Septiembre, 2018
No era la primera vez que entraba a aquel lugar, mucho menos la última, pero esta vez había algo irracional que me impedía dejar de sudar. Sentía un extraño nerviosismo recorrerme la espinal dorsal, mientras que mi respiración se volvía errática con el pasar de los segundos.
A penas crucé las grandes puertas de cristal del estudio, la tan desconocida sensación parecía invadirme con mayor intensidad. Intenté pensar qué podría ser lo que me tenía de esa manera, pero no lograba averiguarlo. Quizás, solo quizás, se debía a que hoy sería mi primer día de trabajo oficial, es decir, las grabaciones aun no comenzaban, pero ya era hora de conocer a los actores con los que trabajaríamos, aunque la verdad era, que ellos necesitaban conocerse, leer el guión para, de una vez, apropiarse de sus personajes e interiorizarse con todo el ambiente del film.
Saqué mi teléfono de mi bolsillo, percatándome que había llegado un par de minutos antes de que la reunión comenzara. Por eso, entré a la oficina, casi vacía, saludando a las pocas personas que ya estaban sentadas alrededor de la larga mesa, y me dejé caer con naturalidad en una de las sillas giratorias, disfrutando del movimiento continuo que mis pies se esmeraban en alcanzar.
De a poco, la gente fue llegando, atenta, en medio de tímidos saludos, porque no éramos nada más que desconocidos que tendríamos que llevar a cabo un gran proyecto juntos. Analicé a cada uno, imaginando cuáles podrían ser sus roles en esta obra, hasta que la ronca voz de Henry me sacó de mis insimismados pensamientos.
-Buenos días a todos - saludó el director, de pie en uno de los extremos de la mesa.
Todos, incluyéndome, le devolvimos el saludo de la misma cordial manera, para que luego procediera con el protocolo de presentación.
En medio de palabras y algunos aplausos, los minutos pasaban lentos, especialmente cuando miraba la pantalla de mi celular, esperando la tan anhelada respuesta de buenos días de Timothée, pero nada llegaba. Así que, en medio de mi ansiedad por saber sobre él, bebí un poco de agua que traía conmigo en una botella,esperando calmar mis nervios.
Mala idea, pésima acción.
Porque al momento en que mi boca probó un poco de aquel elixir, mi mirada se dirigió hacia la chirriante puerta que anunciaba la llegada de, nada más y nada menos, Timothée.
En cosa de segundos comencé a toser con desespero, pese a mi disimulado intento de mantener la calma. Sin embargo, muy por el contrario, la mirada de gran parte de los presentes se movió en mi dirección, incluida la del rizado, quien al verme abrió su boca, para luego volver sus ojos hacia Henry, el cual le invitaba a sentarse en una de las sillas vacías justo frente a mi. Parecía que no le estaba prestando atención, y que quería mover sus ojos hacia mi dirección, como queriendo confirmar sus sospechas.
Los minutos se volvieron agónicos a medida que la penetrante mirada de Timothée se estrecha con vanidad en mi escuálido rostro, el cual pedía a gritos un poco de aire fresco. Suspiré, cerrando los ojos por unos minutos, queriendo descansar de aquella inminente sorpresa, para luego abrirlos, y toparme con una parpadeante notificación en la pantalla de mi celular.
Lo desbloqueé de inmediato, encontrándome con una mensaje de Timothée. Lo abrí y no pude evitar esbozar una sonrisa.
¿Así que trabajaremos juntos?
Corto y preciso, condicional y totalmente ajeno a nuestros colegas, quienes se esmeraban por mantener el hilo del largo monólogo que nuestro director se estaba mandando.
¿Te molesta?
Devolví el mensaje, mostrando mis dientes, sonriéndole con soltura, mientras este miraba con detención su celular, para luego comenzar a teclear. Porque en aquellas palabras desvanecía ese cómico teatro que se escondía en nuestra grata sorpresa.
Creo que será lo mejor que nos pudo haber pasado.
Al leerlo, sentí mis mejillas arder. No sabía muy bien el por qué, pero seguramente se debía a la confusión del momento.
Eso espero.
Escribí y mandé, para luego volver a prestarle atención a Henry, quien no paraba de mover su boca, pronunciando un sinfín de palabras que no lograba asimilar, ya que mis pensamientos divagaban, intentando encontrar respuesta alguna a la razón por la cual nunca antes conversamos acerca de nuestros trabajos. Supongo que en nuestras infantiles e inocentes mentes, conocedoras del mundo del espectáculo, no cabía la posibilidad de estar trabajando para el mismo proyecto.
Lo que volaba a través de mis pensamientos, como estrellas fugaces en noche de verano, provocó que la reunión terminara antes de lo esperado, incluso, antes de que me diera el tiempo para poder afrontar la estupefacción que nos causaba tenernos frente a frente.
Me puse de pie, tomando lugar entre los pequeños grupos que intentaban hacer conversación para poder conocerse mejor, si después de todo, pasaríamos buena parte de nuestros días. Me dirigí a la salida, no sin antes dar una última mirada al lugar en donde Timothée estaba sentado. No lo encontré, ni siquiera dentro de la asfixiante sala, así que me despedí de Henry con mi mano, para luego salir de aquel lugar, dando grandes zancadas.
Y ahí estaba, de pie frente a la puerta, conversando animadamente con unas cuantas personas, quienes le daban la mano con notable entusiasmo. Cuando pasé a unos cuantos metros y nuestras mirada conectaron, le regalé una tierna mirada, pidiéndole una corta plática, para aclarar la cómica situación de la cual éramos silenciosos potragonistas.
Timothée se despidió de sus ahora colegas, para luego seguir mi paso y perdernos tras las anchas puertas de cristal que daban acceso a la calle.
-Así que seremos compañeros de trabajo - murmuró el rizado en mi oído, pasando sus brazo por mis hombros.
-¿Cómo nunca antes hablamos de esto? - pregunté, sin poder retener mi creciente curiosidad.
-Supongo que nunca creímos que podríamos estar en la misma película - se encogió de hombros, sin detener el lento paso que nos llevaba a través de las agitadas calles de Los Ángeles - Además, no me dejaste leer el libreto en el que tanto trabajabas.
-¿Ahora es mi culpa? - respondí a la defensiva, separando nuestros cuerpos, riendo de manera juguetona, porque la verdad es que todo me causaba bastante gracia.
-Si - afirmó, dejando salir una risa, ganándose un leve empujón - Aún así, pese a toda la conmoción de verte allí sentada, me alegra mucho saber que te podré ver todos los días.
Detuvo su paso, ofreciéndome su mano para acercame lentamente hacia su escuálido cuerpo, el cual parecía hecho para moldearse con el mío. La tomé con temor, dejándome llevar por el gozo de aquel sentimental momento, sin saber su verdadera intención. De a poco, sus ojos observaron mis labios, para luego comenzar a acercarse y rosarlos con pasión. Cerré los ojos, y lo detuve. No podía, simplesmente no, mucho menos ahora que sabía que seríamos partícipes de la misma película.
-A mi también me gusta saber que te veré todos los días - confesé, cambiando el agitado ambiente que parecía florecer sin vergüenza alguna en medio de la calle.
Timothée movió un rebelde mechón de mi cabello, para luego depositar un casto beso en mi frente. Sentí que el mundo daba vueltas, al tiempo en que mi respiración se agitaba.
-Vamos por un café - mencionó, dándome una cálida sonrisa.
Le sonreí de la misma manera, para luego retomar nuestra caminata, la cual nos trajo una conversación latente, llena de risas y anécdotas, sin dejar de lado la sorpresa y felicidad que el trabajar juntos nos traería.
hooolis! he aquí un nuevo capítulo jejeje
paso por aquí para contarles que solo quedan 4 capítulos + el epílogo :(
espero que estén disfrutando la novela💜 así que, no olviden votar y comentar💜
P. D. cuídense mucho, laven sus manos, usen mascarillas y eviten salir!
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Detrás de escena // t.c✔️
RomanceEn la abrazante ciudad de Los Ángeles, Timothée y Lilo se ven envueltos en un candente romance durante la grabación de una nueva película. Sin embargo, todo se torna difícil cuando los sentimientos comienzan a florecer. ¿Podrá Lilo aceptar el crecie...