Capítulo 2

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—No es un planteo mi amor, no me gusta que hablen mal de ti y digan cosas que no son.

Escucho el tranquilo latido de su corazón con mi cabeza apoyada en su pecho desnudo, mientras acaricia mi cabello tiernamente.

Obviamente alguien le fue con el chisme de que casi beso al chico nuevo en el pasillo, pero él no les creyó, confía en mí, y eso debería hacerme sentir culpable pero no es así.

—No me importa, tampoco debería importarte a ti. Solo dime quién te lo dijo y yo me ocuparé. —Dejo un besito en su pecho y me aparto para buscar mi ropa.

—Fue Violeta Funes —responde jalándome de nuevo a su cama—. No te vayas, quédate a dormir conmigo...

Le doy un pequeño beso y me vuelvo a poner de pie.

—Por la mañana es más difícil salir.

No es que las reglas de no visitar las habitaciones de los chicos sean tan estrictas, somos todos mayores de edad y no pueden evitar que tengamos sexo, así que, aunque no hay un control exhaustivo, si justo te pillan saliendo no les queda otra que sancionarte.

—Espera que te acompaño. —Se pone de pie también buscando su ropa en el suelo.

—No, no hace falta. —Sonrío y miro la hora en mi teléfono.

Son las dos de la madrugada y tengo que levantarme a las siete, genial.

—Ya están las luces apagadas, no quiero que te asustes.

Ow, a veces me siento culpable por no decirle la verdad, pero cada persona que lo ha sabido se ha vuelto extremadamente sobreprotectora, y lo que más me gusta de estar con él, y en esta universidad es poder sentirme normal.

—Estaré bien, gracias por ser tan lindo.

Le doy un último beso y salgo antes de que pueda vestirse.

No se ve absolutamente nada, así que tengo que usar la linterna de mi teléfono. No suele haber nadie por aquí, solo quedan un par de guardias en la noche y por lo general están en la entrada.

Me quito los zapatos para que no hagan ruido y camino lentamente atravesando el pasillo para llegar al otro lado cuando de pronto siento un ruido proveniente de la habitación de archivo. Dudo que alguien esté trabajando a estas horas, y siento curiosidad por saber quién está metiéndose en problemas.

Entonces recuerdo las palabras de Nina la última vez que sucedió algo como esto.

—Si escuchas un ruido perturbador en mitad de la noche ¿Qué haces?

—Ir a ver qué pasa —había respondido yo.

—¡No! —gritó escandalizada— Sales corriendo en la dirección contraria. ¡Por Dios, Amaya! ¿Acaso no has visto películas de terror?

—Sí, pero lógicamente no logran hacerme sentir nada, solo asco cuando son muy sangrientas.

—Pero las personas allí se mueren en cuanto van a ver qué pasa, no es miedo, es sentido común. A veces me preguntó de cuál de los dos careces más...

Y tal vez tenga razón, porque justo ahora me pasaré por el culo su indicación e iré a ver quién es, como sea no me quedaré con la intriga.

Camino hacia la puerta de la que proviene el sonido, una luz tenue sale por debajo de la puerta, está usando una linterna pero no ha encendido las luces.

Sin importarme una mierda si hay un asesino serial al otro lado, abro la puerta un poco para entrar y la vuelvo a cerrar una vez que estoy adentro.

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