t r e i n t a y n u e v e

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-¡Mierda, Lilo! - gritó Sharon, al tiempo en que dejaba caer su cuerpo sobre el sofá - Hable de una maldita vez.

Acabábamos de llegar a la casa, luego de haber salido a comer por ahí, disfrutando de nuestra mutua compañía y del tan esperado fin de nuestros proyectos. Era una celebración a nuestros logros que no habían finalizado por completo, ya que solo me quedaba un día de rodaje, mientras que a mi amiga que le quedaba esperar que artículo saliera a la venta y que las críticas hablaran por si solas. Sin embargo, y como nunca, la seguridad se apoderó de nosotras, nos picó el bichito del orgullo, susurrándonos que era hora de salir de esas cuatro paredes y comenzar a disfrutar lo que el esfuerzo traía consigo.

No quise tocar ninguno de los temas que han estado rondando por mi mente durante los últimas días, porque quería que nuestra improvisada salida fuera un deleite nostálgico, esperando encontrarnos con nosotras mismas y el lazo que tanto nos unió. La amistad que sembramos no nació de la noche a la mañana, y se mantuvo libre de estragos solo por la capacidad de pedirnos disculpas, cada vez que la cagábamos. Nos peleábamos, nos distanciábamos, a veces ni siquiera nos mirábamos, pero al final del día, podíamos reírnos de nuestras diferencias y aprender a no volver a caer en ellas.

Me dejé caer sobre el sofá, un tanto nerviosa, porque a pesar que no toqué el tema durante la salida, tenía pensado hablarlo al final del día. Era mucho tiempo el que llevaba en silencio, maquinando las palabras correctas, esperando el momento indicado, pero no podía seguir esperando por tanto tiempo; podía ver como una parte de nuestra amistad comenzaba a declinar.

-Me conoces y sabes como soy - comencé, observándole con detención. Se veía expectante ante mi discurso - Y también sabes que nuestra amistad ha sobrevivido solo por las constantes disculpas - la escuché soltar una risa, contagiándome - Y esta vez quiero volver a disculparme, porque la he cagado, me he olvidado de ti y solo me he concentrado en mi relación con Timothée y ...

-Lilo, no seas ridícula - comentó entre risas, lanzándome un cojín, el cual cayó justo en mi rostro - Sé que estás enamoradísima de él y que no puedes olvidarlo, y te entiendo - asintió.

-Sé que me entiendes - hice una pausa, suspirando - Pero no por eso nuestras conversaciones siempre tiene que estar él. No sé mucho lo que está pasando con tu vida, a penas te pongo atención - le di una sonrisa de medio lado. Ahora nuestros semblantes habían cambiado y las facciones de Sharon se encontraban totalmente serias, analizando con detención cada una de mis palabras y movimientos - Y no está bien - agaché la cabeza, porque había una gran diferencia entre pensarlo y decirlo, se volvía tangible, más real.

-No quise decirte nada, porque eres muy terca y no me escuchas - negó, elevando su ceja, en señal de ofensa - Pero ya somos adultas, Lilo. Es normal que todo cambie.

-Pero vivimos juntas y compartimos nuestras experiencias. No está bien que solo yo lo haga - ladeé mi boca, esperando que entendiera mi punto.

-Bueno, si - dijo, poniéndose de pie - De alguna forma me alegra que hayas abierto los ojos.

-Gracias por no odiarme - reí, imitando su actuar.

-Si lo hice, créeme - rió.

Comenzamos a caminar hacia nuestras habitaciones. Era tarde y mañana era el último día de trabajo de ambas, estábamos cansadas y se nos podía ver en nuestros ojos, como se cerraban de a poco, pidiendo clemencia. Miré por última vez a mi amiga antes que entrara a su pieza. 

-Buenas noches, Sharon - murmuré, sin querer despertar a mi madre y hermana, quienes se encontraban durmiendo en la habitación contigua a la mía.

-Buenas noches, Lilo - susurró entre risas - Y no olvides que mereces mucho más - para terminar sus lindas palabras, me mostró el dedo del medio, arruinando por completo su mensaje.

Le mostré la lengua y entré a mi habitación, cerrando la puerta tras mi espalda, escuchando como Sharon hacía lo mismo. Me apoyé sobre la puerta, suspirando con alivio. La conversación con mi amiga había sido todo un éxito, a pesar de que ella no compartiera del todo mis sentimientos.

Me vestí rápidamente con un pijama abrigador, despojándome de mi ropa que ya a esa altura del día, me molestaba de sobremanera, para luego lavarme los dientes y limpiarme los restos de maquillaje aun existentes en mi rostro. Una vez terminada mi rutina de aseo, me dejé caer sobre las colchas y pude sentir el dulce placer de caer en los brazos de Morfeo. Tomé mi celular, que  se encontraba en la mesa de noche, para ponerlo a cargar, no sin antes revisar por última vez algunos mensajes y correos.

Quería que la Tierra me tragase y me escupiera en China, o en otro planeta si era posible. Un tímido "Hola", por parte de Timothée se escondía entre la casualidad de mi bandeja de mensajes sin leer. Sentí como mi corazón se aceleraba con desespero, reaccionando naturalmente a sus actos. No quise abrirlo, lo dejé ahí sin leer.

Aún me era muy difícil explicar las múltiples emociones que el rizado causaba en mi. Su extraña relación con Sarah, me hacía dudar de la honestidad de sus sentimientos, provocando que las dudas crecieran y a penas me dejaran pegar ojo por la noche. Nunca antes me había costado tanto terminar una relación, aceptar que ya no estábamos en la misma sintonía, y que  nuestros mundos giraban al rededor de diferentes ejes.

Me dolía verle todos lo días, con su cara perfecta que no mostraba ninguna pizca de tristeza, o nostalgia, porque pese a que las cosas no terminaron de la mejor manera, el amor y cariño seguía intacto, vibrando fugaz cada vez que le veía sonreír o hablar, moviendo sus labios, terminando en una dulce sonrisa; y una parte de mí, esperaba que él también lo sintiera. Era extraño no verle de la misma manera, no tenerle junto a mi en las frías noches de este invierno, no esperar los besos y caricias furtivas que compartíamos entre escenas, esperando que nadie nos viera. 

Y por eso agradecía que el rodaje de esta bella película llegara a su fin. Todo en la vida tiene un ciclo, y el final de las grabaciones significaba el fin de mi relación, de verle todos los días y desearle de manera demencial. Pero ya lo estaba aceptando, trabajando diariamente en mis sentimientos, en mi persona, aprendiendo de mis constantes miedo errores, para no volver a cometerlos.

Dejé el celular en el velador, cargándose. Olvidé el mensaje del rizado, porque responderle sería dar un paso hacia atrás y él no estaba dispuesto a hacerlo; me lo hacía dejado más que claro esa singular mañana, en donde mis esperanzas comenzaron a derrumbarse, para terminar esparcidas por el suelo, cuando las fotos junto a Sarah comenzaron a hacerse viral a través de Internet.

No podía verlo con claridad, pero estaba dando un paso a la incertidumbre, al desconsuelo total de no seguir lo que mis sentimientos clamaban, era una rebelde sin causa, porque a pesar de que mi objetivo era claro, sentía las piernas flaquear, tiritar ante su persona, volviéndome pequeña y estúpida, para amanecer convertida en otro ser.






nueeevo capítulo! espero que lo hayan disfrutado! y quería comentarles que a pesar que quedan varios capítulos aún, estamos llegando al final de la historia! 

no olviden dejar sus votos y comentarios!<3 de verdad se los agradecería un montón!

PD. lávense las manitas y sigan la cuarentena!

PD 2. cuando la historia llegue a los 5K de lecturas, haré maratón jeje

Detrás de escena // t.c✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora