Capítulo 26

6.8K 815 232
                                    

"Puedes pretender olvidar el pasado, pero siempre lo tendrás presente."

Anónimo

———————————————

El frío ha llegado a lugares impensados de mi ser, solo yo salgo solo con una camiseta con temperaturas bajo cero, es que ni siquiera lo pensé.

El aire acondicionado del auto está encendido, pero no es suficiente, necesito diez abrigos y una estufa.

Gael se detuvo en un sitio y bajó del auto, lo hubiera seguido si no estuviera a un segundo de congelarme, si bajo a la nieve no lo resistiré.

Me duele la cabeza, dormí poco y mal, además tengo mil preguntas dando vuelta en mi mente. Todo es complicado, no sé qué pensar, ni en quien confiar, me siento confundida y vulnerable, y lo peor es que eso solo te hace tomar malas decisiones.

Me acerco a la ventana y miro el cartel del sitio en el que estacionamos. Está cubierto por la nieve y, aun así, se logra leer la inscripción de “Cementerio Municipal”.

Vino a ver a su mamá.

Me sorprendo a mí misma por lo mucho que me duele eso, nunca me duele nada que no me suceda a mí e incluso a veces ni siquiera eso.

Vale mierda el frío, necesito verlo así que bajo del auto. Voy a congelarme, froto mis brazos enérgicamente y no sirve para nada, aun me congelo. Corro hacia la entrada y me detengo allí, justo un metro después de cruzarla.

La piel se me eriza y no es por el frío, y saben que yo no tengo miedo. Los recuerdos me bombardean de una forma tan intensa que me abruma y mis ojos se llenan de lágrimas.

La última vez que estuve en un cementerio fue cuando él murió.

No murió, lo mataron. Ella lo mató.

No llores Amaya, eres una niña fuerte”, las palabras de mi padre mientras veía descender el cajón retumban en mi cabeza. “Lo encontraremos, encontraremos a quien lo hizo y lo mataremos también”

Pero no lo hicimos, no pudimos, y él está bajo tierra cuando la persona que lo mató camina libre entre nosotros. ¿Esto hace el amor? ¿Qué no podamos siquiera vengar a nuestros muertos?

—Lo siento papá, pero yo no puedo prometerte eso.

—Es lo mejor May, regresaré, te lo prometo.

Aún lo estoy esperando. Siento mi pecho oprimirse, no puedo llorar, las niñas fuertes no lloran, solo se ahogan en su dolor mientras le sonríen al mundo.

Nunca he llorado por él y no lo haré ahora, retrocedo sobre mis pasos de forma acelerada cuando unas manos tocan mis hombros.

—No me digas que le temes a los fantasmas… —se burla Gael con una media sonrisa, pero las manos no son de él sino de Oliver, él sabe que no le temo a nada y por eso su expresión es más preocupada.

—¿Estás bien? —pregunta centrando su mirada en mí.

Asiento porque no puedo hablar y mi labio inferior tiembla.

—¿Cómo sales así? —protesta mirando mi ropa y de inmediato se quita el abrigo y lo pasa por mis hombros— Tiene los labios morados, ¿Cómo la dejas salir así? —le grita a su hermano.

—No soy su papá, no se abrigó y ya.

—¡Pero ella no mide los peligros! ¡Tú debes medirlos por ella!

SuperficialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora