Capítulo 49

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"El hombre orgulloso rara vez es una persona agradecida porque nunca cree que ha recibido tanto como merece."

Max Lucado

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G A E L

—¿No podías esperar? —me regaña mi papá por lo bajo en cuanto estamos en el hospital.

—Fue algo que sucedió, no tuve tiempo de pensar —me excuso intentando mantener el tono bajo— ¿No podemos evadir las pericias? No me hicieron nada...

No me quedó mas alternativa que decirle a mi papá lo que pasó con Nina, porque van a hacerme pericias físicas ahora y es posible que los resultados se vean alterados de algún modo.

—¿Entiendes que nunca debiste salir de aquí? ¿Ahora cómo vamos a explicar que tuviste sexo voluntario mientras estabas secuestrado? Me dijiste que solo ibas a buscarla, luego te quejas de que nunca confío en ti pero no dejas de comportarte como un niño.

Me merezco el regaño, él tiene razón; no estaba en mis planes, solo me dejé llevar por el momento, la adrenalina y el amor, supongo.

—Ya, tampoco lo hostigues tanto —interviene mamá en mi defensa— ¿Acaso nunca fuiste un adolescente enamorado?

—¡Deja de sobreprotegerlo! No es un adolescente, tiene veintiún años, ya debería comportarse como un adulto.

—Lo siento... —es todo lo que logro decir.

—¿Sabes qué pasa? Ahora arreglaré tu mierda y no te harán las pericias, pero si descubren esto estoy afuera del caso, y si eso pasa la pena mínima para el padre de Amaya podría ser de veinticinco años. Si no es que ella va a la cárcel también... A ver con qué cara se lo dices a tu hermano.

—No se lo digas así, ya te dijo que no fue su intención y...

—¡Que no te metas, mujer! —la interrumpe mi padre severamente enojado— No es tu trabajo el que está en juego, ni la libertad de la persona que amas, si es que de verdad amas a alguien.

Nunca, en todos los años que tengo de vida, había visto a mi papá hablarle a mi mamá de ese modo. Y no es por la tensión, ni por la situación, porque dramas hemos tenido de sobra y ellos siempre se han mantenido sólidos y unidos.

—¿Qué está pasando? —cuestiono frunciendo el entrecejo.

—Que tu mami te lo explique mientras yo arreglo tus cagadas... —Voltea y abandona la habitación del hospital cerrando la puerta detrás de sí.

Mi mamá está a nada de llorar, algo serio está pasando, de algo me perdí cuando estuve secuestrado.

—Ma... —murmuro mientras la atraigo hacia mí para abrazarla— ¿Pasó algo malo?

—Cometí un error... bastante grande —asume—, ¿No has hablado con tu hermano?

—No, apenas si lo vi.

—Oliver no dejaba de pedirle a tu papá para ver a Blas, y él no dejaba de decirle que sí. Yo no quería que lo viera, pero tu padre decía que teníamos que dejarlo seguir su camino, cerrar sus heridas y resolver las cosas que tenía pendientes. Insistí tanto que notó que tenía otro motivo para no querer que lo vea, y tuve que decirle la verdad.

—¿Cuál es la verdad?

Demora mucho en volver a hablar, no me imagino qué puede ser tan terrible como para que mi padre esté tan enojado con ella; siempre se enoja conmigo, algunas veces se enoja con Oliver, pero ¿con mi mamá? Nunca.

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