraba en el bolsillo, ya que no lo había visto desde que desperté por lo que alguna novedad podría haber.
Y no me equivoqué.
El rizado que se mantenía en mi mente la mayor parte del tiempo, había enviado durante casi dos horas, más de cien mensajes. En todos preguntaba cómo estaba y cómo me sentía. Seguramente también había despertado con la primicia que daría que hablar por al menos el resto de la semana.
Guardé mi celular en mi bolsillo y con una seguridad que no sabía que tenía, caminé hacia él, quien al verme sonrió con nerviosismo.
-Buenos días - dije llamando la atención de Sarah, la cual no dejaba de hablar.
-Hola, Lilo. ¿Cómo te encuentras? - preguntó con entusiasmo mientras besaba mis dos mejillas, gesto que no me agradaba en demasía.
-Muy bien, ¿y tú? - pregunté solo por mera cortesía, ya que inmediatamente volví a abrir la boca - Rita te está llamando - mentira, no la necesitaba, pero yo sí necesitaba hablar a solas con Timothée.
-¿Ya llegó? - gritó, mirando su reloj - Le prometí no volver a llegar tarde.
Se despidió moviendo su mano, dejándonos solos, aunque no por completo, ya que había bastantes personas del equipo merodeando por el lugar. Sin embargo, a Timothée no pareció importarle, ya que se puso de pie e hizo el ademán de besar mis labios. Corrí mi cara instintivamente, casi como si lo que hicimos fuera un pecado que debería ser ocultado. Pasó sus manos por su cabello y suspiró mientras sus ojos volaban al techo. Se notaba su incomodidad y desilusión, pero no lo había pensado, solo actué por inercia, como si algo más fuerte que yo escrutara en mis movimientos.
-¿Podemos hablar en otro lugar? - pregunté luego de unos tortuosos segundos, mirando a mi compañero.
-Te espero afuera - habló con la voz totalmente quebrada.
Lo vi alejarse con la mirada gacha, ido de este mundo. Me sentía culpable y el corazón me dolía el solo pensar en que la había cagado. Sin embargo, las imágenes de esta mañana seguían rondando en mi cabeza, tal película de terror, inundando mis pensamientos a cada segundo. Quería dejar salir ese sentimiento que estaba oprimiendo mi pecho, pero insistía en quedarse ahí y hacer de las suyas.
Me moví sin dar grandes explicaciones a todos aquellos que se me cruzaban en el camino, pues, no estaba dispuesta a dar ningún tipo de explicación, pese a que mi horario de trabajo ya había comenzado. Vi a Henry, justo en la puerta de salida y maldecí una y mil veces, tapé mi rostro, intentando pasar desapercibida, pero fue en vano.
-¡Lilo! - exclamó mi nombre para luego despedirse de la persona con la que estaba conversando - Que bueno que llegaste. Hoy será un largo día.
-Si, ya estoy aquí - sonreí nerviosa, intentando maquinar alguna mentira para zafarme de él de la manera más rápida posible.
-Bueno, quería comentarte que estaba leyendo el guión y... - dejé de escucharlo, cuando pasó sus brazos por mis hombros, guiándome hacia el interior del estudio. Miré hacia atrás y pude ver a Timothée tras la gran puerta de cristal.
-¿Me disculpa un minuto? - dije, sacándolo totalmente de onda. Sus ojos se abrieron, frunciendo las cejas - Mi madre viene de Texas y necesito pasarle las llaves de la casa para que se quede - sonreí.
Henry cambió por su semblante por uno de completa comprensión, me golpeó el hombro suavemente y siguió su camino hacia el interior del estudio. Por mi parte, salí a través de la puerta para encontrarme a un Timothée sonriente, pues, lo más probable era que había visto toda aquella escena.
-¿Cómo lo hiciste para librarte de él? - sonrió cuando estuve a su lado.
-Le dije que mi mamá me estaba esperando afuera - respondí también sonriendo, recordando la mentira piadosa.
El rizado rió en respuesta e intentó acercarse a mí para abrazarme. Cerrando los ojos acepté su suave tacto, pese a que mi cuerpo rechazaba por completo la idea de tenerlo tan cerca.
-¿Qué te pasa? Ayer estábamos bien - habló aun apoyado en mi hombro, respirando con pesadez.
Intenté moverme para poder mirar sus ojos, pero se mantenía quieto, sintiendo el roce de nuestros cuerpos, de cada latido que se aceleraba a medida que pasaban los segundos.
Creo que en verdad había vuelto a meter la pata.
-Entré en pánico - confesé, sintiendo las lágrimas aparecer por mis ojos - Vi nuestras fotos en los programas de chismes en la mañana - hice una pequeña pausa, respirando el dulce aroma que su cuello emanaba - Y pese a que no saben quién soy, el solo hecho de pensar en el día que lo hagan, me asusta mucho.
Nunca pensé que estar expuesta al ojo público, haría sacar la parte más indecisa de mi ser. Normalmente, en mi vida cotidiana, justo antes de conocer a Timothée, no me era tan difícil tomar decisiones, porque cuando lo hacía, nadie, por más que lo intentara, podía quitarme esa idea de la mente. Sin embargo, ahora todo era diferente. A penas podía pensar con claridad, porque ya no estaba tan segura de lo que realmente quería.
-Pero me dijiste que aceptabas por completo esta relación - habló.
-Y lo hago - me separé de su cuerpo y al fin pude ver sus ojos, los cuales estaban un poco hinchados.
-Entonces demuéstralo.
Se acercó, pero esta vez unió nuestras frentes. Tenía sus labios rozando los míos mientra su respiración se fundía con la mía. Sus manos pasaron por mi cintura, quebrando la poca distancia que no quedaba y casi como un acto reflejo, posé mis manos sobre su pecho.
Deseaba tanto besarlo, estaba ahí, totalmente dispuesto a arriesgar todo; pero yo no podía. No quería mentirle, ni mucho menos engañar mis sentimientos, por lo que, cerrando los ojos y dando una gran bocanada de aire, me separé de él, susurrando un lo siento para luego entrar al estudio.
Lo había dejado solo, con su corazón colgando de un hilo.
Era un ser horrible.
nuevo capítulo ❤️
espero que les guste y no olviden votar y comentar 😊
muchas gracias! ❤️
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Detrás de escena // t.c✔️
RomanceEn la abrazante ciudad de Los Ángeles, Timothée y Lilo se ven envueltos en un candente romance durante la grabación de una nueva película. Sin embargo, todo se torna difícil cuando los sentimientos comienzan a florecer. ¿Podrá Lilo aceptar el crecie...