Prendí las luces del árbol cuando el sol había desaparecido casi por completo, volviendo la habitación oscura, que solo iluminaba la escuálida silueta de Timothée que se movía de un lado a otro, ordenando los últimos detalles para que la velada fuera la más ideal.
Me senté en uno de los sillones, tomando mi copa de vino que reposaba sobre la mesa de centro. Bebí un sorbo y sentí unas extrañas mariposas volar por mi abdomen. No pude evitar recordar la Navidad pasada y lo diferente que sería en comparación a esta. Me sentía más que amada al lado del rizado, quien pese a nuestras diferencias se mantenía a mi lado.
La pequeña discusión que mantuvimos antes de entrar al supermercado, me ayudó a reflexionar sobre lo que realmente sentía y lo que estaba pasando conmigo, dentro de mi cabeza. Quería a Timothée y estaba dispuesta a que nuestra relación se hiciera pública, porque eran las consecuencias de estar con él.
-¿En qué piensas tanto? - preguntó sentándose a mi lado, reposando su cabeza sobre mis piernas.
-Nada importante - respondí con una sonrisa en el rostro.
Comencé a acariciar sus rizos, sin despegar mi mirada de la suya. Se sentía tan bien tenerlo de esa manera.
-¿A qué hora llegará tu mamá? - rompió el cómo silencio que se había instaurado.
-Pronto - dije, mirando mi reloj de pulsera.
-Estoy nervioso - comentó, cerrando los ojos.
-¿Por qué? - reí mientras bebía un poco del dulce vino que parecía relajarme.
-Por conocer a tu hermana.
No pude evitar soltar una carcajada.
-Sabe más de ti que tú - comenté.
Timothée enderezó su cuerpo, posicionándose a mi lado, rompiendo cualquier distancia que pudiera separarnos. Mi corazón comenzó a latir más fuerte mientras sentía como su mano se desplazaba desde mi cintura hacia mi mano para quitar la copa de vino ya vacía y dejarla sobre la mesa de centro. Entendí todas sus intenciones cuando sus labios rozaron los míos. El salón estaba únicamente iluminado por las luces del árbol y algunos adornos que pendían del techo, por lo que a penas podía ver el verde de sus ojos, que probablemente se había vuelto negro gracias a la lujuria que nos acechaba.
No intenté zafarme o detener sus manos traviesas que comenzaban su camino por debajo del suéter rojo y verde que cubría la parte superior de mi cuerpo. Me dejé llevar una vez que nuestros labios se unieron, sintiendo la adrenalina correr por mis venas. Metí mis manos bajo su camisa y a tientas la fui desabotonando, lento, nadie nos apuraba.
Como pudimos, nos pusimos de pie sin detener las constantes y excitantes caricias que recorrían sin ningún escrúpulo el cuerpo del otro. Caminamos hasta llegar a mi habitación, la cual era iluminada por la tenue luz de los edificios a la distancia. Un paisaje épico, digno de una película de amor. Nos tiramos en la cama, dejando salir toda la pasión que envolvía el ambiente y nuestros organismos que pedían a gritos un poco más, la ansiada liberación del alma.
-¡Mierda, Lilo! - exclamó mientras sus embestidas se volvían más prolongadas - Creo que te a...
No permití que lo dijera, que se arrepintiera en unas horas por las emociones desprendidas en un momento tan íntimo. Lo callé besando sus labios pausadamente, cerrando los ojos para olvidar sus certeras palabras que ocultaban a la perfección la conmoción de nuestros cuerpos desnudos, volviéndose uno.
Lo sentí llegar y en cosa de segundos, me dejé desvanecer sobre su cuerpo inerte, sintiendo el orgasmo recorrer mi cuerpo. Me hice a un lado y nuestras miradas se conectaron. Solté una risa que en seguida se convirtió en un ataque de risa. Timothée no podía dejar de reír mientras intentaba relajar su agitada respiración. Me senté en la cama, mirando el desorden de las sábanas y de nuestra ropa esparcida por todo el suelo. El rizado imitó mi acción, quedando en la misma posición. Sin embargo, ninguno se atrevió a decir algo, ni siquiera a intentarlo. El silencio valía más que mil palabras.
Cuando creí que nunca antes había sentido tanta paz y tranquilidad en mi ser, escuché las puerta principal abrirse y con ella las estruendosas carcajadas de mi madre y hermana, acompañada por un: ¡Lilo, ya llegamos!
Miré a Timothée, quien al percatarse de su llegada, abrió la boca y soltó una fuerte carcajada que retumbó por toda la habitación, para luego ponerse de pie y vestirse lo más rápido posible.
-No te preocupes - habló, terminando de abrochar el último botón de su camisa a rayas blancas y rojas - Les diré que estás tomando un baño.
Se acercó hacia mi cuerpo que seguía quieto, como en trance. Besó mi frente y desapareció por la puerta. Suspiré hondo, permitiendo que el aliento perdido volviera a mis pulmones. Había sido un momento mágico, lleno de incógnitas y nuevas emociones, pero me sentía perdida e incómoda y no entendí por qué.
Me puse de pie, caminé hacia el baño y me di una corta ducha que solo dimitió las dulces caricias que Timothée me había proporcionado hace unos minutos. Quería dejar de pensar, olvidar y que el amor fluyera, sin limitaciones. Me vestí con una vestido gris de mangas largas, unas pantys amarillas y unos botines a juego. Sencilla y cómoda.
Tomé todas las fuezas que podía y me adentré en el salón, donde Ailani, Clarisse y Timothée mantenían una conversación que giraba en torno a este último. Mi hermana se veía emocionada, no dejaba de hacerle preguntas y reír ante cada una de sus respuestas.
-Hola - hablé lentamente.
-¡Lilo! - chilló Ailani, poniéndose de pie.
Llevábamos bastante tiempo sin vernos y tenerla frente a mí, hizo olvidar todos los disgustos que tenían anestesiada mi mente, salí de mi burbuja y volví a mi adolescencia junto a Ailani y nuestras constantes peleas por cosas sin importancia.
El resto del la noche pasó en perfecta armonía, totalmente pacífica, sin ninguna alteración. Mi madre se limitó a conversar y no a hacer ningún tipo de comentario desubicado, mientras que Ailani no dejaba a Timothée ni por un segundo, incluso tomó un montón de fotos de ellos dos y de todos juntos en medio de la cena, que fue alabada por la originalidad del plato principal y lo delicioso que estaba el postre.
A la hora de abrir los regalos, todo fue alegría y recuerdos de las navidades de mi infancia, la euforia de tener un regalo, pese a que no siempre era lo que quería. Me sentía bien y relajada, emociones que no sentía hace un montón.
aquí otro capítulo! no olviden votar y comentar, en verdad me interesa saber que piensan sobre la historia!<3
ESTÁS LEYENDO
Detrás de escena // t.c✔️
RomansaEn la abrazante ciudad de Los Ángeles, Timothée y Lilo se ven envueltos en un candente romance durante la grabación de una nueva película. Sin embargo, todo se torna difícil cuando los sentimientos comienzan a florecer. ¿Podrá Lilo aceptar el crecie...