Me sentía estúpida, pero estaba vez no me permitiría llorar. La culpa había sido solo mía y no podía negarlo.
Me moví incómoda en mi cama, intentando conciliar el sueño, mas me era imposible. La imagen de Timothée con los ojos llorosos me tenía más que consternada, porque principalmente había sido mi culpa. Estaba vez, merecía su desprecio y su silencio, pero no lo quería. ¡Por supuesto que no!
¿Quién en su sano juicio se negaría al amor de esos ojos turquesa?
Yo no, y puedo decirlo con propiedad, porque no estaba en mis cinco sentidos, claramente había algo que andaba más que mal en mi cabeza.
Volví a moverme entre las sábanas que solo pesaban sobre mi cuerpo. Quería arrancarlas y dejar de sentir la impotencia que corría por mis venas. Sabía que no tenían la culpa y que por más que las quitara, nada cambiaría.
Agarré el teléfono que estaba sobre la mesa de noche, justo al lado de mi cama, y en seguida la luz me cegó casi por completo. Eran las cuatro con dieciseis minutos y parecía que no había pegado ojo en toda la madrugada, pese a que decidí acostarme temprano para no tener que hablar con Sharon y así evitar el sermón que me daría. Lo merecía, era totalmente consciente, pero ya tenía esa vocesita calando lo suficientemente mis entrañas como para también escuchar a mi amiga recordarme lo estúpida que había sido.
Abrí instagram inconscientemente, normalmente era la primera red social en la que ingresaba cuando no tenía nada que hacer. Vi algunas historias, y luego le di me gusta a algunas publicaciones, paisajes hechos con filtros, actrices y modelos posando con descaro y noticias de algunas horas. Nada fuera de lo normal. Estuve así por un largo rato, sintiendo el sueño pesar en mis ojos, obligándome dejar el aparato a un lado para caer rendida en los dulces y tersos brazos de Morfeo. Pero una pequeña vibración, anunciando la llegada de una notificación, me hizo saltar por completo. Me negué rotundamente a ver el celular, incluso me di vuelta en la cama, pero este volvió a sonar. Lo cogí con coraje, desbloqueándolo y encontrando un nuevo mensaje de instagram. Era Collins, quien decía: ¿No puedes dormir?
Bufé en mi interior, pataleando y maldiciéndolo una y mil veces por haberme despertado con un mensaje para nada importante.
¡Lo hacía, hasta que tu mensaje me despertó! Respondí sin nada de sutileza, con toda la intención de volver a dejar el teléfono a un lado y así quedarme dormida, ya que el sueño aún pesaba sobre mis ojos. Sin embargo, fue en vano, porque a penas intenté dejarlo sobre la mesa de noche, volvió a sonar.
Resignada, lo desbloqueé esperando la insensata respuesta de mi colega, pero encontré un mensaje de una cuenta con la cual solía gastar mis horas hablando. Ahí estaba el mensaje de Timothée, tan inesperado y deseado a la vez. Mi pecho se oprimió casi al instante y las lágrimas amenazaron con salir. Respiré, inhalando y exhalando con sutileza, disfrutando el entrar del aire en mi cuerpo y el hecho de estar viva otra noche más.
Cuando ya me sentí más tranquila, abrí el mensaje, el simple mensaje que alteró por completo mi ser.
Parece que no puedes dormir.
Reí en mi interior, por lo frío y cortante que sonaba; nada especial, ningún emoticón, solo un frío punto final que marcaba la diferencia y el pésame inevitable. No sabía que responder, pero no quería devolver el mensaje de la misma manera.
No tienes idea de lo difícil que ha sido no dormir.
Lo envié con la adrenalina a mil. Quería lanzar el teléfono lo más lejos de mi, pero sabía que era una idea estúpida, ya que quedar con el aparato hecho trizas no sería una buena idea, especialmente porque trabajaba gran parte del día con él.
Si te entiendo. No he podido conciliar el sueño, recordando a alguien...
Si antes me sentía una tonta, ahora no habían palabras para especificar lo que estaba sintiendo. Mis ganas de llorar volvieron a surgir y esta vez parecía que no se detendrían.
No eres el único.
Respondí, totalmente a defensiva, esperando que su nueva respuesta no fuera tan hiriente.
¿De verdad? Pues, la chica con la que salía ya no quiere estar conmigo, y he estado debatiendo conmigo mismo si es que debo dejarla.
Terminé de leerlo y estaba hecho un mar de lágrimas. Me dolía cada palabra, cortaba profundamente un pedazo de mi ya roto corazón. Sabía que el estaba sufriendo con esta situación y mis constantes cambios e inseguridades, pero era más grande que yo. No podía controlarlo.
Tecleé rápidamente una respuesta, pero no alcance a enviar más que un simple Timothée, cuando recibí su corta y fría respuesta.
Buenas noches, Lilo.
Casi podía escuchar esas palabras pronunciadas por sus labios, las cuales me evocaban a la primera noche que pasamos juntos. Nada especial, éramos solo nosotros abrazados en la elegante ciudad de París mientras me acurrucaba en sus brazos y susurraba en mi oído un tierno buenas noches. Nada parecido al mensaje que había recibido.
No respondí nada, solo dejé el teléfono a un lado y me di vuelta, mirando hacia la pared. Ya no era un secreto el pedido de auxilio de mis lágrimas, así que las dejé salir sin tregua alguna.
No sé cuanto tiempo estuve llorando, pero los minutos se hacían eternos mientras mis pensamientos divagaban sin cesar.
Me quedé dormida en algún momento, y solo fui consciente cuando desperté producto del molesto sonido de la alarma. Mis hombros me pesaban, igual como si hubiera cargado un gran saco de piedras. Me levanté y fui al baño. Me detuve cuando mi silueta se reflejó en el espejo. Mis ojos estaban más hinchados de lo normal, mientras mi pelo negro caía debajo de mis hombros. Podía ver la tristeza en mi rostro, el mismo que me delataba sin disimulo. Odiaba tener que ser tan evidente.
Me di una ducha rápida, intentando sacar el mal rato de la noche. Una vez salí, Sharon se encontraba en la cocina preparando el desayuno. Por mi parte seguía envuelta en una toalla mientras mi cabello caía húmedo.
-Parece que alguien tuvo una pésima noche - dijo mi amiga, sonriendo.
-Que comes que adivinas - bufé, entrando al pequeño cuarto a un de la cocina en donde se encontraba la lavadora y la ropa que limpia.
-Te ves del asco, incluso después de bañarte.
Me miró de pies cabezas mientras salía del cuarto sosteniendo unos pantalones. Le saqué la lengua y caminé hasta mi cuarto para vestirme.
Una vez estuve lista, fui directo a la cocina en donde Sharon estaba sentada escuchando la radio mientras tomaba su desayuno. Una taza de café caliente, más unas tostadas con mantequilla me esperaban sobre la mesa, y también el infaltable jugo de frutas que la rizada con tantos esfuerzo se esmeraba en hacer todas las mañanas.
-No sé qué haría sin ti - le dije una vez me llevé una rebanada de pan a la boca.
-Morir de hambre - dijo, dando un sorbo a su taza de café.
-Me siento como la mierda - dije entre risas, recordando el largo día que me esperaba, viendo la cara de Timothée en cada rincón del set.
-Nada nuevo - respondió.
El desayuno siguió en completa tranquilidad. No me referí al tema y a lo acontecido durante la noche, me lo guardé como si hubiese sido un oscuro secreto, casi vergonzoso; quizás estaba esperando que Sharon dijera algo, ya que normalmente sentía cualquier situación que me incomodaba o me traía alguna especie de inconveniente, porque sabía como era y lo emocionalmente inestable que podía llegar a ser.
nuevo capítulo! espero que ko estén disfrutando ❤️ no olviden votar y comentar!
muchas gracias 😊❤️
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Detrás de escena // t.c✔️
RomanceEn la abrazante ciudad de Los Ángeles, Timothée y Lilo se ven envueltos en un candente romance durante la grabación de una nueva película. Sin embargo, todo se torna difícil cuando los sentimientos comienzan a florecer. ¿Podrá Lilo aceptar el crecie...